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Los otros damnificados

- Bertín Marín vive en la calle con su familia y sus 23 perros. Dice que las autoridades de Jojutla no lo apoyan; la única atención que recibe es de las brigadas para animales
sábado, 21 de octubre de 2017
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JOJUTLA, Mor., octubre 21 (EL UNIVERSAL).- El municipio de Jojutla, Morelos, recibe a sus visitantes con inmuebles derrumbados, casas con grietas, negocios acordonados y moños negros en las puertas.

Las iglesias sólo tienen las fachadas porque las cúpulas se cayeron después del sismo del pasado 19 de septiembre.
Además del pavimento levantado de las calles, donde los vehículos difícilmente transitan, llama la atención la cantidad de perros.

Hay uno en cada esquina, también se observan desde la carretera, unos en jauría, otros solos, sin rumbo y sin hogar. Son parte del otro sector de damnificados, los habitantes comentaron que perdieron a sus mascotas durante la catástrofe.

Perros, gatos y hasta animales de granja son algunos de los casos que se presentan en la población.
Aunque no se escucha música, la gente platica con tranquilidad, incluso quienes han hecho de las calles su casa, por ejemplo, Bertín Marín.

Vive bajo una carpa amarilla sobre la calle Gildardo Magaña, por miedo a que su casa se derrumbe. Ahí habita con nueve miembros de su familia y 23 canes.
"No siento que hayamos perdido nada porque mi familia está bien y lo demás son cosas materiales.

Tengo 69 años, pero me siento de 25 porque tengo fe, confío en Dios, en la gente que nos apoya y sobre todo en mi persona", dijo.
Lo más difícil para ellos es la inclemencia del sol y las noches de lluvia, porque deben acomodar la lona continuamente para que no se filtre el agua.

Aunque las autoridades les sugirieron ir a un albergue, se negaron.
—Deja a tus perros aquí o amárralos y ustedes se van para allá, —fue el mensaje de las autoridades.
"No nos vamos a ir de aquí dejando a nuestros perritos", contestó.
Aseguró que sus mascotas son como sus hijos, hermanos o alguna persona importante.

"Sentimos ternura por los perritos porque también los consideramos seres vivientes y los amamos. No es una cuestión de gusto, sentimos que también merecen respeto y tienen derechos".
Antes del sismo, él y su esposa vendían pizzas y empanadas en el mercado Riva Palacio; sin embargo, el negocio está cerrado porque no hay gente que vaya a comprarles.
Reconocieron que los productos que venden no son artículos de primera necesidad, "comerse una pizza ahora es un lujo".
A pesar de que su situación económica no está bien, eso no detiene a la familia para seguir adoptando cachorritos.

Recogen canes desde hace 17 años, cuando los ven solos o en malas condiciones. Cuando tuvieron 15 empezaron a regalarlos a personas que les pudieran dar la atención y el cuidado que necesitan, aunque han llegado a tener hasta 30.

Tras el terremoto, conservan 23.
Bertín consideró que su situación es extrema, por eso hace un llamado a las autoridades y al gobierno municipal para darle un apoyo o terreno en el que pueda ir construyendo su casa porque, aseguró, sin renta no hay vivienda.

Además, indicó que no hay lugares para rentar porque la mayoría están dañados en Jojutla y hay muchas personas buscando lo mismo.

Brigadas de amor

Rodrigo Estrella, fundador de StarDog, una escuela especializada en entrenar perros para rescate, guardia, protección, servicio y lazarillos que brinda servicio a 250 canes, apoya a la localidad como parte de una de las brigadas que realiza después de algún fenómeno natural, como inundaciones y temblores.

Busca esterilizar, desparasitar y alimentar a los animales afectados.
Ha estado en Tabasco, Guerrero, Ciudad de México y Morelos. Para realizar estas acciones requiere de voluntarios, puesto que solamente cuenta con un equipo de 14 personas.

Su compromiso termina hasta que los animales estén en óptimas condiciones, lo que puede conseguirse en tres o seis meses.
Rodrigo dijo que hay 25 millones de perros callejeros en México y 14 millones de gatos, aunque no hay cifras oficiales de la cantidad de animales abandonados tras el sismo.

También se debe a que no hay campañas de esterilizaciones. "La gente no sabe cómo cuidar a los animales", explicó.
Rodrigo conoció a Bertín en una de estas brigadas.

Le dejó alimento donado por gente de su fundación y personas del resto de la Ciudad de México. "Esto no es de hoy, voy a venir cada semana o cada 15 días hasta que los perros estén esterilizados y mejoren las condiciones", aseguró.

