REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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EL PERDÓN ES PERDONAR

..." No debías tú también compadecerte de tu compañero, puesto que Yo, me he compadecido de ti"... (Mt 18, 33)
domingo, 9 de octubre de 2016
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La verdad divina es indiscutible,-salvo en el incrédulo-por lo que implica creer, aceptar con fe y de corazón, que Dios se encuentra en el cristiano, al que comunica el don y la gracia para mantener y conservar el apego a la Ley divina, cuando dijo;..."Sed buenos, porque Yo soy bueno.

Sed perfectos como lo es el Padre celestial. Amaos los unos a los otros como Yo os he amado"...La demanda sublime que Jesús pide: la perfección y excelencia del alma, que en muchas es imposible por la imperfección de sus conceptos equivocados, como ideas confusas de los bienes del Señor, consecuencia de una actitud negativa que en todo es opuesto a la razón primordial de alcanzar la fe, negándose así mismas aceptar que su fe ha pasado de débil y frágil a quedar perdida.

La coyuntura que ha existido y existe en el ser humano a través de los siglos en pocos, son la humildad para perdonar, y en los muchos la soberbia que no perdona; en la lucha del bien y el mal los caminos son dos: el bueno de salvación y el malo de perdición, donde el bien dignifica el alma a recibir el perdón para perdonar, y el mal, reacio al perdón, ¿como va a perdonar? Siendo el perdón la acción que se deriva de perdonar una ofensa, confesar lo escondido del corazón, recibe el pecador del Sacerdote la absolución, esto es, el perdón que Dios lo ha concedido e invita a perdonar al hermano, que ha dejado el estado de desamparo y aislamiento del alma recibiendo la gracia santificante.

¿Dónde está el bien recibido? En el perdonar y no tener en cuenta la ofensa que recibe del prójimo, la que debiera por amor a Dios olvidarse y dispensarse.

Dijo Jesús;..."Yo no he venido para abolir sino para dar cumplimiento"...Y así lo hizo, vino a perfeccionar la Ley Antigua. El evangelista revela la legislación decretada por nuestro Salvador, para el debido cumplimiento del mandato divino.

Jesús, para librarnos de la dureza de corazón, y el pecado merecedor de ser temido por sus consecuencias, nos esta diciendo: su misericordia es sin limite, pero lo que debe ser imitada, así como Él ha perdonado infinidad de veces nuestras ofensas, lo hagamos de igual forma con el prójimo que nos ofende;..."Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿Cuántas veces pecará mi hermano contra mí y le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete"...Plasma Jesús en la Cátedra del perdón, que este será infinito, de donde se deduce para nuestra comprensión: la palabra de Jesús y su misericordia que son bienes, gracias y dones eternos.

Jesús presenta a su Padre como el único y excelente modelo de misericordia: el perdón es perdonar. Adoctrina al cristiano de todos los siglos la misericordia de Cristo, dice San Jerónimo;..."Pero ella debe estimularnos a que depongamos todo resentimiento y memoria de las ofensas que nos hicieron"... Imparte Jesús la instrucción perfecta de fe a su discípulo, al que da a conocer que la Ley de la caridad y misericordia es una peculiar exigencia a todo cristiano, donde el Señor se obliga por su voluntad, extender su divina compasión y comprensión, no busca correspondencia del cristiano, porque siendo hijo de Dios acate su enseñanza, reciba a su perdón y con ello la obligación de mostrar su amor perdonando al prójimo.

Jesús nos ha enseñado a perdonar, Él siendo Dios, fue por su pueblo negada su divinidad, rechazado, ofendido y humillado, escarnecido, hicieron mofa y burla de su palabra, esto y mas lo perdono, ¿Acaso Jesús en su agonía no se dolió de tanta afrenta? ¡Claro que sí! Pero pudo mas en el Él perdonar, cuando en su agonía dijo;..." Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen"...Nosotros pecadores imperfectos, que nos ostentamos de nuestras miserias, hacemos oídos sordos a la bondad que nos entrega, se prefiere vivir con malicia, engaño y maldad, pero cuando la conciencia triunfa y logra que el pecador vaya al Sacerdote, se confiese y reciba el perdón, y vuelve otra vez a caer en pecado mortal, hace lo mismo, volverá a ser perdonado, pero no se abuse de la misericordia de Dios que todo lo ve, puede venir una situación angustiante, que lo mejor es cumplir el mandamiento del Señor, viendo en el prójimo a Dios mismo.

Cristo Nuestro Señor nos ha enseñado el perdón como Él perdono. El perdón de las ofensas, es un acto de gozo en Dios, porque siendo obligación de todos, en los hechos es de pocos, cuanta dificultad es en el ser humano dominar el ímpetu de la pasión, la ira, la cólera, el coraje, el odio y la venganza, solo lo detendrá a no obrar contra el prójimo, cuando la situación se adversa y no le permita hacer represalia, porque la ofensa según la miseria humana se paga con la misma moneda, por eso no hay freno, la soberbia manipulada por el demonio, incita al pecador a no apartarse de lo que le dicta la soberbia, y por sus actos pierda los bienes de la gracia que a través de su vida atesoro.

