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Zona de alto riesgo

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REYNOSA, septiembre de 1967, huracán Behula.
*Entre el 26 y el 27 de agosto, el huracán Harvey impactó la costa de Texas, entró cerca de Corpus Christi y causó graves inundaciones en las partes más bajas de Houston
domingo, 10 de septiembre de 2017
Por: Jesús Rivera/La Prensa/Reportaje
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Entre el 26 y el 27 de agosto, el huracán Harvey impactó la costa de Texas, entró cerca de Corpus Christi y causó graves inundaciones en las partes más bajas de Houston.
¿Qué habría pasado si el fenómeno se desviara tan sólo 270 kilómetros, que es la distancia entre Matamoros y Corpus?
De acuerdo con cifras de Protección Civil, en Reynosa existen más de 60 colonias con alta vulnerabilidad a las inundaciones, con una población de entre 110 y 120 mil habitantes.
La situación se puede agravar porque la pendiente es escasa, hay pocas salidas hacia los vasos reguladores, como la laguna o el río y éstas generalmente se encuentran obstruidas por la basura y la maleza.
El Atlas de Riesgo, documento rector para casos de emergencias, define así los efectos de un huracán a su entrada a tierra: "La energía de un ciclón es mayor a medida que se incrementa la diferencia de presiones entre su centro y la presión habitual de su periferia, que es de unos 1013 milibares al nivel del mar.

En las zonas costeras las acciones destructivas de un ciclón tropical que toca tierra son: Marea de tormenta, lluvias intensas, oleaje y vientos ciclónicos.

En el caso de los huracanes pueden ocasionar una precipitación de hasta 500 milímetros en una franja alrededor de su trayectoria, de igual forma la precipitación se maximiza en zonas de viento de "mar a tierra", sobre todo cuando se interponen rasgos orográficos como cerros o sierras".
Así pues, de acuerdo con la clasificación Saffir-Simpson, los daños causados por éste tipo de fenómenos tropicales, de acuerdo a su categoría son:
-Perturbación tropical: Ligera circulación de los vientos.
-Depresión tropical: Más de 62 kilómetros por hora, localmente destructivo.
-Tormenta tropical: Entre 662 y 118 kilómetros por hora, con efectos destructivos.
-Huracán categoría 1: Entre 118 y 154 kilómetros por hora, sin daños a edificios, daños principalmente a casas rodantes no ancladas, arbustos, follajes y árboles, ciertos daños en señalamientos y algunas inundaciones en carreteras y zonas bajas.
-Huracán categoría 2: Daños considerables a arbustos y follaje, daños extensos a señales pobremente construidas, ciertos daños en techos de casas, puertas y ventanas, daños graves a casas rodantes, carreteras costeras inundadas, inundaciones en partes bajas.
-Huracán categoría 3: Follaje arrancado de árboles, árboles derribados, destrucción de señalamientos, daños en techos de casas, puertas y ventanas, algunos daños estructurales a pequeñas residencias, destrucción de casas rodantes e inundaciones severas en partes bajas.
-Huracán categoría 4: Daño extenso en techos de casas, puertas y ventanas, destrucción completa de casas rodantes, falla de servicios, inundaciones severas en partes bajas.
-Huracán categoría 5: Efectos catastróficos, derribamiento de árboles y caída total de señalamientos, daños severos y extensos a viviendas, falla de servicios, vidrios hechos añicos en ventanas y puertas, colapso de algunas edificaciones pequeñas, destrucción completa de casas móviles e inundaciones severas en partes bajas.
DATOS HISTORICOS
Según la Administración Nacional Atmosférica y Océanica (NOAA), en Tamaulipas se han registrado 63 ciclones tropicales durante un período de 151 años (1854-2005), y de ellos, 54 impactaron de manera directa las cosas del Estado y 9 de forma indirecta.

Veintiuno de ellos correspondieron a tormentas tropicales, 18 huracanes de categoría 1 y hasta tres de categoría 5.
Los meses de mayor incidencia de ciclones tropicales son entre junio y octubre, lo cual coincide con el período oficial de huracanes para la cuenca del Atlántico.
Los registros históricos muestran una frecuencia de entre siete y ocho años, lo que significa que más o menos en ese lapso de tiempo un fenómeno tropical afecta directamente las costas tamaulipecas.
En 1867 nos impactó un huracán, y el siguiente fue en 1874 (7 años de diferencia); en 1895-1903 (7 años de diferencia), en 1958-1966 (8 años de diferencia) y 1988-1995 (7 años de diferencia).
El último meteoro que impactó la costa central de Tamaulipas fue Alex, en el 2010, hace 7 años.
Aunque a decir verdad, los fenómenos tropicales no tienen palabra, y pueden presentarse incluso con mayor frecuencia.
Hay registros donde se presentó más de un evento de diferente categoría, como en 1880 (2), 1903 (3), 1910 (2), 1933 (4), 1934 (2), 19366 (4), 1955 (2), 1967 (2), 1970 (2), 1971 (2), 2000 (2) y 2005 (2).
Especialistas en Meteorología explican que hay dos factores que inciden en la trayectoria de una tormenta tropical.
El primero de ellos es el Efecto Coriolis, una fuerza que se produce debido a la rotación de la tierra y que desvía la trayectoria de los objetos que se encuentran en movimiento en la superficie marina o terrestre.

En el Hemisferio Norte los desvía hacia la derecha y en el sur, hacia la izquierda.
La Fuerza de Coriolis o Efecto Coriolis lanza los ciclones tropicales en una trayectoria de este a noroeste.
Pero existe otro fenómeno que modifica la trayectoria de los huracanes: El anticiclón.
Un anticiclón es lo contrario de un ciclón, es decir, una zona atmosférica de alta presión.

