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El depresivo rostro del suicidio en México

En México, los epidemiólogos han reportado un aumento en las muertes por suicidio en las últimas cinco décadas y una variación
martes, 31 de julio de 2018
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(Agencia Informativa Conacyt)
En México, los epidemiólogos han reportado un aumento en las muertes por suicidio en las últimas cinco décadas y una variación del fenómeno.

Mientras que en la década de los setenta el suicidio era considerado un fenómeno frecuente en adultos mayores, con el transcurso del tiempo estudios en diferentes países indican incrementos importantes en jóvenes menores de 35 años y en adolescentes.


El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) documenta que en 2015 hubo seis mil 425 suicidios en México, de los cuales 10.5 por ciento (674) tenía entre 10 y 17 años de edad, 58.8 por ciento (396) de esos casos fueron varones y 41.2 por ciento (278) fueron mujeres.

De acuerdo con el INSP, el mayor número de suicidios ocurrió entre los hombres, ya que hubo 3.2 suicidios por cada 100 mil, mientras que en las mujeres la tasa es de 1.8 suicidios por cada 100 mil.

Cuando los medios de comunicación informan una muerte por suicidio, por lo general, la víctima es un varón, y pareciera que el suicidio ha adquirido un rostro masculino, y las estadísticas lo confirman: ocho por cada 100 mil hombres fallecieron por lesiones autoinfligidas en 2015, mientras que dos por cada 100 mil mujeres decidieron quitarse la vida.

Son las mujeres quienes realizan más intentos de suicidio, pero los varones utilizan métodos más drásticos para morir, en comparación con las mujeres, de ahí que la tasa de muerte por esta causa sea más elevada en este grupo poblacional.

La conducta suicida no distingue géneros. Alejandro Molina López señala que aunque los varones son quienes más mueren por suicidio, este patrón está cambiando porque las mujeres están imitando métodos frecuentemente utilizados por ellos.
¿Por qué aumenta el fenómeno del suicidio?

Para el psiquiatra Alejandro Molina López, en México hacen falta programas para la detección y prevención oportuna de conductas suicidas.

Actualmente los pacientes reciben una intervención cuando llegan al servicio de urgencias. “El proceso empieza mucho antes y no detectar es lo que genera un avance en el proceso del suicidio y lo detectemos en etapas muy avanzadas o con la consumación del proceso.

Pensamos que el problema del suicidio es la consumación del acto, pero en realidad el problema viene desde mucho antes”.
Desde un enfoque sociológico, el ritmo de vida, la presión social y la burocratización han llevado a un aumento de los trastornos de ansiedad.

Las situaciones de estrés crónico conllevan, a largo plazo, al desarrollo de trastornos mentales, principalmente depresión y consumo de sustancias y, como consecuencia, un fenómeno termina favoreciendo el suicidio.

La estabilidad y cohesión familiar constituyen una mayor protección ante la depresión y los intentos de suicidio.

Para Alejandro Molina, el suicidio es un problema sociológico, pese a que se atañe exclusivamente al sector salud; cuando hay vínculos sociales estables dentro de una sociedad, los riesgos de cometer suicidio podrían ser menores.

“Las personas se suicidan por una mala interacción con la sociedad, es decir, estas abandonan a la sociedad que no pudo brindarles protección.

El suicidio es una interacción coartada entre una sociedad que debió proteger a quienes cometieron suicidio consumado, esto explica por qué, en realidad, el suicidio es un problema de salud pública y social”, comparte.

Recomendaciones para identificar conductas suicidas
La aparición de algunas señales verbales puede indicar que alguien está pensando en acabar con su vida.

Hay que escuchar las voces, ya que uno de los mitos más frecuentes en la conducta suicida es creer que quienes manifiestan su deseo de morir solo buscan llamar la atención.

Personas que han intentado suicidarse expresaron previamente su intención.

Una persona que tiene estados alterados de sueño o que prefiere dormir para desconectarse de la realidad, e incluso deja de convivir con la familia, tiene comportamientos que debemos considerar de riesgo, dice Patricia Villagómez.

El suicidio se comporta de una forma característica.

Casi siempre va acompañado de una crisis emocional, pequeños momentos en el tiempo pero con gran reactividad emocional.

“Muchas personas pueden tener crisis suicidas y en uno o dos días ya no las tienen, eso no significa que ya no las tendrán.

Debemos estar preparados para una crisis pero antes de esto, detectar el riesgo justo para evitar que no haya estas crisis y si las hay, que sean lo más controladas posible”, comparte el doctor Alejandro Molina.

 

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