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No es cosa de risa

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LOS VERDADEROS artistas de la risa y la comedia se ven afectados por las noticias alarmantes de payasos que infunden el terror.
Coulrofobia, es el miedo irracional a los payasos
lunes, 17 de octubre de 2016
Por: Jesús Rivera
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Coulrofobia, es el miedo irracional a los payasos.

Quienes les temen argumentan principalmente el exceso de maquillaje, la nariz roja, el pelo de colores y la vestimenta chillona que les dan un aspecto extraño y les permite ocultar su verdadera identidad.

Los payasos están asociados a nuestros más profundos traumas infantiles, por ese motivo saltamos de miedo cuando un sujeto vestido de clown siniestro nos sale al paso, en la noche, con una sierra mecánica o un hacha.

Al acercarse la fecha en que se celebra en Estados Unidos el Halloween y en México el Día de Muertos, surge en las redes sociales y en los medios de comunicación el fenómeno que tiene aterrorizadas a comunidades enteras: Bromistas que se visten de payasos grotescos para jugar pesadas bromas a la gente.

Sin embargo, luego de algunos sustos e infartos, ahora son ellos los que están en peligro porque han surgido organizaciones dedicadas a cazarlos.

En México ya hay casos documentados. En Culiacán, recientemente, se dio a conocer un video donde dos individuos ataviados con disfraces que recuerdan la película It (Eso), asustaban en una gasolinera.

En blogs elaborados por grupos de la delincuencia organizada se pide a los miembros que disparen si ven a alguien disfrazado de esa manera.

Ante el riesgo de ser confundidos con los bromistas, los verdaderos payasos, los que viven de esa actividad lanzaron una campaña donde piden a las autoridades poner un alto a esa situación.

"Ser payaso es un arte. Miles de personas que se dedican al oficio de ser payaso son afectadas por gente sin razón ni escrúpulos... simples imita monos, sin criterio y copias baratas.

Basta de esta farsa", dice uno de los anuncios.

Durante los días 17, 18 y 19 de octubre, en la Ciudad de México, se llevará a cabo la Feria de la Risa, una convención internacional donde participan payasos de varios países.

Ahí, según Simón Alejandro Fuentes Montiel, se harán pronunciamientos para llevar a los niveles más altos su exigencia.

"Ale Alé" dice, en torno a toda la psicosis que surgió con el tema de los payasos diabólicos, que desgraciadamente el payaso es el último eslabón entre la realidad y la fantasía de las personas.

"Es muy triste que se utilice como un medio para atraer la atención; no hay nada que te haga soñar automáticamente así, que te haga un click, que desde que los ves digas: ¡Guau!, un payaso, ¡¡ja, ja, ja!.

En buena o mala onda, siempre ha ocurrido, ¿verdad? Entonces, es muy triste que lo utilicen como una forma de diversión", apuntó.

-Hablando del tema de los payasos tenebrosos que se han popularizado en Estados Unidos, ¿qué nos puedes comentar?

-De hecho este fenómeno no es nuevo, nada más que los medios de comunicación han sabido detenerlo. Por ejemplo, hace más de diez años existía una versión del payaso que andaba inyectando SIDA y a nosotros nos tocó vivir en carne propia en algunos eventos.

Haz de cuenta que andábamos en Tula, Hidalgo y unas señoras agarraban a los niños así, con un miedo. Fue la primera vez que yo percibí el miedo de las personas mayores hacia los payasos, por un rumor.

Entonces, la recomendación es: Una, no se dejen influenciar por lo que dicen las cosas o por lo que está ocurriendo. Dos, si tú eres un payaso profesional, ama a tu payaso, no lo mezcles, no lo bromees.

O sea, nosotros como payasos podemos hacer generaciones auténticamente libres y con buenos sentimientos, o podemos maltratarlas o deformarlas. Somos una guía para los niños, somos como un superhéroe de caricatura y chistoso, que lo que nosotros decimos los niños lo pueden hacer.

Ahí hay algo que me encanta a mí que se llama ética profesional. Cuando nosotros tenemos ética profesional podemos lograr miles de cosas e incluso, evitar que nos puedan hacer algo a nosotros.

-Esta imagen negativa que se les está dando, ¿desvirtúa su profesión?

-Pues, no. Porque cuando tú te conduces como eres no pasa nada, pero sí puede llegar a influenciar a ciertas personas, sobre todo, a los más pequeños.

Aunque te diré que los niños perciben qué sí es bueno y qué es malo. De hecho, hay algo que se llama fobias y me ha tocado incluso conocer a personas mayores que tienen fobia a los payasos y tienen un miedo increíble.

Nos pasó alguna vez a mi hermano y a mí. Llegamos a un evento y nos dijeron: "Estas dos chicas van a ayudarlos en el evento. Una de las chicas vio a mi hermano y se quedó blanca, así, petrificada, y cuando me vio llegar a mí en los zancos se fue para atrás, para atrás, para atrás.

