Se elevó una súplica por Rivera Carrera, quien ha gobernado dicha arquidiócesis por más de 22 años "para que se una más íntimamente a Cristo y sea su testigo ante los hombres".
Los feligreses también pidieron por los enfermos y sus cuidadores "para que el señor fortalezca sus cuerpos y espíritus para afrontar con valentía la prueba y les dé la esperanza necesaria para no decaer en la lucha".
El cardenal Norberto Rivera agradeció al "padre santo" por haberlo elegido "no por méritos míos", a participar en el sacerdocio al servicio de su iglesia y le pidió que le concediera seguir anunciando el evangelio "con humildad y valentía y administrar con fidelidad tus sacramentos".
En el segundo domingo de adviento, el prelado aseguró que es tiempo de preparación y de pensar sobre la actuación pasada para mirar a Jesús quien llega en navidad.
En su discurso, el prelado aseguró que rectificar el camino debe ser tarea diaria y universal "siempre y en cada momento para poder vivir".
Comentó que san Pedro refuerza esta idea afirmando que Dios tiene mucha paciencia con nosotros y quiere que todos sus hijos "nos convirtamos hacia él".
Se trata, dijo, "de un cambio de mentalidad y de vida necesaria, no es sólo para los que son grandes pecadores sino para los que creemos que andamos más o menos bien porque somos vulnerables".
Rivera Carrera señaló que la conversión auténtica nos debe llevar a rechazar la injusticia, violencia y odio para implantar la justicia, paz y reconciliación.
"El momento más feliz de Juan fue cuando encontró al maestro; el momento más feliz de los hombres debe ser el encuentro con Cristo".