0
Votos
Nota Aburrida
Nota Interesante
La generación desechable

Imagen Siguiente
GENERACIÓN desechable, adolescentes que se inician en el mundo del crimen con una expectativa de vida corta.
Cinco años es la expectativa de vida que tienen los jóvenes delincuentes hoy en día. Pertenecen a una generación desechable.
lunes, 14 de agosto de 2017
Por: Jesús Rivera/Reportaje
Comparte esto en Facebook
Comparte esto en Twitter
Comparte esto en Digg
Enlarge Font
Decrease Font

Cinco años.


Cinco años es la expectativa de vida que tienen los jóvenes delincuentes hoy en día. Pertenecen a una generación desechable.
En las redes sociales es cada vez más frecuente ver a personas muy jóvenes, de ambos sexos, posando con radios y armas de fuego, o mostrando a sus pequeños hijos con una metralleta o una granada de mano
Para el Presidente de la asociación civil "Buenos Padres", Horacio Alberto Reyna, se trata de un fenómeno social sumamente complejo que se origina primeramente en la pérdida de valores.
Entrevistado en torno a este tema, el psicólogo conductual manifestó entre otras cosas que se trata de algo muy común que parejas en Internet exhiben a sus hijos con el radio o con la pistola, como si fuera un motivo de orgullo.
"Da tristeza ver esto y vamos viendo la descomposición que ha ido sufriendo el tejido social.

Yo preguntaba a algunas personas: El tejido social, ¿es de carne o es de tela? Si es de tela, se arregla con cosas, pero si es de carne se arregla con cuestiones humanas, con más trabajo social", apuntó.
Actualmente se habla mucho de la falta de valores éticos, morales, religiosos, familiares y hasta patrios.
Para Horacio Alberto Reyna, estamos inmersos en una cultura diferente, imbuida por la tecnología y el consumismo.
"Nuestros padres se preocupaban por tener hijos buenos.

La bondad era un valor supremo. Si te peleabas en la escuela, en tu casa te regañaban y te daban otra buena para que no te volvieras a pelear, porque eso no era bueno.

Si te robabas algo, te llevaban con el de la tienda a devolver las cosas porque eso no era bueno. Pero hoy en día creo que se privilegia más el tener hijos listos, el tener hijos vivos que se salgan con la suya.

Si en la escuela son corregidos por los maestros, los papás inmediatamente vamos a defenderlos, cosa que no sucedía en nuestros tiempos. En nuestros tiempos los papás iban y le daban toda la razón a la maestra y en la casa aplicaban un correctivo", aseveró.
Desde la óptica de la psicología, se ha ido perdiendo la orientación porque todo se convirtió en algo desechable y provisional.
"Yo recuerdo en mis tiempos que el hermano mayor le dejaba el pantalón al más chico, las cosas en la casa se arreglaban, todo tenía una reparación, y en éstos tiempos todo es desechable y provisional.

En la casa no había platos desechables, vasos desechables. Se levaban las cosas y se volvían a utilizar, hasta que se acababan. Hoy, en estos tiempos, la moda, los artistas... Había artistas que duraban hasta diez o quince años en el gusto del público pero ahorita tenemos artistas que en quince días o un mes se acabó, pasó la moda.

El mundo no le da la seguridad a las personas. Somos muy influenciados por el consumismo", dijo.
Citó el caso muy común de la madre de familia que se endroga en Coppel para comprarle a su hijo un celular de última generación.

La mujer estará pagando durante muchos meses un aparato que en realidad el muchacho no precisa de él, o que puede ser sustituido por otro más barato.
Se vive en un consumismo constante, en el placer inmediato donde nuestros hijos no saben esperar.

Si se les dice que le comprarán después el celular, lo exigen y lo quieren ahora mismo.
"Entonces, los papás se ven agobiados porque no pueden satisfacer las demandas de sus hijos.

