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Ejecutan a un preso que asesinó a sus vecinos

Foto EFE ARCHIVO
Fuller, originario de Ohio, vivía en una zona rural de Lovelady, en el este de Texas, y tenía el hábito de disparar armas dentro de su propiedad, algo que lo enemistó con sus vecinos
miércoles, 5 de octubre de 2016
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Washington, 5 oct (EFE).- El estado de Texas (EE.UU.) ejecutó hoy a Barney Fuller, un preso de 58 años que decidió retirar los recursos en contra de su condena a muerte -impuesta por asesinar a sus vecinos en 2003- con el objetivo de acelerar su cita con el verdugo.

Fuller, un hombre blanco, fue declarado muerto a las 19.01 hora local (00.01 del jueves GMT) tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, de acuerdo con una notificación del Departamento de Justicia Criminal de Texas.

Sus últimas palabras fueron: "No tengo nada que decir. Puede proceder".

Fuller, originario de Ohio, vivía en una zona rural de Lovelady, en el este de Texas, y tenía el hábito de disparar armas dentro de su propiedad, algo que lo enemistó con sus vecinos, los Copeland, después de que una de las balas impactara contra el generador de energía eléctrica de la familia.

La disputa se agravó después de que Fuller amenazara por teléfono a Annette Copeland. "Feliz año, los voy a matar", le dijo.

Los Copeland interpusieron entonces una demanda contra Fuller, que fue acusado de amenazas terroristas y notificado de los cargos el 13 de mayo de 2003.

El 14 de mayo, de madrugada, Fuller se dirigió a la casa de sus vecinos, disparó una ráfaga de 60 balas y a continuación asesinó a Nathan Copeland de un disparo en la cabeza y a Annette Copeland mientras esta llamaba al número de emergencias 911.

"La fiesta ha terminado, perra", dijo entonces Fuller, según los documentos judiciales.

Los dos hijos de los Copeland, un muchacho de 14 años y una niña de 10, presenciaron toda la escena. El menor, además, resultó herido de bala, aunque sobrevivió.

Fuller llamó al 911 por la mañana para confesar los crímenes y cuando la Policía llegó para detenerlo no ofreció resistencia.

Condenado a muerte en 2004, el año pasado Fuller ordenó a su abogado que suspendiera todo intento de retrasar su ejecución, un proceso que en ocasiones puede demorarse hasta tres décadas entre recurso y recurso.

"No quiero seguir viviendo en este infierno", escribió el reo en referencia al corredor de la muerte de Texas, que cuenta con unos 250 presos en la actualidad.

Durante una audiencia judicial la pasada primavera, Fuller también se declaró "preparado" para recibir la inyección letal.

"¿Cuál es el sentido de condenar a alguien a muerte si no se va a proceder con esa orden?", preguntó el preso.

La de hoy fue la primera ejecución de Texas (el estado que más uso hace de la pena de muerte en todo el país) desde abril, cuando se quedó sin los químicos para las inyecciones letales y tuvo que reprogramar media docena de ajusticiamientos.

En lo que va de 2016, cuatro estados han ejecutado a 16 presos en Estados Unidos. Texas y Georgia, con siete y seis, respectivamente, encabezan esa lista negra en uno de los años con menos ejecuciones de las últimas décadas.

Con la de Fuller, Texas ha ejecutado a 538 presos de los 1.438 ajusticiados en todo el país desde que el Tribunal Supremo de Estados Unidos reinstauró la pena capital en 1976.

 

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