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Cuando aparece el deseo sexual con alguien es porque esa persona causa ciertos efectos en la persona como emoción, gusto y motivación, este deseo surge por el antígeno leucocitario humano, el cual busca en los demás un antígeno muy distinto al nuestro, es decir, cuando estamos cerca de una persona, nuestro sistema inmune trabaja captando el antígeno de otras personas y nos hace desear a aquellas que tienen uno diferente.
En el sistema inmune tenemos algo llamado complejo mayor de histocompatibilidad, que permite al cuerpo diferenciar entre las células buenas y peligrosas como virus y bacterias.
Este complejo es el que se encarga de hacernos sentir atracción directa con los anticuerpos de la otra persona.
Este fue parte del resultado de una investigación que buscaba, de primer momento, encontrar la relación de la sexualidad y el deseo de procrear.
Los investigadores descubrieron que entre mayor era la diferencia entre sus antígenos leucocitarios, el deseo y la satisfacción sexual también eran superiores, además, vieron que la razón de esto tiene que ver con la supervivencia de la especie.
Al realizar la investigación, los especialistas encontraron que las parejas con HLA distintos, tenían más probabilidad de que su descendencia tenga resistencia a un mayor número de enfermedades.
De esta manera es como en realidad el deseo sexual surge y simplemente lo sentimos con ciertas personas, aunque muchas veces no lo sepamos. El cuerpo descifra mucho antes que nosotros que deseamos tener un encuentro sexual con quien está frente a nosotros, sólo por sentir su aroma.
Aún hay cosas por profundizar como es el descubrir cómo es que el HLA define el olor corporal, pero lo que sí está comprobado es que componentes del mismo se encuentran en el sudor y la saliva.
Asimismo, las neuronas olfativas también ayudan a identificar el antígeno leucocitario sin que seamos conscientes de ello. Cuando deseamos a una persona sin saber por qué, el sistema inmunológico detectó un componente químico que lo hace compatible a nosotros.