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Deportistas de las que se dudó su sexualidad

Stanislawa Wallasiewicz no logró llevarse el oro, pero sí una plata muy discutida, en 1936.
A lo largo de la historia, muchas han sido las mujeres que han ganado torneos o competencias de tal manera que han despertado la duda si realmente serán mujeres o hombres
miércoles, 26 de abril de 2017
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CIUDAD DE MÉXICO, abril 26 (EL UNIVERSAL).- A lo largo de la historia, muchas han sido las mujeres que han ganado torneos o competencias de tal manera que han despertado la duda si realmente serán mujeres o hombres que aprovechan sus atributos físicos, aunque como féminas.
El primer caso ocurrió en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, en los que la polaca Stanislawa Wallasiewicz no logró llevarse el oro, pero sí una plata muy discutida.
Tanto que, incluso, un periódico reveló: “Stephens es hombre”, por lo que la deportista fue sometida a una inspección ocular para comprobar su sexo.
El veredicto fue que sí era una damita, aunque al parecer los ojos les mintieron a los que la inspeccionaron pues con el paso de los años finalmente se comprobó que Stanislawa... ¡era hombre!
Hasta entonces había ganado dos medallas olímpicas e impuesto 11 marcas mundiales en velocidad, de las cuales no le fue retirada ninguna.
INCREÍBLE, PERO CIERTO.

Otro caso fue el de Hellen Stephens, una chica de la que se enamoró Adolfo Hitler y que tuvo que desnudarse para mostrar que no era un hombre.
Caster Semenya ocupa también un lugar en este listado, pues la campeona mundial sudafricana de 800 metros en Berlín 2009 tenía un aspecto tan varonil que alertó a los jueces y al mundo.
Tras ganar la final, la italiana Elisa Cusma Piccione la acusó de ser hombre y la Federación Internacional le prohibió volver a correr, mientras investigaba.
Finalmente y aunque antes de ir a los Mundiales se le efectuaron en su país análisis que mostraban que tenía tres veces más testosterona de lo normal, se determinó que sí era damita, aunque sufría una anomalía cromosómica y que no tenía útero ni ovarios.
INCÓGNITAS.

En Budapest 1966, tres deportistas no asistieron a los análisis de orina: La rumana Iolanda Balas y las carnalas soviéticas Tamara e Irina Press.
La primera, quien ganó oro en salto de altura en Roma 1960 y Tokio 1964 y batió 14 marcas mundiales, dizque por una supuesta lesión.
Su desempeño era tan, pero tan impresionante que nadie le ganó en 10 años (1957-1967), ganando 140 veces al hilo.

Siempre se dudó de ella, hasta que finalmente se casó con su entrenador.
Las carnalas no fueron porque les parecía algo humillante y no compitieron nuevamente: Tamara en disco y bala y su hermana menor en vallas y pentatlón.

Impusieron 26 récords mundiales y ganaron cinco medallas olímpicas de oro y una de plata.
TRANSFORMERS. La germana Dora Ratgen, cuarta en salto de altura en Berlín 1936, triunfó en el Campeonato Europeo dos años después en Viena, pero se descubrió que no era damita, sino... ¡hermafrodita!
En 1966 finalmente aceptó haber cambiado de sexo, dijo llamarse Hermann y narró cómo integrantes de las Juventudes Hitlerianas le indicaron que compitiera como mujer en los juegos nazis y lo hizo, aprovechando su ambigüedad sexual.
Jordi brilló en atletismo, basquetbol y hockey sobre pasto pero no como él mismo, sino como María Torremadé.
Nacida en Barcelona en 1923, se sentía hombre, por lo que se convirtió en 1942 y 10 años después se casó.
Otro caso de una mujer que se convirtió en hombre fue el de la francesa Claire Bressolles, quien compitió en los Campeonatos Europeos de Oslo 1946, pero se transformó en hombre, hizo el servicio militar, se casó y tuvo hijos.
Erika Schinegger, esquiadora austríaca campeona mundial de descenso en 1966, también lo hizo: Se transformó en Érik y continuó compitiendo como tal.

 

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