Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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El Cálculo político de Peña Nieto

domingo, 13 de noviembre de 2016
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El pasado 10 de noviembre, apenas dos días después de la elección presidencial en Estados Unidos, el periodista Carlos Marín publicó en el periódico Milenio, una nota reivindicatoria para el presidente Enrique Peña Nieto y Luís Videgaray Caso.

El texto de la mencionada columna refiere, por una parte, el contenido de una carta-mensaje que el expresidente Vicente Fox le envió en la misma fecha, al Ejecutivo mexiquense, así como el comentario personal del señor Marín.
En el segundo caso relata el periodista, la buena impresión que le causó ver al presidente Peña contento y de tan buen humor, como cuándo tomó posesión y cuando firmó el Pacto por México, y las leyes y modificaciones constitucionales que de él se derivaron.

Señala don Carlos: “Hacía mucho que a Peña Nieto no se le veía tan sonriente, pero sobre todo tan campante como el día de ayer.” (9 de noviembre, un día después del triunfo de Trump).
A texto seguido advierte el columnista: a muchos les causará urticaria, pero el expresidente Vicente Fox Quezada, atina en su carta-mensaje a Peña, al decir: Las crisis abren oportunidades presidente, fuiste acertado y visionario al invitar a México al ahora presidente electo de los Estados Unidos.

Videgaray no se equivocó.
Sé que el presidente Peña Nieto, como tal, tiene mejor información, señala Fox en su misiva.

No obstante, en una reunión con él, posterior a la visita del entonces candidato Donald Trump a México y al consecuente golpeteo y reacomodo político, que el inusitado evento causó en México.

Le dije, de entrada: Presidente, lo chamaqueó Trump, y le demandé el no haberle reclamado en público las ofensas hechas a México y los mexicanos, a lo que el Presidente Peña contestó: Preferí hablar con el candidato que representaba la mayor amenaza y no quise optar por el insulto o la estridencia mediática, aun a costa de mi propia popularidad.
Termina el periodista Carlos Marín su columna precisando: “Coincido con Fox en su reconocimiento a Peña Nieto y Luis Videgaray.” (Hasta aquí lo comentado por el Sr. Marín).

Lo que a título personal, me hace recordar un par de expresiones del presidente Peña, en una entrevista sobre el mismo tema, que bien vienen al caso y ayudan a comprender motivaciones, razones y acciones de Estado que precisan de sabiduría política y sacrificio personal.
Reflexione usted, amigo lector, sobre lo dicho por el Presidente Peña, en la aludida entrevista: “En ocasiones es necesario tomar decisiones que a simple vista parecen inauditas o incomprensibles, y que solamente al pasar del tiempo, se pueden entender y otorgarles razón.

Ningún presidente se levanta por las mañanas pensando cómo perjudicar al país, por el contrario, todos los presidentes piensan y actúan, de día y de noche, qué hacer y cómo hacerle para beneficiar y sacar adelante a su país hasta llevarlos a la modernidad y al futuro social y económico promisorio.”
No debe ser raro entonces, también entender lo dicho por el presidente electo Trump, en uno de sus primeros e informales encuentros con los medios.

Han terminado los tiempos de las campañas, cada candidato sacó o interpretó lo que los electores sienten y piensan para hacerse de la mayor cantidad de votos, ahora vienen los otros tiempos, los de gobernar y regresarle a Estados Unidos el liderazgo que le corresponde.

De eso precisamente, amigo lector, está hecha la política: de tiempos, circunstancias y conveniencias ideológicas y acciones prácticas, además por supuesto, de maldad y codicia.
GRACIAS POR SU TIEMPO.

¿Sabía Usted?
Mr.

Kuinkelly
Las encuestas políticas nos permiten conocer información acerca de las preferencias de la población, que se realizan a través de una muestra representativa de ésta, es decir, son un método de investigación que se lleva a cabo tomando aleatoriamente un número específico de entrevistados, que deberán ser representativos del total de la población que nos interese estudiar.

Su confiabilidad depende de la metodología de trabajo, la cual no se da a conocer totalmente al público, para diferenciar entre una encuesta técnicamente correcta de otra que no lo sea.
A grandes rasgos, una encuesta bien elaborada deberá señalar el total de personas entrevistadas (universo), diferenciado por sexo, edad, lugar de residencia y estrato social, deberá indicar por cuál vía se hizo la entrevista, la intención directa del voto, la simpatía política del entrevistado, el recuerdo del voto, la tasa de respuesta, la estrategia de rellamada (las veces que fue necesario o no volver a llamar) o la regla de sustitución.
Se puede encuestar a los participantes en su vivienda, por teléfono o por internet.

Y todos deberán estar en igualdad de posibilidades de ser elegidos, para evitar el llamado “sesgo”.
El resultado de las entrevistas se procesa y analiza para hacer una interpretación de la preferencia de la mayoría.

Entonces, las encuestas no adivinan ni deducen resultados, su acierto depende siempre de una serie de factores, como: el momento en el que se toma la encuesta, puesto que se sabe que en el lapso de las campañas las preferencias pueden cambiar; el voto anti-partidista es un factor de indecisión que puede alterar los resultados de las encuestas contra el resultado real; preferir mantener el silencio, ante un favoritismo de la mayoría con la que no se está de acuerdo; el clientelismo político, que se refiere al intercambio de recursos (económicos o políticos), también puede sesgar la encuesta, y por último, el peso de los temas en las estrategias de campaña, por ejemplo la corrupción, que puede resultar favorable manejarlo para un partido, pero puede ser desfavorable para otro.
¡Si no lo sabía… créalo porque es cierto!

 

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