Por decir, un obrero, aunque trabaje más no va a ganar lo suficiente para pagar todos los satisfactores que quieren sus hijos", reiteró.
Las nuevas generaciones ya no se conforman con artículos genéricos, sino que la marca es lo más importante.
"Es increíble que unas chanclas de playa ahorita cuestan 600 ó 700 pesos porque tienen una marca que dicen Bebé, y que las personas se esfuercen por comprar eso cuando las pueden adquirir en 50 o 60 pesos.

Este es nuestro mundo y tenemos una cultura diferente. Se desarrollo una cultura muy desechable", puntualizó.
Pero, ¿qué pasa con la vida? ¡Pues también se ha vuelto desechable!
El psicólogo agregó que se ve muy seguido en los medios de comunicación, cómo jóvenes que aún no salen de la adolescencia están envueltos en crímenes atroces.
Recientemente han salido a la luz pública los casos de "niños sicarios", como el de Edgar Jiménez Lugo, de 14 años de edad.
Las crónicas periodísticas señalaban lo siguiente: "Fue detenido el viernes 3 de diciembre del año 2010 en el aeropuerto de Cuernavaca, Morelos, cuando intentaba escapar hacia la frontera con Estados Unidos.
Durante su detención, el llamado "niño sicario" confesó haber participado en al menos cuatro decapitaciones, pero aseguró que lo hizo bajo la influencia de las drogas y porque lo habían amenazado con matarlo en caso de que no lo hiciera".
Ángel, otro adolescente de 16 años que fue detenido en Chihuahua, narra así parte de su vida: "Mi primer trabajo fue matar a mi tío.

Yo tenía 13 años y no lo quería hacer, pero todos me apuntaban a mí y lo tuve que hacer; cuando lo hice me sentí mal, no dormí en dos semanas... ya después me daba adrenalina hacer eso".
Para el Presidente de la asociación civil "Buenos Padres", esa es la prueba de que estamos ante una brecha generacional perdida, una generación desechable que la misma sociedad ha procreado.
"Lo vemos seguido, va a haber un hueco en nuestra sociedad de muchachos de 17 a 25 años que perdieron la vida por las circunstancias".
Al paso de los años, esa generación se ha convertido en la nueva camada de niños sicarios, cuya expectativa de vida no va más allá de los cinco años, desde que se inician en las actividades ilícitas.
Todos ellos buscarán tener más dinero, un mejor automóvil y un mejor nivel de vida, aunque sólo sea por uno corto período de tiempo.
Horacio Alberto Reyna aseguró: "Confundimos el éxito.

En realidad, el hombre exitoso es aquel que tiene una autoestima muy alta, el hombre bueno, el que respeta las leyes; podría ser muy carente de muchas cosas, pero su autoestima está sana.

No es orgullo, es dignidad. Mucho tiene que ver, y cuando la persona se siente digna aún en las peores condiciones lucha, camina, avanza y no se deja llevar por las soluciones fáciles".
Dijo que por desgracia hay muchos jóvenes que dicen: "Voy a estar en una maquiladora y me van a dar ochocientos pesos por semana, pues mejor me voy de puntero, ando libre, ando en la calle, aunque dure cinco años con vida".

Y ahí queda, se acaba la vida. son desechables. Ellos mismos te dicen: "Es preferible vivir como rey dos años o cinco años que vivir como buey toda la vida", porque ese es su pensamiento; de cierto modo empiezan a aceptar esta idea, que la vida es corta y cuando no tienen nada que perder, ni familia, ni hijos, ni su misma vida, entonces la vida se convierte en algo desechable.
La tecnología contribuyó para convertir al ser humano en un artículo de desecho.

En los videojuegos, los niños están acostumbrados a que se acaba el juego, le pican un botón y tienen más vidas para seguir jugando.
"Por desgracia, en la vida real sólo es una. No hay reset", finalizó.

 

Opina sobre este artículo

Nombre   Email  
Título
Opinion

Otras Noticias