(Agencia Informativa Conacyt) Consejos ancestrales, rumores de los vecinos y un sinfín de leyendas urbanas se desprenden del consumo de lácteos, especialmente de la leche.

Entre las supersticiones más populares está el creer que beber dicho producto favorece la producción de mocos y hay una mayor tendencia a los resfriados.

Las opiniones siempre han estado divididas, hay quienes ven en la leche de vaca una gran fuente de nutrientes que pueden contribuir positivamente al organismo y la consumen en cada posibilidad existente.

Por el lado contrario, se encuentra el grupo que difiere de este punto de vista y llegan a considerar al producto como innecesario para consumo humano e incluso peligroso para la salud y bajo este contexto, la ciencia habla para derribar cualquier posibilidad de creencia infundada.

En varios estudios realizados en los últimos cinco años a lo largo del mundo, donde utilizan grupos placebo para comparar las reacciones a la leche de vaca y la leche de soya saborizada, para evitar que se noten las diferencias, muestran que no hay tal aumento en la producción de mucosidad.

Los expertos involucrados en dichas pruebas, coinciden en que a pesar de que la producción de mocos es un mecanismo de defensa de las vías respiratorias contra las infecciones, el consumo de leche no influye en el aumento de estas secreciones.