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Pesadilla acorazada

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UN PESCADOR de la Laguna La Escondida lanza su atarraya. Por cada diez tilapias que extrae, saca un pleco.
Pocos se han percatado.
martes, 27 de junio de 2017
Por: Jesús Rivera
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La Prensa/Reportaje.-


Pocos se han percatado.
Sólo los pescadores furtivos que habitan en los alrededores de la Laguna La Escondida y algunos estudiosos de la CNA y SEDUMA saben de la presencia del Hypostomus plecostomus en ese vaso lacustre.

El pez diablo.
La laguna es un vaso regulador del microclima. Es además un área protegida a donde llegar aves migratorias y donde anidan especies endémicas.
A pesar de las condiciones de polución que aún prevalecen, es un ecosistema sano, de acuerdo con especialistas.
Sobreviven en él por lo menos cien variedades distintas de anfibios, reptiles, aves, insectos y peces.
Dentro de éstos últimos, sobresalen el catán, la carpa o matalote, la mojarra tilapia y en últimas fechas, un intruso que amenaza con romper este delicado equilibrio: El pez diablo, bagre acorazado o pleco, cuyo nombre científico es Hypostomus plecostomus.
Este curioso pez se vende libremente en los acuarios de la mayoría de las ciudades medianas y grandes del país.
Se caracteriza por su aspecto repulsivo, con largas y agudas espinas en forma de aletas en la parte superior y laterales del cuerpo; su cabeza es aplanada y su boca se ubica en la parte inferior.

Sus escamas son placas gruesas y duras, similares a las de un catán o un cocodrilo, de color negro o griz parduzco. Hay subespecies de tamaño pequeño, de no más de quince centímetros, pero las mayores pueden alcanzar fácilmente los 40 centímetros y vivir hasta 15 años.
Son omnívoros, lo que significa que comen casi de todo, desde huevecillos de otros animales acuáticos hasta algas y heces.
En las tiendas donde venden acuarios y peces, un pleco mediano se vende entre los 20 y los 25 pesos mexicanos.

Ahí se ofrecen como una especie que no requiere de alimentación especial porque se pegan a los vidrios y los limpian, absorbiendo toda la suciedad.

Incluso aseguran que se alimentan de las heces de las otras especies, lo que es completamente falso.
El pez diablo es el carroñero de los ríos y lagunas, algo así como un buitre de agua dulce.

Su voracidad es tanta, que en algunos hábitat ha acabado con la fauna nativa al comer sus huevecillos.
Comunidades pesqueras del centro y sur del país han puesto el grito en el cielo porque cada vez hay menos peces que extraer.
El pleco se convirtió en pesadilla desde hace varios años en lagunas de Tabasco y Chiapas.

En Villahermosa hay un restaurante que decidió tomar el toro por los cuernos y aprovechar la carne de éste bagre para preparar diversos platillos, aunque éstos no son del gusto de todos.
Su aspecto repulsivo y su carne sanguinolenta no resultan muy atractivos, pero su sabor sí resulta exquisito.

PRIMERA LLAMADA


El 12 de junio de 2011, La Prensa.mx publicó una nota periodística donde se mencionaba que los pescadores de la Presa Falcón obtenían cada vez menos peces, lo que era atribuido a la presencia del pez diablo.
Poco ha tardado el pleco para invadir también otros entornos acuáticos, como la Presa Marte R. Gómez y el mismo río Bravo.
A la Laguna La Escondida llegó por el Canal Rodhe y el Dren El Anhelo, pero hay versiones donde personas que tenían un acuario, al querer deshacerse de sus ejemplares, creyeron que lo más apropiado era tirarlos en un ambiente acuático, y escogieron el que tenían más cerca.
Es así como desde el 2015, aproximadamente, el bagre acorazado ha empezado a colonizar éste valioso ecosistema.


Considerada en otros lugares como una plaga y un peligro para la actividad pesquera, en el norte de Tamaulipas apenas ha trascendido su presencia, y menos en Reynosa, donde los pescadores lo tiran a los matorrales cuando se llega a enredar en sus atarrayas.
En otras partes del país, como en Villahermosa, Tabasco, ya hay un restaurante que prepara platillos, tacos y hamburguesas en base a carne de pleco.

En lagos como el de Chapala simplemente lo desechan, pero hay otras sugerencias para que se elabore harina de su carne y sirva para alimentar al ganado.

RASTROS

Los pescadores furtivos de la Laguna La Escondida ya se están acostumbrando a sacar del agua turbia unos peces grandes, negros y de grandes aletas.

Son una molestia porque rompen las redes con sus grandes y afiladas espinas dorsales.
Cada ejemplar de pez diablo que extraen, es aventado entre los matorrales que rodean el vaso lacustre para que mueran y sean consumidos por las hormigas.
Personas que se dedican a la pesca de autoconsumo suelen arrojar sus atarrayas y extraer entre cuatro y cinco ejemplares de mojarra tilapia en cada ocasión.
Hasta ahora, por cada diez tilapias, sacan un pez diablo.

Toman las tilapias, les extraen las vísceras y las colocan en termos con trozos de hielo, mientras que los plecos simplemente son desechados.
En lo más profundo de la laguna, a bordo de improvisadas embarcaciones, suelen encontrar carpas de casi medio metro y catanes de hasta ochenta centímetros.
El pasado lunes 5 de junio, cuando un pescador señaló el sitio donde había tirado dos ejemplares.
El jueves 8, en un recorrido por la orilla de la laguna, dentro del Parque Cultural, se encontraron dos esqueletos de pleco, o más bien, el cráneo óseo y las placas de la piel, ya que el esqueleto está formado por cartílagos, como los tiburones.
Lo que significa que también en ese lugar los pescadores han hallado ejemplares de éste pez y lo han tirado fuera del agua.
Se le considera una plaga porque se ha establecido en ríos y lagos de México a raíz de que algunos especímenes fueron introducidos por aficionados a los acuarios.

Es originario del Amazonas, pero como ocurre con otras especies invasoras, como la rana toro o la perca del Nilo, al no tener un depredador natural, incrementa rápidamente su número y diezma severamente la población de especies endémicas.

Debido a que la mayor parte de la plaga se encuentra en presas como El Infiernillo, en México se le conoce como "pez diablo". Tal cantidad de ejemplares se debe a que tiene mucho éxito en alimentarse de huevos y crías de otros peces, como la tilapia.

Esto ha creado una situación crítica para los pescadores de aquellos enclaves acuáticos donde el pleco se ha reproducido sin control.
Si bien es cierto que en la laguna, en el río o en los canales de Reynosa no existe una actividad pesquera formal, en poco tiempo, si no se toman medidas de control, todo el ecosistema se verá afectado, ya que la voracidad del pez diablo y su rápida multiplicación acabarán con los peces nativos, las aves y reptiles ya no se podrán alimentar de ellos y poco a poco se convertirá en un yermo inhabitado, de acuerdo con las proyecciones más fatalistas.


FICHA CRIMINAL

Nombre común: Pez diablo, bagre acorazado, pleco, pez limpia cristales, pez gato, chupacristales.
-Nombre científico: Hypostomus plecostomus.
-Tamaño máximo: Hasta 40 centímetros.
-Hábitats: Lagunas, ríos, lagos y canales.
-Hábitos alimenticios: Omnívoro.

Come casi cualquier cosa, especialmente los huevos de otras especies.
-Carácter: Es un pez tranquilo, pero está considerado como una plaga o especie invasora por sus costumbres alimenticias y su rápida reproducción.

 

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