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Y no tanto por este día en sí mismo como por el después. Es decir, cuando una persona no quiere casarse, visualiza la etapa posterior a la boda con tristeza y sufrimiento.
Consejos para salir de dudas
En primer lugar, es recomendable que seas sincera contigo misma. Porque nadie puede darte la respuesta. Más que tú misma. Sin embargo, sí puede ayudarte hablar con una persona de confianza.
Despreocúpate de aquello que puedan opinar los demás. Se trata de tomar la decisión más acertada para ti y tu felicidad.
Si todavía no has enviado las invitaciones de boda, entonces, la anulación puede tener una menor repercusión social en el entorno próximo.
Sin embargo, esto no es lo más importante.
Es natural sentir nerviosismo durante los días previos a la boda. Sin embargo, existe una diferencia importante entre el estrés positivo que es aquel que resulta adaptativo para afrontar los preparativos de la cuenta atrás.
Y el estrés negativo, que es aquel que te lleva a vivir este día con sentimientos de huida y evitación.
Sin embargo, los sentimientos son tan complejos que es importante que reflexiones sobre cuál es la causa por la que te sientes de este modo.
Cómo anular la boda
Para anular la boda, es recomendable comunicar la noticia a los invitados de un modo personal. No se trata de contar detalles íntimos de esta decisión, tú decides hasta dónde quieres compartir (esto depende del grado de confianza que tienes con cada persona).
Sin embargo, sí es recomendable informar del asunto de un modo personal. Cada uno puede encargarse de comunicar la información a sus familiares directos y amigos cercanos.
Cuando más próxima sea la fecha de la boda, más difícil será la cancelación. Y en muchos casos, cancelar el acto puede suponer perder dinero.
También es fundamental informar a todos aquellos proveedores que han colaborado en la organización del evento para cancelar las distintas gestiones.