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¡Descubre las zonas erógenas de tu chico!

El cuerpo humano tiene diferentes zonas con diferentes sensibilidades, eso está claro, por eso tampoco es de extrañar que dispongamos de lugares concretos en los que si
miércoles, 11 de julio de 2018
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(EFE)
El cuerpo humano tiene diferentes zonas con diferentes sensibilidades, eso está claro, por eso tampoco es de extrañar que dispongamos de lugares concretos en los que si se sabe cómo y dónde tocar, nos lleve al placer más absoluto en incluso, al orgasmo.

Estos puntos concretos son los puntos erógenos.

Si lo que quieres es sumir a tu chico en un torbellino de placer sin precedentes, es necesario que descubras dónde se encuentran sus zonas más sensibles y vulnerables.

La parte más sensible de un hombre la encontraremos en la zona interna superior de los muslos, podemos llegar a ponerlo a cien sólo con tocarla, así que ya no digamos si la lamemos o la acariciamos con la yema de los dedos…

Otra de las zonas erógenas, aunque parezca imposible o sumamente extraña, son los pezones.

Al igual que a nosotras, al hombre también le gusta que jueguen con sus pezones, que los succionen o los laman, así que no te olvides de dedicarles unos mimitos.

Repleto de terminaciones nerviosas, la zona erógena por excelencia es el pene.

Ya sea con la boca o con las manos, estimula el pene de tu chico y verás una eficacia casi del 100%, una vez en erección conviértelo en tu juguete, piensa que un buen juego se merece luego (o antes), una buena recompensa.

Sin embargo no debemos olvidar a sus acompañantes, los eternos olvidados, los testículos. Bésalos, y juega con ellos, pero con cuidado, son sumamente sensibles.

Aunque muchos chicos sean reacios a ello, otra zona hipersensible es la del perineo, situado en el ano, que es donde se sitúa el punto G. Sorprende a tu chico introduciendo el dedo en el ano y moviéndolo circularmente, ¡le encantará!

Para acabar recordar que los besos y las caricias en la oreja o el cuello pueden ser el preludio del festín sexual, así que si no sabes como empezar, prueba en dejar que tus labios rocen su clavícula, no podrá resistirse.

 

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