El prelado agregó que si la violencia y el crimen golpea a los religiosos que son personas a las que "normalmente la mayoría de personas respeta y valora, la mayoría de sacerdotes es gente de confiar y bien aceptada en la comunidad, toda la gente tiene más miedo de lo que le puede pasar".
Más aún, hay gente que no tiene ningún valor; hay una descomposición social muy "preocupante" por ello insistimos en que desde la familia se pongan los cimientos "para que el dinero no sea lo que más importe a algunas personas”, enfatizó el obispo chiapaneco.
Felipe Arizmendi manifestó su pesar por los homicidios de los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Suárez de la Cruz, en Veracruz, así como por José Alfredo López Guillén, asesinado en Michoacán.
A diferencia de esos hechos violentos contra clérigos, en los últimos tres años en Chiapas los religiosos sólo padecieron intentos de extorsión telefónica.