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Rodeados en Raqqa, yihadistas aumentan los contraataques

"Están acorralados como un animal herido [...], es su principal bastión, no lo van a abandonar fácilmente", declaró un comandante local de los combatientes antiyihadistas
sábado, 29 de julio de 2017
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El grupo ultrarradical Estado Islámico (EI) incrementa sus contraataques en Raqqa a medida que se ve acorralado en su principal bastión de Siria, explicaron a la AFP combatientes antiyihadistas sobre el terreno.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza kurdo-árabe apoyada por Estados Unidos, lograron expulsar a los yihadistas de Estado Islámico de la mitad de Raqqa, en el norte del país, menos de dos meses después de haber ingresado en la localidad.
Hace ocho meses, estas fuerzas iniciaron una ofensiva para arrebatarle Raqqa a los yihadistas.

Entraron en la ciudad el 6 de junio. Desde entonces, se han apoderado de varios barrios, acercándose poco a poco al centro de la ciudad.
"Cuanto más avanzamos hacia el centro de la ciudad, más se defienden, pues están completamente asediados", declaró Davram Dersem, un comandante local, a un periodista de la AFP en el lugar.
"Están acorralados como un animal herido [...], es su principal bastión, no lo van a abandonar fácilmente", agregó en el barrio de Al Dariya, situado en el oeste de Raqqa, donde se registran intensos combates.


En el aire resuenan los disparos de obuses de mortero, mientras que una espesa columna de humo se eleva por encima de los edificios más alejados después de los bombardeos aéreos de la coalición internacional dirigida por Washington.


En el barrio contiguo de Massaken Al Dubat, Talal Sharif, un combatiente kurdo de 24 años, explica la intensidad de los contraataques yihadistas, señalando los edificios devastados delante de él.


"Toda esta destrucción es consecuencia de sus coches bomba", afirma el joven, de rostro cansado.
"En cada calle explotaron, al menos, cuatro coches bomba", asegura.


A su alrededor los combatientes antiyihadistas atraviesan rápidamente las calles para evitar a los francotiradores.
"Poco a poco, se han ido asfixiando en Raqa, y por eso resisten.

La mayoría se inmola, pero hay minas, coches bomba... es una batalla violenta", insiste Talal.
BATALLA A VIDA O MUERTE
Todavía se acuerda de cuando, durante los combates en otro barrio, uno de sus compañeros sorprendió a cuatro yihadistas dormidos en una casa.
"Nos avisó y, durante el allanamiento, uno de los yihadistas se inmoló, otros dos fueron abatidos y a uno lo hicimos prisionero", recuerda.
Cuando no tienen cinturones de explosivos ni vehículos bomba, los yihadistas echan mano de otra arma.


"En los combates en los que estamos cerca, lanzan granadas, para ellos es una batalla a vida o muerte", explica Davram Dersem, que cuenta que en algunos combates los yihadistas lanzaron granadas "durante dos horas".


El EI se apoderó de esta ciudad en 2014 y todavía controla una buena parte de la provincia epónima.
Según Naciones Unidas, todavía quedarían atrapados entre 20 mil y 50 mil civiles en Raqqa.
A mediados de julio, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) advirtió que las reservas de agua, de medicamentos y de otros productos de primera necesidad comenzaban a escasear en la ciudad.


Los civiles tienen que hacer frente a los yihadistas, que les amenazan si intentan huir, pero también a los bombardeos aéreos de la coalición.


Para Nasser Hajj Mansur, consejero del comandante general de las FDS, la batalla está lejos de terminar.
"Quizá todavía vaya a ser larga", afirma.

"En los próximos días, los combates se tornarán más feroces, pues los yihadistas de EI o bien huirán camuflándose entre los civiles o bien lucharán hasta el final".


Agencia / El Universal

 

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