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Recomienda IMSS disminuir el consumo de carnes rojas y mariscos

La alteración metabólica del ácido úrico es el principal factor que desencadena los ataques agudos del padecimiento de Gota
lunes, 15 de agosto de 2016
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El padecimiento de gota es un problema de salud provocado por la alteración metabólica del ácido úrico en el cuerpo, cuya prevalencia se ubica entre el 0.4 y 0.7 por ciento de la población, de acuerdo con datos epidemiológicos a nivel mundial, siendo ésta más frecuente en hombres que en mujeres.

Es considerada como una enfermedad reumática, debido a que la acumulación de sales de ácido úrico ocurre sobre todo en las articulaciones, riñón y tejidos blandos, informó La doctora Ivonne Guadalupe Flores Valenzuela, Jefe de Medicina Interna del Hospital General de Zona (HGZ) N° 15 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Reynosa, Tamaulipas.

La especialista señaló que la artritis gotosa se desarrolla después de varios años e incluso décadas de padecer hiperuricemia, niveles elevados de ácido úrico en la sangre, la cual se manifiesta con dolor intenso e inflamación en la articulación del dedo gordo del pie, tobillo y, con menos frecuencia, en la rodilla.

Dio a conocer que los síntomas iniciales se presentan regularmente con dolor en una articulación, pero del 10 al 15 por ciento del primer ataque de gota puede ocurrir en varias articulaciones de manera repetitiva.

La doctora Flores Valenzuela, destacó que en la actualidad, las alteraciones del metabolismo del ácido úrico están ligadas directamente con enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes y resistencia a la insulina.

Por lo que recordó el papel fundamental que juega PrevenIMSS en la detección oportuna de estos factores de riesgo, relativo a eventos coronarios y cerebrovasculares que aumentan significativamente, al incrementar las concentraciones de ácido úrico en la sangre.

Explicó que el consumo excesivo de carnes rojas, vísceras, bebidas alcohólicas y mariscos se relaciona con el aumento de riesgo de sufrir ataques de gota.

El diagnóstico clínico de la enfermedad se determina en el Instituto con base a la existencia de cristales de urato de monosodio en el líquido sinovial y la elevación de los niveles séricos de ácido úrico.

El desarrollo natural de este mal puede comprender cuatro etapas: aumento en la concentración sérica de ácido úrico y uratos en la sangre (hiperuricemia sin síntomas); inflamación de una articulación caracterizada por dolor, calor, enrojecimiento y tumefacción de curso agudo, que se manifiesta generalmente por las noches (crisis recurrentes de artritis gotosa aguda); depósitos de agregados de urato monosódico (tofos, nódulos formados por los cristales que aparecen en las articulaciones), así como por enfermedad renal con formación de cálculos en vías urinarias (urolitiasis).

La gota tofácea crónica consiste en el depósito masivo de urato en el tejido subcutáneo o en las estructuras articulares, y ocurre después de 10 o más años del trastorno cuando no es tratado médicamente.

Al presentarse una crisis de artritis aguda el IMSS recomienda al paciente reposo absoluto, se le recetan medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como la colchicina, corticoesteroides sistémicos o intraarticulares y sobre todo se evita la utilización de fármacos hipouricemiantes durante los primeros días.

Señaló el médico internista que “después de que el paciente lleva de dos a cuatro semanas de tratamiento, en el Seguro Social se le recetan hipouricemiantes para evitar movilizaciones bruscas del contenido corporal de uratos, que puedan ocasionar crisis igualmente agudas”.

Finalmente, puntualizó que el 90 por ciento de quienes sufren un ataque agudo de gota, se restablecen en un período de cinco a ocho días de haberlo iniciado.

 

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