REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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El Vivo dolor en el corazón de Jesús

…” Entró en el Templo y se puso echar a los vendedores, Está escrito: Mí casa será casa de oración, y vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones “… (Lc 19, 45-46)
domingo, 22 de julio de 2018
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El mensaje de Cristo Nuestro Señor, se propago en Israel, conmoviendo las regiones conforme fue penetrando en conocimiento su palabra entre las muchedumbres que lo escucharon, se fue difundiendo su doctrina y mandamiento, hasta trascender las fronteras de la nación judía, así como ayer, continúa comunicando y extendiéndose en el mundo la obra de salvación a través de los siglos; …” Dijo Jesús; Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación.

Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; quien no creyere, será condenado “… Por lo que su obra continuará hasta el fin de los tiempos, porque al lado de las personas que reciben la doctrina de Jesús en un siglo, hay otras que en el siguiente siglo, como si estuvieran esperando su turno la aceptan, pero también ha sido siempre en muchas personas que se rehúsan solo conocerla, ya no se diga conocerla son indiferentes, otros tantos, que sin encontrar una causa la repudian y desechan, evadiéndose los timoratos de hacer suya la palabra de nuestro Salvador, esquivan el camino seguro de salvación, la realidad es triste, porque los que dicen amarle le rechazan, los que dicen reverenciarle lo evitan, los que dicen ser conquistados por su enseñanza, en su interior lo detestado.

A ellos se pregunta; ¿Ustedes, los que detestan la obra de Dios? ¡Que es lo que quieren! No para ajustarla a su capricho, sino para pedir a Dios que la cerrazón de su inquina sea expulsada de su alma y se salven.

Así como en las familias hay buenos y malos hijos, en nuestra Santa Madre Iglesia existen los buenos cristianos católicos, como los malos, todos desde el primer momento reciben a Cristo en la Eucaristía, ocurriendo que el corazón bueno y noble se apasiona e inflama de Amor por Jesús; en el puritano timorato está en su corazón la negación, hace de lado la prueba de fidelidad para alcanzar la promesa de Cristo Nuestro Señor, prefiere el camino del mundo, donde vive embelesado en las cosas que le seduce, incita y perturba, cree que su vida de deleites permanecerá en él, creyendo que siempre será igual, cuando que todo lo que se recibe de Dios es para luchar y conquistar la salvación eterna a través de la vida terrenal, cumpliendo su mandamiento, doctrina y la práctica de la oración frecuente con actos de fe, esperanza y caridad; al expulsar una y otra vez el pecado, la gracia motiva a depurar el alma por la confesión y penitencia, hasta que las caídas sean menos frecuentes, el estado de gracia habrá con empeño permanezca en el corazón hasta que Dios llame a su presencia al cristiano católico; pero, si la inquina contra la verdad, no se expulsa del corazón en el tiempo de vida de ese pecador, perderá, porque cuando era tiempo no escucho y sí desprecio, maldijo e injurio, los medios que Cristo Nuestro Señor entrega para apartarse de las actitudes irreverentes contra Dios y el prójimo, inesperadamente se revierten contra el pecador que hizo esos males, así cuando muera, esa alma vivirá la angustia de una vida desajustada que le hará vivir en sus últimos momentos de la existencia que se extingue, presionado por esos actos malos en que vivió envuelto, ya no habrá nada que lo pueda detener, pero sino posee la gracia para pedir perdón y salvarse, ahí queda su alma, decirlo es fácil, pero vivir bajo esa presión que no da paz ni tranquilidad, que agita el corazón y corta la respiración es otra cosa, ese pecador causa el vivo dolor en el corazón de Jesús, que derrama lágrimas por su condenación.


En una inmensa mayoría, cuando se le habla la necesidad de salvar su alma, el punto que domina es la postura del no me interesa, no me molestes con eso, no me digas ya nada de ello, no quiero escuchar, ¿quieres mi amistad? no me vuelvas a tocar ese asunto, así de recalcitrante es la humanidad pecadora cuando se intenta hacer el bien de apartarla de su conducta, hasta donde llega la aversión y mala voluntad contra la verdad de la palabra de Dios.

