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Peleas entre hermanos

Los celos, rivalidad y conflictos entre hijos no sólo estresan a los padres sino que pueden alterar el estado de ánimo y autoestima de los "contendientes"
viernes, 16 de junio de 2017
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(EFE) Los celos, rivalidad y conflictos entre hijos no sólo estresan a los padres sino que pueden alterar el estado de ánimo y autoestima de los "contendientes".

Algunas claves para reforzar la vinculación fraternal positiva y resolver conflictos en el seno familiar.

Hay cada vez más evidencia de que, en una minoría de los casos, las peleas entre hermanos se convierten en una forma de abuso repetido, inevitable y nocivo emocionalmente, señala el informe ‘Más allá de la rivalidad, el mundo oculto de la violencia entre hermanos’.

Una investigación dirigida por el sociólogo David Finkelhor, ha descubierto que el 35 por ciento de los niños participantes en el estudio habían sido “golpeados o atacados” por un hermano el año previo.

Según un análisis preliminar del trabajo, el 14% de los chicos eran atacados a menudo por un hermano, el 4,55% eran golpeados lo suficientemente fuerte como para sufrir hematomas, cortes, dientes rotos y a veces una fractura ósea, y el 2% eran golpeados por hermanos o hermanas con rocas, juguetes, mangos de escobas o palas.

El estudio mostró que los ataques entre hermanos tenían una frecuencia similar en todas las etnias y grupos socioeconómicos, eran más frecuentes entre los 6 y 12 años y tendían a desaparecer poco a poco a medida que los niños entraban en la adolescencia.

Para Finkelhor “hay formas muy serias de victimización entre hermanos”, aunque “muchas veces se minimizan” y “cuando un niño le pega a un hermano, el hecho se considera como una pelea o un altercado”, en vez de cómo algo grave.

Además, según el estudio, los niños de 2 a 9 años que eran atacados con frecuencia tenían el doble de posibilidades que otros pequeños de su edad de padecer síntomas agudos de ansiedad y depresión, como falta de sueño, ataques de llanto y miedo a la oscuridad.

Las peleas entre hermanos que se producen en muchos hogares, en algunos casos pueden acarrear más adelante problemas en el estado de ánimo de los hijos, de acuerdo a otro trabajo publicado en la revista ‘Child Development’.

"Creemos que el mejor medio para que los padres resuelvan los conflictos y eviten los favoritismos (hacia uno u otro hermano) puede ser que establezcan reglas de la casa como

"llamar antes de entrar en la habitación de un hermano, así como un calendario de tareas domésticas”, explicó la psicóloga Nicole Campione-Barr.

No obstante, si los padres advierten que uno de los hijos “recibe constantemente un trato desfavorable” deben tomar medidas para garantizar que no esté demasiado subordinado al otro hermano, y han de buscar ayuda profesional, si la mayoría de las interacciones entre hermanos se convierten en conflictos intensos, sobre todo con violencia ", agrega Campione-Barr.

 

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