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Lo único que debes hacer es aprender a elegir los entrenamientos adecuados para cada etapa de tu ciclo.
Semana 1
Los niveles de estrógeno y progesterona están por los suelos, así que el sangrado es pesado y es posible que hayan cólicos. Estas mismas hormonas incrementan la tolerancia al dolor y ayudan a la recuperación muscular a un ritmo más acelerado.
Es por eso que, aunque tengas ganas de quedarte en cama y comer chocolates, tu mejor opción es ir al gym; una clase normal de kickboxing no se sentirá tan difícil como antes.
Semana 2
Gracias a los niveles de testosterona, ganarás más masa muscular a través de un entrenamiento de fuerza. Una gran opción para aprovechar esto es el crossfit, siempre y cuando seas cuidadosa con tus ligamentos, especialmente las rodillas.
Por razones no claras, los niveles de estrógeno también provocan mayores accidentes.
Semana 3
Cuando ovules (entre el día 14), tus niveles de estrógeno están a la alza, causando que el cuerpo use la grasa como fuente principal de energía.
Ese cambio metabólico hará que tus entrenamientos sean más fáciles y estables, así que si estás entrenando para un maratón, prueba tu resistencia en esta semana.
Semana 4
Tu vagina se está preparando para el mayor evento con una alza de progesterona. Llorarás en películas, te sentirás inflamada y tendrás grandes antojos.
Si eres capaz de salir de cama, toma una clase de yoga o de pilates. Nada muy fuerte ni complicado.