Cristo Nuestro Señor desde el inició de su peregrinación por el mundo, tenía conocimiento de la negación y rechazo que encontraría, aun así, vino a cumplir la voluntad de su amado Padre, por lo que dijo; …” Quien me odia a Mí, odia a Mi padre “… El problema es inexplicable, las blasfemias que se dirigen a otros se dicen: “usted aguante” como si no tuvieran efecto en el ofendido la ofensa, en otros, es desquite y desafío dañar al prójimo en su dignidad debido a la saña con que se ofende, es probable que en este despierte la venganza, por eso la pregunta; ¿Señor porque los seres humanos tienen ese resabio contra ti? La ofensa en el prójimo es ofender a Dios.

Ninguna persona va a un lugar donde es mal visto, menos asistirá si es odiado porque puede peligrar su integridad física; por otra parte, si ha hecho bien, es criticado por la incomodidad de muchos que pudiendo hacer el bien no lo hacen, pero sí se molestan que otro haga el bien, enciende la envidia y a la censura; para él que hace mal, no hay la crítica, hay exaltación y elogio a sus maldades, así de confusa es la humanidad que contradice la verdad y exalta la mentira.

Cristo Nuestro Señor en su infinita misericordia da la razón y la causa en su palabra para que comprendamos la gravedad de este comportamiento, y la necesidad de corregir la equivocada indisposición contra su divinidad, dijo; …” Si Yo no hubiera hecho en medio de ellos las obras que nadie ha hecho, no tendrían pecado, por ahora han visto, y me han odiado, lo mismo que a mí Padre” … Esto es lo que conoció Cristo Nuestro Señor en el corazón del pueblo que vino a salvar, y esa misma conducta como Dios conoce será en tiempos posteriores, la incredulidad y la duda en su divinidad gana prosélitos, pero cuando está perdida toda esperanza en la agonía de su vida, el Señor mostrará la realidad de sus pecados, y puede, a quien lo pida, conceder la gracia del arrepentimiento.


En el siglo que vivimos, la infidelidad se ha hecho norma obligada en la vida del ser humano, no para servir a Dios su Creador, sino para ofenderlo cuando obrando con deslealtad, porque se va en contra su mandato, el prójimo y contra sí mismo.

¿Cuántos hay que se les ofrece dinero por dejar a Cristo Nuestro Señor? Muchos no se la piensan en traicionar a su Creador y venden su fidelidad, esto es en todos los ordenes de la vida, le llaman “negocio” “beneficio” “es lo mejor” “costo financiero” así se vende la salvación del alma, puede más la ambición desmedida, que no ayuda a quien de verdad la necesita, se manipula a perder la salvación y ese promotor pierde el amparo de la misericordia de Dios, como lo refiere el Señor en la parábola, donde el hombre herido de muerte en el desierto, pasa de lado el sacerdote, el levita y ninguno tiende su mano cuando menos levantarlo, solo el Samaritano que lo hizo, se muestra el Señor, esto no lo entendió el pueblo judío cuando Cristo Nuestro Señor paso por la nación israelita, y por Jerusalén lo aclamaron porque querían hacerlo rey y les diera el poder del mundo, pero como no vino a eso, sino salvarlos del pecado, se incomodaron contra de Él, entonces lo siguieron para criticarlo y negarlo, no para convencerse y salvarse; el corazón endurecido de la mayoría impidió reconocer que estaban ante la presencia del Hijo de Dios hecho hombre; lo fustigaron con insultos y mofas, hasta llevarlo a muerte Cruz como si fuera un criminal, la perfidia no les dio oportunidad de ver que cayeron en el latrocinio que va a costarles ríos de sangre, porque rechazaron el enviado de Dios a salvarlos, lo han castigado injustamente, fue porque estaba herido su orgullo de pueblo elegido ante los demás pueblos paganos, que si de momento titubearon de una mesías de poder, al saber a lo que vino se burlaban de ellos, como van a dominar el mundo perdonando a su enemigo, poner la otra mejilla cuando te han abofeteado, en esto hay que comprender, siendo nosotros, miserables pecadores, hacemos lo mismo que su pueblo, obramos ofendiendo al Señor con nuestra conducta, cada quien sabe y conoce su relación con Dios, por lo que nos hemos convertido en desleales a su mandato, infieles a su palabra, porque el gozo del mundo no deja razonar en reconocer el error, bien es comprender, la vocación divina es un privilegio, esto es, que vivir en gracia, todos lo podemos hacer; el recibir a Cristo Nuestro Señor en la Eucaristía, todos lo podemos hacer; rezar el rosario, todos lo podemos hacer; nuestra oración por la mañana y noche antes de descansar, todos lo podemos hacer; asistir no solo los domingos sino entre semana a la Santa Misa, todos lo podemos hacer; así se cultiva el amar y servir a Dios en todos los ordenes de la vida, pero no se hace nada de esto, o si se hace se hace a pie juntillas, o sea a escondidas de los demás, para que no digan de mí.

