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De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), lo que en realidad ocurre a los pequeños que tienen menos de seis meses de vida, es un reflejo llamado respuesta bradicardíaca, significa que los infantes cuyas cabezas son sumergidas en agua, naturalmente sostienen la respiración y el ritmo de su corazón se hace más lento mientras están bajo el agua.
Además, los bebés colocados boca abajo con el agua cubriéndoles el abdomen, mueven sus brazos y piernas simulando acciones coordinadas propias de la natación.
Esto se conoce como el reflejo de nadar, no obstante, eso no significa que puedan dominar sus movimientos para evitar ahogarse.
Los bebés no tienen la edad suficiente para contener la respiración ni son lo suficientemente fuertes para mantener su cabeza fuera del agua.
Además corren el riesgo de ahogarse al tragar grandes cantidades de agua.