La abogada

En este municipio de Morelos, Rodrigo también conoció a Deyanira Sámano quien se encarga del albergue Patitas de Amor desde hace 22 años.

Empezó en 1995, cuando veía a canes en la calle lastimados o abandonados. Los llevaba a su casa para atenderlos y darles de comer, pero a su esposo no le gustaba.
Deyanira, quien es abogada, se unió con Patricia de la Peña, quien da cursos de capacitación para belleza, con el fin de contribuir con su pasión: ayudar a los animales.

El lugar donde está el albergue se los prestó una persona que no vive en Jojutla, ahí llevan seis años. Entre ellas se van turnando para cuidarlos, atenderlos y darles de comer.
A Deyanira también la desalojaron de su hogar y llevó a sus perros durante tres días al albergue mientras encontraba otro espacio.

Coincidió en que no pueden estar mucho tiempo ahí, porque necesitan cuidados especiales que sólo les pueden dar sus dueños.
Aseguró que el mantenimiento y el dinero para comprar la comida lo ponen de su bolsillo.

Declaró que nunca han recibido apoyo por parte de las autoridades, solamente de Pedigree gracias a su hermana, Carmen Sámano, quien gestionó para que cada mes les den bolsas de croquetas; no obstante, no les alcanza y deben comprar más para alimentar a los 17 perros.
Deyanira comentó que reciben críticas de la gente.

Muchas personas no les compran boletos para los eventos que realizan porque son para animales; sin embargo, los perros no son los únicos afectados. En Morelos hay al menos 300 ranchos, de acuerdo con el Inegi, de los cuales 10 están en Jojutla, por lo que muchos animales de granja fueron perjudicados.

Animales de granja

Otro de los lugares dañados en donde ha estado Rodrigo es el Bosque de Nativitas, en Xochimilco, donde atendió a 15 perros y a la mayor parte de los caballos.
Conoció a Juan Cruz Rosas, quien tiene 27 equinos, herencia de sus padres.

En Xochimilco hay campesinos que también se dedican a la cría de esa especie para atraer al turismo y dar terapias gratuitas a niños con distintos problemas.

El paseo a caballo cuesta 60 pesos la media hora y 120 los 60 minutos.
"Antes nos salían 800 o mil pesitos, ahora que no viene nadie hay veces que nos vamos con las manos vacías y conseguir aunque sea 20, 30 pesos para la leche y los cachorros es ganancia", contó.
Uno de los caballos de Juan se hirió una pata cuando se le cayó la caballeriza por el movimiento telúrico.

En los días posteriores los animales se mostraban nerviosos por la situación.
En Xochimilco esta es temporada turística, las personas se acercan a la zona de la ciudad, como el Bosque de Nativitas, para cortar la característica flor de cempasúchil de este mes; sin embargo, este año no se ve a la gente en el campo cortando la planta.

Los pobladores enfrentan problemas económicos debido a la poca actividad turística. "Antes comíamos bisteck, pollo y salchichas; ahora nos alcanza para puros frijolitos o comer los animales de la granja", comentó.
Reconoció que el turismo ha bajado en la zona, por lo que los ingresos no son los mismos.

No alcanza para el alimento de los caballos, pero ellos tienen que comer y por eso les dan pasto.
Juan estudió hasta tercero de primaria, "pero no nos entraban las letras, por eso nos dedicamos al campo".
Aseguró que el cuidado de los animales es una herencia.

También siembra maíz, haba y frijol. Durante la campaña realizada en Xochimilco, uno de los caballos que estaba siendo atendido se desbocó debido a los nervios que le produjo la revisión veterinaria, por lo que locatarios y brigadistas se dedicaron a perseguir al equino y atraparlo, mientras otros tranquilizaban a los demás para no provocar un accidente, porque en el lugar se encontraban cerca de 100 esperando atención médica.
El dinero para sobrevivir y realizar las brigadas se obtiene de los entrenamientos de perros, conferencias y asesorías que dan a lo largo del año.

Planean mantener esta atención médica que brindan a los animales al menos hasta dentro de tres meses, hasta que los perros o caballos que atienden estén en las mejores condiciones.
"¿A ti quién te ayuda?", se le preguntó.
"Todo el mundo me pide atender animales, pero nunca me preguntan si estoy bien, si comí o si dormí y es muy poca gente la que apoya en esos aspectos, por eso lo valoro mucho", comentó Rodrigo.

El Universal /

 

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