El amor al prójimo, que Jesús nos ha instruido para que el fiel cristiano imite a su Salvador en su generoso y benévolo perdón que nos otorga.

El mundo de hoy ve en el prójimo un instrumento a su servicio comercial y hedonista, no se ha ver en ayudarlo o de apoyar en sus situaciones ¡No lo hay! Ve en él a un sujeto del que se valdrá para sus intereses económicos explotarlo, al que hay que pervertir, corromper, convertir en instrumento de latrocinios, en maquina de trabajo, al que es necesario atrofiar su mente enclavándolo en el dios dinero; ¿Quieres disfrutar del mundo? Traes plata ¡No tienes! Quítate y vete, deja paso al que la tiene, no estorbes.

Así se humilla al prójimo, esto es una pequeña muestra de lo mucho que se le desprecia, alejado de Dios, es presa fácil de caer en la drogadicción, de convertirse en vicioso, hundirse en costumbres amorales e inmorales, ello nos refleja que vivimos en una sociedad en decadencia, robotizada, de muertos vivientes, donde pensar es molesto, se ha paralizado su mente, embotado y alelado su atención con esos celulares; ¿la consecuencia? Perdida de valores del alma y de los ordenes de vida espiritual y moral, familiar y personal, poco interés en la salvación del alma, ha dejado en el olvido del mundo el mandamiento de Jesús que dijo;..."Respondió: (Jesús) Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma, y con todo tu espíritu.

Este es el mayor y primer mandamiento. El segundo le es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo"...
Es la parábola del deudor injusto y cruel, la doctrina que el Señor nos propone sobre el perdón de las injurias, y que Pedro comprende: siempre será perdonar.

Dijo Jesús;..." Por eso el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos"...El rey al que se refiere es Dios, los siervos somos todos los que estamos en este mundo; así como el dueño de una empresa o negocio, evalúa las condiciones de Productividad, eficiencia, finanzas y demás para tomar decisiones.

Así el Señor, dueño de las almas las llama a que le rindan cuenta de los bienes, gracias y dones que han recibido de su generosidad, repasa a cada una sin excepción, viendo el interior de sus corazones y aprecia el incumplimiento del mandamiento de amor al prójimo.

...." Y cuando comenzó ajustarlas, le trajeron a uno que le era deudor de diez mil talentos"...Bueno es preguntar: ¿Quién es el deudor de los diez mil talentos? La vista de Jesús en el acto aprecia, que la mayoría de los seres humanos por su conducta ha violentado la ley de Dios, no es una exageración, pues un solo pecado ofende a Dios, por eso el pecado como tal, es una deuda tan mayor de las que se puedan contraer en el mundo, ¿Con que la pagaremos? Es de comprender: la injuria chica o grande hace perder la misericordia de Dios y los bienes que deriva su generosidad.

A nadie le gusta rendir cuentas de lo suyo, pero no olvidemos, nada de lo que tenemos es nuestro, el Señor lo ha dejado a nuestra responsabilidad, siendo honestos, Dios es el único que tiene derecho de tomar las cuentas, la auditoria del señor esta en la confesión, donde se reparan y se condonan.


..." Como no tenía con qué pagar, mando el Señor que lo vendieran a él, a su mujer y a sus hijos y todo cuanto tenía y se pagase la deuda"... Se le ha aplicado lo dispuesto en la legislación romana.

Al término del balance, los servidores del Señor le hacen saber la deuda que el deudor dilapido, hizo gastos inútiles, disfruto en placeres; ante la sentencia, el deudor de momento no tuvo respuesta, fue algo que no esperaba, pero las cuentas son claras y verdaderas; así será la sanción para quienes defraudaron los bienes del alma dejados a su cuidado.

¿Podrá el injusto deudor detener la sentencia pagando la deuda? No tiene dinero, así de esa magnitud es la deuda que el pecador contrae con Dios al pecar, en ello esta la gravedad de su culpa, consciente de que los hechos malos son actos de rebelión contra nuestro Salvador.

Si nosotros, por una pequeña falta del subordinado a causa de errores en la actividad que se desarrolla, es motivo de molestia y malestar contra quien lo hizo, se le llama la atención, se le conmina hacer bien las cosas, a fijarse en lo que hace, exhortado a que evite cometer errores, sino sabe, preguntar, de no corregirse perderá el trabajo; ¿Cómo será la sanción del Señor por nuestras diarias ofensas? Impulsado por el error que cometió el injusto deudor, recapacita al escuchar angustiado la sentencia, pierde su familia, él es culpable; los bienes muchos o pocos los perderá, él es culpable; pierde su libertad, por su culpa, ofende a los suyos como si no le importará, su esposa tendrá otra vida, sus hijos le reclamaran sus errores, de todo es responsable;..."Entonces arrojándose a sus pies el siervo, postrado, le decía: Ten paciencia conmigo, y te pagaré todo"...Pronuncia una sensible oración, animado busca la misericordia de su amo, acude ante él y se humilla, suplica su clemencia, acongojado reconoce sus errores, refleja su rostro la pena y el dolor, entonces, impulsado por una fuerza interior, esta convencido de poder pagarla, se dice así mismo;...Tengo edad, inteligencia, coraje...Motivado en poder resarcir su deuda a base de trabajo es posible lo logre; el cristiano que ha ofendido al Señor, habrá de empeñarse en poder equilibrar la deuda de sus pecados, la paga del mismo y la pena del pecado.