El aire que lo circunda desciende sobre el suelo desde las capas altas de la atmófeste, debido a lo cual provocan situaciones de tiempo estable y ausencia de precipitaciones.
Suelen aparecer en los meses de septiembre y octubre como débiles frentes fríos que bajan desde el noroeste de los Estados Unidos hacia la parte del Golfo de México y costa este norteamericana.
Siendo como son, paredes de viento, el ciclón y el anticiclón, cuando llegan a chocar, favorece el cambio brusco de trayectoria, y es entonces cuando parece que el ciclón es errático.
Han sido varios los anticiclones que han "salvado" a Reynosa a lo largo de los años, sobre todo después de mediados de septiembre, octubre y noviembre.
DAÑOS CATASTROFICOS
Volviendo a la pregunta inicial: ¿Está la ciudad de Reynosa preparada para un huracán?
El 20 de septiembre 1967, cerca de las 11:00 de la mañana, el huracán Behula tocó tierra cerca de la desembocadura del río Bravo.
En Reynosa y Matamoros causó grandes inundaciones y serios daños a la población.
Pasaron varios días antes de poder normalizar los servicios de electricidad, agua y teléfono, el comercio local y la industria sufrieron pérdidas y el agua tardó en drenar.
Debieron pasar años para que en Reynosa todo volviera a la normalidad.

(Ver reportaje: Behula, el huracán que marcó a Reynosa, publicado en La Prensa el 21 de junio del 2015).
Ante un panorama de esa naturaleza, las autoridades municipales han establecido un protocolo de prevención, dando seguimiento puntual a los fenómenos meteorológicos que se forman en el Atlántico, su trayectoria, potencia de los vientos y cono de incidencia.
Horas antes de que Harvey tocara tierra en Corpus Christi, se llevó a cabo una reunión del Consejo de Protección Civil ampliado para estar listos ante un eventual impacto.
Ya que durante la temporada de huracanes cualquier población costera puede ser afectada, es necesario contar con un plan de emergencia, y por ejemplo, en México, tras un ciclón tropical se activa inmediatamente el Plan DNIII de la Secretaría de la Defensa Nacional, se establece un comité de abasto, salen las brigadas de salvamento y se avituallan los albergues temporales.
Tras el recuento de daños, si es necesario, se solicita que se considere zona de desastre y se acceden a beneficios como el Fondo de Desastres Naturales a fin de minimizar las pérdidas materiales de la población civil.
En Houston se registró una precipitación de hasta 30 pulgadas en tres o cuatro días.

En Reynosa, con una lluvia ligera las calles se convierten en ríos y las colonias se encharcan.
Esto se debe, principalmente, a que los habitantes de las colonias bajas siguen tirando basura en alcantarillas, drenes y canales.

Esa práctica obstruye el libre flujo del agua de lluvia y causa encharcamientos.
Siendo una región mayormente plana, es difícil que exista un sistema de drenaje natural hacia los vasos reguladores.
"Una cosa es que podamos estar preparados ante un huracán y otra es que tengamos una cultura de la prevención", enfatizó Martínez Alvarado.
Pidió a los habitantes de las colonias que se abstengan de tirar basura en la calle, en los canales, en los drenes y alcantarillas.

Se han encontrado hasta sillones, refrigeradores y camas que bloquean el flujo del agua en los canales.
Otra situación: En Reynosa, a diferencia de Houston y otras comunidades de Estados Unidos, es difícil que una familia acceda a dejar su casa antes de un huracán o cuando ocurre una inundación, por lo que hay que ser reiterativos en hacer las debidas recomendaciones a la población que habita en zonas de alto riesgo, como las colonias bajas o aquellas que están cerca de cuerpos de agua.
Dichas recomendaciones son, principalmente, que tengan suficiente reserva de comida enlatada, que cuenten con linternas, baterías, aparatos de radio y comunicación, que sus documentos los tengan en bolsas de plástico herméticas, que protejan las ventanas de sus casas y de ser posible, trasladarse a los albergues.
A principios de año, el NOAA anticipaba que habría 11 tormentas tropicales; a mediados, había aumentado el pronóstico a 17.
De ellos, se han formado hasta el momento 9 tormentas tropicales, siendo el pronóstico de 4 huracanes para la temporada, de los cuales van 3.
INCIDENCIA EN TAMAULIPAS
El Atlas de Riesgo señala que el mayor número de ciclones tropicales registrados en Tamaulipas son tormentas tropicales, las cuales se han presentado en 28 ocasiones.

Entre 1854 y 1922, se presentaban en un período de entre 6 y 9 años, mientras que de 1925 al 2005 se presentaban con una diferencia de entre 2 y 6 años.
En cuanto a los huracanes de categoría 1, se han registrado en ese período en 15 ocasiones, con una ocurrencia más irregular en períodos de entre 12 y 18 años.
"El huracán Anita de categoría cinco, corresponde al huracán de mayor categoría y magnitud que ha afectado al Estado.

Se forma el 1 de septiembre de 1977, el 2 de septiembre alcanzó su categoría máxima (vientos de 241.35 kilómetros por hora) al sureste del Estado, en particular en el Municipio de Soto La Marina.

El fenómeno provocó daños en las comunidades de Soto La Marina, Abasolo y La Pesca, así como en zonas agrícolas y vías de comunicación", se relata en el documento.
Ya que la zona costera de Tamaulipas es zona de alto riesgo, incluyendo poblaciones tierra adentro, como Reynosa, Protección Civil recomienda a la población en general que esté pendiente del desarrollo de éstos fenómenos.
Crear una cultura de la prevención sería lo mejor ya que se podrían evitar pérdidas humanas y materiales.

 

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