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Conoce al hombre más conectado del mundo

(FOTO: EFE)
El estadounidense Chris Dancy registra, digitaliza y analiza la mayoría de sus actividades, constantes vitales e interacciones electrónicas mediante decenas de aparatos, sensores, sistemas y programas, con el objetivo de optimizar su vida
jueves, 7 de septiembre de 2017
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Agencia / EFE

Chris Dancy, conocido como "el hombre más conectado en la Tierra", vive en Brentwood, Tennessee, Estados Unidos, aunque recorre continuamente su país y otros rincones del planeta, dando conferencias, dirigiendo talleres para ejecutivos y orientando a empresas y audiencias en un viaje hacia el futuro de la informática y su interacción con el comportamiento humano.

En este futuro, Dancy visualiza la aparición de la denominada Red Interna, la malla de comunicaciones que tendrá lugar entre las personas y toda la informática conectada a su existencia que, según indica, no abandonará su cuerpo, ni su ambiente ni su vida, y que viajará de regreso a la World Wide Web o red informática mundial.

Dancy anticipa que nuestra existencia se transformará en una plataforma en la que la red de códigos presentes en nuestros hogares, automóviles y cuerpos, informará, conspirará y dará forma a nuestros comportamientos y conveniencias y permitirá generar hábitos y ambientes codificados para nuestro uso.

Dancy (www.chrisdancy.com) ha ganado su apodo al haber utilizado, hasta ahora, alrededor de 700 sensores, dispositivos, aplicaciones y servicios que funcionan en su propio cuerpo, su entorno e Internet, para seguirle la pista, registrar y analizar su vida, desde su consumo de calorías hasta su bienestar espiritual, con el objetivo de hallar la mejor manera de vivirla.

Esta cuantificación de su existencia le permite a este exdesarrollador de sistemas informáticos para empresas de software, ver las conexiones entre distintos tipos de datos que antes permanecían invisibles, lo que ha redundado en importantes mejoras en su salud, productividad y calidad de vida, según asegura.

“La experiencia más positivas de ser 'el hombre más conectado en la Tierra' ha sido entender aquello que necesito hacer para ayudar a mi cuerpo y a mi mente a estar en paz en un mundo ajetreado” declara Chris Dancy a Efe, desde Tennessee.

Desde su primera aparición en la revista TechCrunch en 2013, Dancy ha seguido creando un diálogo global sobre la tecnología, las conexiones sociales y nuestras vidas cada vez más digitalizadas, y su historia ha sido difundida por los medios de comunicación en más de veinte países, realizando múltiples apariciones en radio, "podcasts" y programas de televisión.

UNA VIDA ENTRE SENSORES, APPS Y DISPOSITIVOS

Además de un cámara y dos móviles, Dancy lleva puestos en su cuerpo una decena de dispositivos, entre ellos unas gafas, varios relojes, cinturones y pulseras electrónicos, y en su casa -conectadas a un termostato inteligente y con su bombillas conectadas a Internet- hay instalados decenas de aparatos, todo los cuales que le ayudan a cuantificar y registrar todas sus actividades y movimientos y a medir sus constantes vitales cotidianamente.

El "hombre más conectado del mundo", como lo ha bautizado la compañía Bloomberg, tiene digitalizados, desde aquello que mira por televisión, hasta su temperatura, presión sanguínea, nivel de oxígeno y peso corporales, pasando por la calidad del aire que respira, el volumen de su voz, los alimentos que ingiere, así como la temperatura, humedad, luz y sonido de su entorno.

El sistema de Dancy crea y archiva continuamente un registro de casi cualquier cosa con la que mantiene un contacto por medios electrónicos y genera un catálogo de datos en línea, donde todo aquello que ha hecho en los mundos real y digital, se presenta clasificado en categorías como ‘Financiero’, ‘Opinión’, ‘Social’, ‘Trabajo de conocimiento o ‘Medioambiente’, por ejemplo.

"Los datos de sueño los clasifico en "Salud", y la primera canción que escuchó al despertar es archivada y marcada como "Entretenimiento"", explica Dancy.

Su sistema también registra datos de su coche, como la frecuencia con la que acelera y la velocidad a la que circula y, recientemente, ha incorporado información sobre su código genético, ondas cerebrales y microbiomas (flora microbiana).

Este estadounidense, que publicará próximamente un libro titulado Yo soy tú, mañana, en el que explica su ‘proyecto de felicidad digital’ en base a su experiencia personal, señala que controlar sus datos vitales constantemente le ha permitido dejar de fumar, perder peso, ralentizar su mente, racionalizar sus gastos, practicar meditación y llevar una dieta más saludable.

LA ENSEÑANZAS DE UNA VIDA DIGITALIZADA

Chris señala que, gracias a sus monitorizaciones permanentes ha aprendido a qué hora puede tomar una última copa para no tener que levantarse para orinar por la noche, la relación entre su actividad en línea y las redes sociales y la cantidad de ejercicio que practica, o cómo sus ‘borracheras’ de ver la televisión habían cambiado la forma en que se alimentaba.

“Otra lección importante para mí ha sido tomar consciencia sobre el poder de los datos sobre otras personas y las relaciones”, dice.

Para Dancy , la privacidad es una construcción social, la ilusión de que tenemos control sobre nuestra vida y sobre las ‘lentes’ que utiliza un ego que, constantemente, trabajamos para reconstruir.

Así, afirma categórico que "destruir la privacidad de mi propia vida ha sido lo más importante que he construido".

Dancy cree que todas las personas tienen dentro una "bondad básica", que puede cultivarse mediante la compasión hacia uno mismo, creando un espacio para encontrar la apertura en las situaciones difíciles o incluso la dulzura en momentos de profunda desesperación.

El “hombre más conectado” confía en que podamos crear tecnología, aplicaciones, sistemas, servicios y dispositivos que proporcionen ejemplos de las mejores partes de nuestra vida y que eso ayude a dejar de sentirnos avergonzados, de hacernos daño unos a otros o a nosotros mismos.

"Aunque no todo es optimismo: la vida conectada y digitalizada también podría aumentar nuestra agitación cotidiana a medida que las personas se vuelven menos confiables y consistentes que nuestros ‘dobles’ digitales, y a nuestra pretensión de que la gente funciona como máquinas y las máquinas como personas", añade.

"En el futuro, el concepto de identidad podría colapsar debido a la construcción y moldeado diario de nuestro ego y personalidad, a través de los sistemas digitales que utilizaremos y a que nuestra atención estará continuamente en movimiento", concluye.

 

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