Jaime Elio Quintero García

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Agenda Fiscal gubernamental

domingo, 25 de diciembre de 2016
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Si alguien quiere saber cuáles son las prioridades de un régimen de gobierno, más allá de los discursos políticos y las declaraciones de altos funcionarios, que a veces no dicen mucho, solo hay que darle una mirada a tres instrumentos que definen la política fiscal: la Ley de Ingresos de la Federación, el Presupuesto de Egresos Federal y los Lineamientos Generales de Política Económica.
El primero determina de dónde supone el gobierno obtendrá los ingresos, el segundo, en qué se propone gastarlos y, en el tercero, se describen las razones y argumentos que lo llevaron a tal supuesto y el entorno nacional e internacional que es factible se presente durante el ejercicio fiscal de que se trate.
En estos tres materiales podrá usted, amigo lector, encontrar los mejores indicadores para decidir qué hacer con sus negocios, ingresos personales y patrimonio en general.

A consecuencia de esto, seguramente usted lo ha observado, cada año en el último par de meses, la economía se detiene y los inversionistas esperan “a ver cómo viene el año siguiente”, así lo dicen ellos.
No se trata por supuesto, de una costumbre banal o de una leyenda del desarrollo económico, es y por mucho, una sana previsión que intuitivamente en unos casos, los más, y en otros, los menos, producto de las etapas exigidas por la planeación estratégica de las empresas.
Mucho ayuda a las buenas prácticas de negocios, a las destrezas domésticas y habilidades familiares, conocer por lo menos en lo básico, los contenidos de los tres instrumentos en mención, para así saber cómo va a venir el año próximo, pero sobre todo y también, qué parte de su dinero (utilidades, ahorros, patrimonios) el gobierno va a tomar y en qué se proponen gastarlo (en sí y en beneficio de los demás), las clases políticas gobernantes.


Este es el secreto que se guardan celosamente y en complicidad permanente, sin importar las apariencias o las razones que se traten de esgrimir para encubrir el oscuro fondo de los presupuestos, las clases gobernantes (políticos, partidos y empresarios), es decir, las élites que componen los sistemas representativos político y económico.
De tan delicada encomienda se benefician año tras año, en este país y en muchos otros, por tradición y cultura de la auto-omisión social, quienes reservan para sí, una buena parte del gran pastel que representan los ingresos y patrimonio de las haciendas públicas nacionales.

Así ha sido en México, y para los mexicanos este asunto de la gobernanza (antes de la conquista durante el Imperio Azteca, en la Colonia Virreinal y posterior a la Independencia), pero no tiene porqué seguir así, en los regímenes democráticos liberales, las cosas y negocios de la política son abiertos y de interlocución social permanente y crítica si es necesario.


Aquí en este punto en particular, toca por su naturaleza propia y definición específica, a las organizaciones de profesionistas cuya disciplina son las finanzas públicas y privadas, vincularse de manera más estrecha con la sociedad, la academia y la comunidad de investigadores, para formular en primera instancia, y validar y divulgar después, ciertamente de manera muy simple, entendible y responsable a la vez, los contenidos y apreciaciones (subjetivas, objetivas y prácticas) del paquete fiscal que el gobierno formula y propone para su autorización anualmente al Congreso.
Nada nos cuesta, a los ciudadanos y profesionales de las finanzas, acordar elaborar algo que puede ser muy beneficioso para la comunidad: sencillamente conocer qué se hace; quién se beneficia con el dinero que aportamos todos y a quién hay que pedir rinda cuentas ante la nación entera.
GRACIAS POR SU TIEMPO.


¿Sabía Usted?
Mr.

Kuinkelly

ARBOL DE NAVIDAD
Esta tradición de poner el árbol, generalmente un pino, tiene un significado en la religión católica.

El árbol simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la perpetua primavera de esperanza. Cada elemento que integra al árbol de Navidad tiene un significado, empezando por la estrella que se pone en su pico, el adorno más importante, simboliza la fe y representa a la estrella de Belén que atrajo y guió a los Reyes Magos desde lejos.
Los colores con que se decora también tienen un significado.

Azul: arrepentimiento, plateado: agradecimiento, dorado: alabanza, y rojo: petición. Los focos de colores encendidos, simbolizan el advenimiento de la luz.

Las esferas y figuras colgantes significan la gloria de Dios que se refleja en todas partes. Los regalos que se colocan debajo de él, simbolizan la cantidad de dones que Dios nos trae con su encarnación y que hemos de compartir unos con otros.
Aunque no hay establecida una fecha para montarlo, comúnmente se hace el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María, y se desmonta después del 6 del enero, Día de los Santos Reyes, pero mucha gente prefiere hacerlo después del 2 de febrero, Día de la Candelaria, con lo que se dan por terminadas las festividades de la época.


De cualquier forma, estas fechas son propicias para disfrutar de nuestros seres queridos, la familia, los amigos y demostrar el afecto que les tenemos a todos a quienes apreciamos.
¡Si no lo sabía… créalo porque es cierto!

 

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