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Indocumentada mexicana evita ser deportada de EU

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Jeanette Vizguerra se anotó una victoria en su lucha por evitar la deportación. (Foto: Archivo EFE)
*Vizguerra abandona la iglesia donde se refugiaba; puede quedarse hasta 2019; mi lucha continúa, vamos a tener una reforma migratoria, afirma
domingo, 14 de mayo de 2017
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EL UNIVERSAL/Agencias

Denver

Jeanette Vizguerra se anotó una victoria en su lucha por evitar la deportación. La inmigrante mexicana salió ayer de la iglesia donde permanecía refugiada en Denver, Colorado, desde febrero pasado, después de que las autoridades migratorias le concedieran permiso para permanecer en Estados Unidos hasta 2019.

Sin embargo, afirma que la guerra no ha terminado.
Vizguerra dejó la Primera Iglesia Bautista en Denver, tras permanecer 86 días en su interior, la mañana de ayer acompañada de más de una veintena de amigos y familiares, quienes la recibieron en el exterior del templo con gritos en español de: "¡Sí se pudo, sí se pudo!".
"Estos milagros pasan por alguna cosa", dijo a los medios reunidos afuera de la iglesia para verla salir.

La decisión del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) se produjo en vísperas del Día de las Madres en Estados Unidos, que se celebra este domingo.

"Hoy es un día especial para mí, porque voy a poder celebrar el Día de las Madres con mis hijos [tiene cuatro]".
"Recordé a mi madre, que me enseñó a luchar", señaló la defensora de los derechos de los indocumentados, sobre el momento en que sus abogados le confirmaron la noticia de que podrá quedarse en Estados Unidos, a donde llegó en 1997 con su esposo y su hija mayor, hasta el 15 de marzo de 2019.
Hans Meyer, abogado de Vizguerra, dijo en rueda de prensa que fue notificado el jueves de que su clienta estaba incluida en un grupo de inmigrantes a los que se les había otorgado una "permanencia de remoción", lo que le da accedo a Vizguerra al "debido proceso que se merece para que se escuche su caso de visa".
Explicó que la "permanencia de remoción" se otorga mientras se decide un par de iniciativas de ley de carácter privado interpuestas por el senador demócrata Michael Bennet y el representante federal Jared Polis, D-Boulder, a favor de ella y otro migrante.
Confirmada la noticia de que puede quedarse en el país al que llegó en busca de una vida mejor, Vizguerra reconoce que se puso a llorar.

"Sentí muchas emociones. Me comenzaron a sudar las manos, los pies me temblaron", contó a Univision esta mujer indocumentada, a quien en abril pasado la revista Time nombró una de las 100 personas más influyentes, por sus esfuerzos a favor de los derechos de los inmigrantes.

Visiblemente emocionada, la mexicana afirmó que han sido "tres meses muy difíciles", pero aseguró que ha peleado y seguirá haciéndolo por sus hijos y por los padres y madres que están en su misma situación: "No importa de que raza, color o país, somos una comunidad y su dolor es mi dolor y mi lucha continuará".
La inmigrante aprovechó para hacer un exhorto a otros indocumentados: "Quiero decirle a mi comunidad que no se rinda, tarde o temprano vamos a lograr una reforma migratoria".
El caso de Vizguerra comenzó en 2009, cuando fue detenida por la policía en una parada de tráfico.

Las autoridades detectaron que conducía con un permiso vehicular vencido y que el número del Seguro Social que tenía era falso. Salió tras pagar una fianza, pero en 2011 fue notificada de que debía de salir de suelo estadounidense.
La situación se complicó cuando en 2012, estando su caso en revisión, tuvo que viajar a México para asistir al funeral de su madre.

Haberlo hecho significó para las autoridades de EU que Vizguerra ejecutó su deportación, por lo que cuando regresó nuevamente a suelo estadounidense sin autorización, incurrió en un cargo criminal.

Fue arrestada en la frontera y estuvo detenida en Texas, pero la liberaron para que pudiera poner en orden los documentos de sus hijos, tres de los cuales nacieron en EU.
En febrero de 2016 los abogados de Vizguerra presentaron una petición de Visa U, con el argumento de que su cliente fue víctima de un delito y cooperó con los investigadores.
En febrero pasado, ella debía presentarse en las oficinas del ICE; sin embargo, temerosa de ser deportada, optó por refugiarse en la Primera Iglesia Unitaria de Denver, que convirtió en su trinchera de lucha.

Hoy, su batalla en favor de los migrantes continúa, pero esta vez libre.

 

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