Jesús, el divino Redentor, por su infinita misericordia puede condonar la deuda.
Todos los cristianos debiéramos tener en el centro de la vida a Dios y al prójimo como obligación espiritual, así estaríamos en mejores condiciones de imitar al Señor en su misericordia y seria este mundo justo y noble, Él lo hace con los pecadores que arrepentidos sinceramente y animados buscan reconciliar su alma, acudiendo a su perdón, el Señor concede mucho mas de lo que se solicita, el ejemplo esta en el deudor, al que da la libertad, le condona la deuda y recupera su familia, es esta la generosidad que Jesús pide del cristiano, por eso;..."Movido a compasión el amo de este siervo, lo dejo ir y le perdonó la deuda"... Parecía un final feliz para el deudor, cuando vino en el deudor un cambió inesperado, por lo que es bueno atraer el dicho;...Caras vemos, corazones no sabemos....Jesús da a conocer en la parábola la actitud humana.

El interior de este hombre se ha convertido en un volcán a punto de erupción, aguanto todo, lo que le hizo salir incomodo y colérico por lo que con justicia ha recibido, pero lejos de reconocer el bien ante los males que el mismo se ha causado, buscaba un pretexto para desahogar su coraje, dice la parábola;..." Al salir, este siervo encontró a uno de sus compañeros, que le debía cien denarios, y agarrándolo, lo sofocaba y decía: Paga lo que debes"...Que compara este hombre, la condonación recibida por benevolencia de su amo, contra cien denarios, que son una nada.

No nos alarmemos, así obra la miseria humana con el prójimo. ¿Qué le hubiera costado perdonar al prójimo tan raquítica deuda? Nada, pero la soberbia de haber sido humillado necesitaba saciarla, no tolero el perdón.

Este injusto deudor, ha obrado injustamente con prepotencia, al tratar con una ferocidad inconcebible a su prójimo al que no debería haberlo hecho, nada ameritaba tal proceder, su ira tuvo mas fuerza para cegarlo y ensordecerlo, pues no quiso escuchar la misma suplica que él hizo a su amo, que lo perdono;..." Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba y decía: Ten paciencia conmigo, y te pagaré.

Mas él no quiso, y lo echó a la cárcel, hasta que pagase la deuda"...Es increíble tal conducta, veamos con realidad, así sucede a diario en personas sometidas por uno de mas superioridad, que no pudiéndose desquitarse con los suyos, lo hace con los que trabajan para él, son presa fácil, ¿Qué hacen estos infelices prójimos? Aguantar los berrinches del jefe, haciendo méritos ante Dios de las injusticias de quien debiera ser ejemplo, pero la soberbia empuja, atosiga injustamente, y si alguien trata de hacerlo razonar respetando al hermano que a puesto en desgracia, viene la carretada de insultos y mas es el desquite.

Así es la conducta miserable alejada de Dios. Para los ofendidos la palabra de Jesús alienta y conforta cuando dijo;..."Sí, pues, vosotros perdonáis a los hombres, sus ofensas, nuestro Padre celestial los perdonará también.

Pero si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestro pecado"...Es la promesa de Cristo verdad eterna depositada en el corazón, pero si los corazones soberbios, coléricos, ostentosos y prepotentes reflexionaran sus actitudes para con el prójimo, otro seria nuestro mundo, porque existen almas bondadosas que su fe verdadera se muestra en sus obras.
..."Pero, al ver sus compañeros lo ocurrido, se contristaron sobremanera y fueron y contaron al amo todo lo que había sucedido"...Dios manifiesta en este apartado, estar siempre atento a la ofensa del prójimo, queda en Él obrar a su momento, porque escrito esta ha dicho san Pablo;...No os venguéis por vuestra cuenta, amados míos, sino dad lugar a la ira (de Dios) puesto que escrita está: Mía es la venganza; Yo haré justicia, dice el Señor"...pues a dicho;...Así obrará como el dijo en esta parábola;..." Entonces lo llamo el Señor y le dijo: Mal siervo, yo te perdoné toda aquella deuda como me suplicaste.

¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, puesto que yo me compadecí de ti? Y encolerizado su señor, lo entrego a los verdugos hasta que hubiese pagado toda su deuda.

Esto hará con vosotros mi Padre celestial sino perdonáis de corazón cada uno a su hermano"...Obra de la misericordia de Cristo, el que sea en cada alma el perdón es perdonar.
hefelira@yahoo.com

 

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