Se quedó dos horas y media encerrada en el baño por el miedo que le tiene a los payasos. Claro que sí hemos logrado nosotros que las personas que tienen ese miedo se les quite.

¿Cómo? Con el trato y la atención. Platicando con ellos, ganándote su confianza y al final hasta bromeamos y nos abrazamos y se toman la foto.

Incluso la publican: "Mi primera foto con un payaso".

-¿De dónde surge la fobia?

-Pues la fobia es porque nos vemos diferente. Ves algo diferente y automáticamente te causa temor. Y ya cuando lo vas conociendo e interrelacionando con tu vida, automáticamente lo aceptas.

-Esto llega a distorsionarse a tal punto que tenemos el mito urbano del payaso diabólico...

-Mira, por ejemplo. ¿Te acuerdas de la película Eso? (It, en inglés, de Stephen King, 1986, con rodaje en Toronto, Canadá). Bueno, pues desde ahí viene todo ese temor a los payasos, y como fue un éxito, todos los demás empezaron a adoptarlo.

Y de hecho, déjame decirte que por ejemplo, cuando nosotros alguna vez algún cliente nos pide maquillaje para Halloween o para concurso, sí hemos maquillado a algunos payasos, y los ves y te da miedo.

Claro que sí. Hay varias cosas que nosotros, como payasos, tenemos que cuidar: Número uno, la imagen del payaso, pero ahora déjame decirte, la gente ya nos conoce, ya sabe quiénes somos, nosotros queremos mucho a la gente y la gente también nos quiere.

La recomendación para la gente es que no se disfrace de payaso para que no los maltraten. La diferencia es muy grande porque nosotros nos maquillamos arriba de la cara, tenemos gesticulación, se ve viva nuestra cara, y los otros utilizan máscaras.

Nuestros vestuarios son caros y los otros vestuarios son así, como marca patito. Entonces, la recomendación es: Amigo, joven, señorita, evítense vestirse de este tipo y tratar de asustar a la gente.

La gente puede tener una reacción muy adversa a lo que piensan.

Un rápido recorrido por tianguis, supermercados y tiendas de disfraces puso de manifiesto que las máscaras más populares son las de los payasos diabólicos.

Grotescas caretas de látex con colores chillantes y gestos horripilantes son la delicia de los niños y jóvenes, en días previos al Halloween.

En una tienda departamental se vio, por ejemplo, cómo un niño como de diez o doce años se colocó en el rostro la máscara de un payaso con pelo sintético rojo, una nariz roja de bola y grandes colmillos, el cual empezó a perseguir a una de sus hermanas más pequeñas, la cual, por supuesto, corrió a refugiarse con su madre.

En el Mercado Zaragoza, hay establecimientos que venden disfraces de catrina y de muerte, pero a un lado tienen máscaras de látex de payaso que en realidad causan temor.

¿Qué hace que la gente tenga miedo a los payasos?

Aún antes de la película It existía la coulrofobia, debido a posibles malos encuentros o experiencias que de niños tenían las personas con personas trabajaban en algún circo vestidas de payaso.

Pero la obra maestra de terror de Sthepen King disparó el mito urbano.

It, la película, se centra en un grupo de niños que son aterrorizados por un ser del espacio que se transforma en un simpático payaso de cara blanca con largos cabellos rojos y un traje de chillantes colores.

Pero antes de atacar, se convierte en un ser de pesadilla, con dientes afilados y ojos aterradores.

Dentro de los casos reales, aquí cerca, en la ciudad de Río Bravo, se dio a conocer un reporte de Facebook que decía: “Por dios que está pasando hace 40 minutos un señor vestido de payaso y que al parecer trabaja como tal estaba en la central de autobuses noreste pienso que es de Reynosa y llegó un carro con cuatro jóvenes entre 17 y 20 años lo empezaron a insultar y lo golpearon le hicieron una herida en la cabeza y nunca llegó una autoridad”.

(Se respetó la redacción original).

Los hechos, según se refieren, ocurrieron alrededor de las 00:45 Hrs., del día 9 de octubre pasado.

No hay versiones oficiales sobre ese y otros casos.

Tampoco hay advertencias de la Coordinación de Protección Civil en días previos al Halloween o Noche de Brujas.

A estas alturas resulta peligroso colocarse una máscara grotesca de payaso porque puede haber agresiones reales.

Y bajo toda esta psicosis, los más perjudicados son los verdaderos trabajadores de la risa y la comedia, los verdaderos payasos.

Alejandro Fuentes, “Ale Alé”, se indigna porque nuevamente la gente los empieza a ver con temor, como cuando cundió hace unos diez años la leyenda urbana del payaso que inyectaba SIDA.

 

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