Es de razonar que nuestra conducta será juzgada cuando ya no se pueda dar paso atrás como lo veremos en esté pasaje de Jesús. Hagamos más sagrados nuestros deberes de fidelidad, advierte San Gregorio a la posteridad de tiempos; …” Pero si el alma no reconoce el tiempo de estas visitas y las desprecia, Dios la abandona, al terminar la vida, en manos de los enemigos, y la miserable (alma) se pierde eternamente “… La obstinación del poder en los escribas, fariseos y sacerdotes del sanedrín, tendrá las fatales y mortales consecuencias, Jesús profetiza a sus discípulos, que, sorprendidos, veían la ciudad al momento de escuchar a su Maestro, les parecía imposible su destrucción, pero sabían que la palabra de Cristo Nuestro Señor era profética, nada decía que no sucediera, también veían que su palabra causa el vivo dolor en el corazón de Jesús.

Se halla la comitiva en una ladera del Monte de los Olivos, donde se dominaba la ciudad en su esplendor y la grandeza que exaltaba su fama y riqueza.
Al ver la ciudad, ve de ella en espíritu un cuadro espantoso, terrible e infernal que arranca el llanto clamoroso del pecho, los ojos del Señor derraman lágrimas de dolor; …” Y cuando estuvo cerca viendo la ciudad, lloró sobre ella “…No solo derramo lágrimas, sino que lloró y se lamentó en alta voz, la desgracia que vendrá sobre la ciudad que tanto amaba, por la que tanto había trabajado, a la que Dios había colmado de bienes y promesas, no habiendo la ciudad entendiendo y tampoco sus pobladores, prefirieron la ruina a la salvación que, por el Hijo de Dios, su Mesías debía venirle.

No solo lloró, sino que, habló a sus discípulos; …” Y dijo: ¡Ah, sí tú conocieras también, tú lo que sería la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos “…En Él que ante ti hace un supremo llamamiento, dio en muchas ocasiones a las multitudes el espléndido testimonio de su dignidad; …” Lo que puede atraerte la paz “…Que soy yo mismo el Mesías enviado por Dios mi Padre para traerte la salvación, y los bienes de la paz que de ella se derivan.

Por tu voluntaria ceguera, niegas el bien que pudieras recibir, lo rechazas, contradices y discutes sin evitar el mal que te fuera dado evitar. Ha sido visitada, Dios lo ha manifestado en la persona divina de Jesucristo Nuestro Señor, quien predico, motivo y mostro su gracia e intersección ante Dios su Padre.

