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¡Vámonos de pulga!

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FAMILIAS enteras se relajan mientras hacen las compras.
Durante dos temporadas al año los mercados de pulga (conocidos en Reynosa como tianguis), rebozan de visitantes
lunes, 27 de febrero de 2017
Por: LaPrensa/Reporte
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La Prensa/Reportaje

Durante dos temporadas al año los mercados de pulga (conocidos en Reynosa como tianguis), rebozan de visitantes.

Este domingo por ejemplo, en los estacionamientos públicos y privados ubicados a tres cuadras a la redonda no cabía ni un alfiler.

Personas de clase humilde, media y alta se amalgaman en una masa compacta que recorre los pasillos en busca de artículos de lo más variopinto.

Ahí se encuentran desde bicicletas, cortadoras de césped, herramientas, aparatos electrodomésticos, ropa, zapatos y hasta medicamentos naturistas.

Hay ropa interior de medio uso, trajes de etiqueta completos, camisetas de marcas famosas, como Lacoste, Polo y Tony Hilfiger, entre otras; pantalones American Eagle, Hollister, Abercrombie and Fitch, Levi's, Aeropostale y DKNY; tenis Nike, Puma, Under Armour Converse, Fila y muchas marcas, estilos y presentaciones más.

Depende de las condiciones, el precio puede ir desde 10 hasta 50 pesos, usados.

También hay artículos nuevos que normalmente se traen de fayuca, pero pueden costar hasta diez veces más.

En temporada alta, los domingos son familiares. Mientras las mujeres se dedican a escoger las prendas que necesitan, los niños se divierten en el área de juegos del mercado popular de Jarachina Norte.

Señoras que tienen más experiencia observan cuidadosamente el color de la prenda, si están descocidas o si tienen algún agujero.

Cuando la tienen en la mano, se ponen a regatear con la vendedora para obtener el mejor precio posible y así hacer rendir el salario.

Felícitas Mercedes Montoya Coello, Presidenta del tianguis, comentó que la temporada alta de Primavera apenas empieza.

De hecho, este es uno de los primeros domingos del año en que se ve tal cantidad de personas circulando por los pasillos del mercado.

Son los meses de Marzo y Abril cuando se elevan las ventas de los más de 800 puestos que hay en ese centro de comercio popular.

La dirigente manifestó que la otra temporada alta es en el mes de Diciembra, previo a las fiestas navideñas.

De momento, señaló que los locatarios esperan con verdadera impaciencia la llegada de alguna de las dos temporadas altas, ya que en el resto del año apenas obtienen para subsistir.

"Como quiera nos mantenemos, ahí la estamos pasando", apuntó.

Doña Felícitas dijo que ahí se encuentra de todo, desde ropa, accesorios, calzado, herramientas, de todo un poco.

"Todo lo que necesita una familia lo encuentran aquí", remarcó Montoya Coello.

Pero no sólo personas de clase socioeconómica baja son clientes asiduos. Hay una importante cantidad de familias de clase media y alta que concurren periódicamente en busca de mercancía que no se halla en las tiendas de conveniencia o en los supermercados.

"Vienen de niveles medio, alto, bajo, de todos los niveles; algunas personas de clase alta también vienen al tianguis, y más ahora, como está la economía", reiteró.

Dijo que una familia se puede vestir con cien pesos, a lo sumo.

Camisas de 10 pesos, zapatos de 30, pantalones de 25, camisetas de 5 pesos...

A pesar de la paridad del dólar, las pacas de ropa usadas siguen llegando a los mercados populares de Reynosa casi en la misma proporción.

Hasta hace pocos años llegaban de la Capital del País y de otras comunidades del centro y sur, camionetas que se iban cargadas de ropa usada que se vendía a tres o cuatro veces su precio en los tianguis de aquellos lugares.

La carestía de la gasolina provocó que cada vez menos compradores se acerquen a los mercados de pulgas de la frontera.

Montoya Coello dijo que actualmente hay unos 800 locatarios, de los cuales, la mayoría sólo acuden los días jueves, viernes, sábado y domingo, y otros pocos sólo los fines de semana, porque el resto de los días están muertos.

Aún así, se ve en esta temporada cómo los clientes se arremolinan en torno a los puestos de ropa de medio uso.

Fuera, en la periferia, no hay manera de estacionar el vehículo; en los estacionamientos privados que se ubican al cruce de la calle la tarifa puede ser de entre 30 y 40 pesos.

Pero aún en temporada alta, no a todos les va bien.

Doña Consuelo, una mujer de edad avanzada, blancas canas y rostro cansado, por ejemplo, no había vendido un solo peso hasta la una de la tarde de éste domingo.

Su mercancía se compone de herramienta, cacerolas con el teflón desgastado, cucharas y vasos viejos.

"No he vendido nada", dijo.

En ocasiones puede vender 50 ó 60 pesos, lo suficiente para sobrevivir precariamente.

Por eso buscó otro trabajo ahí mismo, que consiste en cobrar y entregar unas hojas de papel a las personas que utilizan los sanitarios.

Jarachina Norte, como el resto de los mercados de pulgas de la ciudad, tienen un mercado claramente definido, clientes fieles que acuden no sólo a adquirir prendas de vestir o herramientas, sino también a pasar un rato agradable en familia.

Ahí se pueden degustar, luego de hacer las compras, exquisitos platillos típicos, como pozole, menudo, gorditas, tostadas, tacos de bistec, de harina y de maíz, aguas frescas, refrescos y limonadas.

En promedio, una persona puede llevarse hasta tres horas para recorrer los más de ochocientos locales.

 

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