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Desafortunadamente puede llegar a ser algo caro, así que posiblemente te encuentres en la necesidad de buscar un reemplazo o hacerlo tú misma… pero por el amor a lo que es bueno, ¡no lo hagas!
- Aceite de coco: Lo bueno del aceite de coco es que no contiene aditivos.
Sin embargo, puede deteriorar el látex, aumentando el riesgo de que se rompa. Esto te pone en riesgo de un embarazo no deseado y una ITS. Lo mismo pasa con el aceite de oliva, o cualquier lubricante de aceite.
- Saliva: Está ahí y es líquida, así que tiene mucho sentido que la consideres como lubricante cuando no tienes nada a la mano.
Lo malo es que no es lo suficientemente líquida ni resbaladiza para actuar como un buen lubricante. También hay que considerar que la saliva aumenta el riesgo de transmisión de una ITS o una infección.
- Vaselina: Parece lubricante, pero no es lubricante y puede provocar infecciones.
Un estudio publicado en el Diario de Ginecología descubrió que las personas que usaban vaselina como lubricante tenían más probabilidades de sufrir vaginosis.
Y como cualquier otro lubricante de aceite, también daña el látex.
- Aceite de bebé: No sólo disminuye la efectividad del condón (y lo daña), sino que también aumenta el riesgo de una infección por cándida.
- Crema corporal: Hay muchos irritantes en cremas corporales, perfumes y fragancias, así que no deberían estar cerca de tu zona más íntima, pues podrían resultar en inflamación e irritación rápidamente.