Prosigue Cristo Nuestro Señor la terrible profecía en frases cortadas y breves cuya lectura es de efecto abrumador, veía en espíritu la lamentable y terrible suerte que sobre ella caerá por obra de sus dirigentes religiosos; …”Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te circunvalarán, y pondrán cerco, y te estrecharan por todas partes, derribaran en tierra a ti, y a tus hijos que están dentro de ti, y no dejaran piedra sobre piedra “ …Sus enemigos el ejercito romano haciéndose fuerte en sus trincheras, y los judíos encerrados dentro del muro de la ciudad, reducen el campo de sus defensas; y cuando esten al alcance, nivelaran la tierra, recordando que sus hijos también serán derribados, dándoles muerte; …”Y no dejaran en ti piedra sobre piedra “…Refiere Flavio Josefo, cuando no tuvieron los soldados que robar, ni a quien matar, reciben del César la orden de arrasarlo todo.

La razón de la gran ruina es haber despreciado el día de la visita del Señor, que no es otro que la vida publica de Jesús, su predicación y milagros, así como la del Bautista y los discípulos del Señor; …” Porque no conociste el tiempo en que has sido visitada “…Dios fiel a su promesa hasta el fin, quiere nuestro bien y vendrá su ayuda en la dificultad del pecador.
Para comprensión del cristiano católico dice san Agustín; …” El reino de Dios no es otra cosa que la vida eterna “… Aspiración a la que todo cristiano católico dispone su existencia, cada uno somos sembradores de la semilla de la verdad eterna, la cuidamos desde el nacimiento y conforme se avanza por el camino del mundo a la vida eterna, se puede ser presa de infinidad de tentaciones, a las que nos acostumbramos y después hasta molesta saber que tenemos que quitárnosla, siendo pacientes analizamos el proceder, esta costumbre nace de un interés, una conveniencia, un gusto y una satisfacción, más si tenemos la providencia de detener este proceder, descubriremos que vamos por el camino equivocado, y con la gracia de Dios lo retomamos.

Esto ocurrió en Jerusalén, el templo era el centro religioso de Israel lo convirtieron con anuencia del sanedrín como medio para obtener plata, hicieron del Templo un centro de negocios que no fallaba, pues como todo Israel lo visitaba todos los días, se prestaba al “negocio” profanando el templo de Dios.

Así estaban las cosas, reza el evangelio; …” Jesús subió a Jerusalén. En el Templo encontró a los mercaderes de bueyes, de ovejas y de palomas, y a los cambistas sentados (en sus mesas) Y haciendo un azote de cuerdas, arrojo del Templo a todos, con las ovejas, y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó sus mesas.

Y a los vendedores de palomas les dijo; quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre un mercado” …Obra la ira divina de Jesús con muy justa razón; se obra con justicia cuando la familia si se molestan porque la gente amontona la basura en el frente de su casa, protesta justa, que será la casa de Dios de mayor respeto, recogimiento y fervor, dejando clara la sentencia de nuestro Salvador en este momento de profanación reza San Mateo; …”Está escrito; Mi casa será casa de oración, y vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones “… Con violencia sorprendente, Nuestro Señor Jesucristo, defiende su casa con energía y fuerza, su acción hizo a todos huyeran y dejaran tiradas sus cosas, la voz del Señor despertó miedo y no esperaron a más, lo más seguro fue que no volvieron al Templo, y el negocio se le vino abajo al sanedrín.

Así de que, en nuestra asistencia a la Santa Misa, visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento, hagámoslo con el respeto debido a la casa de Dios, y poner en el pensamiento como el Seños fustiga a los sacrílegos de su casa.

Y para no confundir la ira divina con la del ser humano atendamos la enseñanza de san Gregorio; … "Hay que tener mucho cuidado no sea que la ira, instrumento de la virtud, llegue a dominar la inteligencia.

Que la ira no se porte como señora, sino como sierva, dispuesta a obedecer las órdenes de la razón". "La ira por celo turba la visión intelectual; pero la ira por vicio lo ciega"…
hefelira@yahoo.com

 

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