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Festejan con danzas y rituales la llegada de la primavera en Chiapas

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CIUDAD DE MÉXICO.- Aspectos de los visitantes a la zona arqueológica de Cuicuilco el lunes 20 de marzo de 2017, en el marco del equinoccio de primavera. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/Berenice Fregoso/EVZ
Pueblos zoques del valle central de Chiapas, celebraron con danzas y rituales prehispánicos la llegada de la primavera como una “oportunidad de renuevo de vida”
martes, 21 de marzo de 2017
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TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., marzo 20 (EL UNIVERSAL).- Pueblos zoques del valle central de Chiapas, celebraron con danzas y rituales prehispánicos la llegada de la primavera como una “oportunidad de renuevo de vida”.

Hombres y mujeres ataviados con ropas multicolores y alusivas a la naturaleza elevaron plegarias para pedir por lluvias y buenas cosechas durante el año.

Al ritmo de tambores y carrizos, los danzantes escenificaron dioses prehispánicos, míticos animales, protagonistas de La Colonia y los carnavales de los pueblos originarios de Chiapas.

La recepción del equinoccio zoque fue en el Cerro del Ombligo, un sitio emblemático de la milenaria cultura zoque en el municipio de Ocozocoautla de Espinosa.

La procesión de danzantes zoques camino 3 kilómetros cuesta arriba, donde se preserva un centro ceremonial que los ancestros utilizaban hace 3 mil años para la comunión con la naturaleza, con las fuerzas telúricas y la expresión de su cosmovisión.

Los zoques viajaron desde los municipios vecinos de Copainalá, Tecpatán, Tuxtla Gutiérrez, Chiapilla y San Fernando.

En el Cerro del Ombligo mudaron y danzaron personificados del dios Quetzalcóatl.

Bajo los ritmos ancestrales y el canto de aves, participantes de la danza tuxtleca “Yomo-Etzé”, que recrea movimientos ondulatorios de serpiente, conjuntaron la alegría estival al igual que “Los Cazadores”, que llegaron aderezados con réplicas de pieles de trigrillos, ocelotes, y en sus sombreros conchas de armadillos para representar la abundancia.

Estudiosos de la cultura zoque, una de las más importantes de Chiapas, cuyas raíces se hunden también en Tuxtla Gutiérrez, consideran que encuentros como el equinoccio preserva la importancia y trascendencia de esa civilización en el desarrollo de Mesoamérica y Centroamérica hace milenios.

Hugo Ruiz, del Centro Peninsular Yucatán e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) destacó el pasado de los zoques y su aportación a los pueblos de la región.

Hablamos de una cultura con restos fósiles de 9 mil años; entonces la data, “pues estamos hablando de mucho, mucho tiempo, prácticamente en el origen del origen de lo que es y llegó a ser la alta civilización Mesoamericana, con un gran conocimiento científico y filosófico” expuso el estudioso.

Martín García, promotor cultural zoque dijo que la preservación de esa cultura es importante por sus grandes aportaciones en Chiapas y porque ha estado “relegada”.

Loa maestros de música y danzas zoques son muy respetados en las comunidades, porque consideran que han recibido como legado el talento creativo para compartir, enseñar y mantener vivas y actuales las tradiciones.

Don Luis Hernández, “Tío Luisito”, es músico de tambor y carrizo originario de Copainalá, de donde sale para tocar en los carnavales, en los rituales al volcán Chichonal y el Cerro del Ombligo para recibir la primavera.

Dice que desde niño, al lado de su padre, aprendió el oficio de la música ancestral.

"Lo aprenderás, Luis", le dijo su progenitor al iniciar su aprendizaje. “Cuando acabes de aprender, cuando ya sepas, te buscarán para que toques; no te vayas a rogar porque te lo están dando de lo alto.

Y salió cierto”, recuerda “Tío Luisito”.

Cirilo Sánchez, es rezador tradicional. Y como en todos los equinoccios zoques esta vez pidió una vez más que el cielo y la tierra sean generosos con las comunidades.

Venimos, dijo a pedir que no nos falte nuestra comida, “nuestro alimento, que es lo más principal para nosotros y para los niños".

 

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