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Declara Bolsonaro guerra a indígenas

El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro. (Foto: EFE)
* El líder ultraderechista transfirió al Ministerio de Agricultura la potestad para identificar y demarcar las tierras indígenas
domingo, 13 de enero de 2019
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SAO PAULO, BRASIL
/REFORMA
Durante la campaña electoral, Jair Bolsonaro prometió que no dedicaría ni un centímetro más a tierras indígenas.

Como Presidente de Brasil, no tardó ni una semana en empezar a hacer cumplir su palabra.
Una de sus primeras decisiones del Mandatario fue vaciar las competencias de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), el órgano gubernamental que desde 1967 se encargaba de gestionar las cuestiones indígenas.

El líder ultraderechista transfirió al Ministerio de Agricultura la potestad para identificar y demarcar las tierras indígenas.
En Twitter, Bolsonaro justificó que más del 15 por ciento del territorio nacional pertenece a comunidades indígenas y quilombolas -descendientes de antiguos esclavos- y que menos de un millón de personas viven en esos lugares aislados del Brasil son explotadas y manipuladas por ONGs.
En otras ocasiones, el ex militar ya había dicho que mantener a los indígenas en reservas demarcadas es tratarles como animales en zoológicos.

También prometió titularizar sus tierras para permitir su explotación comercial. Los principales líderes autóctonos temen un retroceso sin precedentes.
"La FUNAI nunca funcionó bien, pero ahora todo va a empeorar.

El nuevo Gobierno traerá empresas mineras y hacenderos a nuestras tierras. Todas las agresiones que venimos sufriendo desde siempre aumentarán, por eso más que nunca es importante la fuerza del pueblo en su territorio.

La comunidad puede reaccionar contra ellos. No se trata de una guerra contra los invasores, pero hay que decirles: 'aquí tú no entras", comentó a REFORMA Itahú Ka'apor, uno de los líderes de los indígenas Ka'apor, que viven en el interior del estado de Maranhão, al norte del país.
Más de mil 700 Ka'apor residen en un territorio de 530 mil kilómetros cuadrados, entre los ríos Tocatins y Xingu, en el extremo este de la selva amazónica.

Su territorio, reconocido y protegido por el Estado desde 1982, es una isla de vegetación verde en medio de un mar de campos de cultivo y pastos para el ganado.
Actualmente se tramitaban más de 130 procesos para reconocer tierras indígenas similares.

Con la transferencia de las competencias al Ministerio de Agricultura, es más que probable que queden congelados para siempre, según advierten los especialistas.
Para la portavoz de Survival Internacional Sarah Shenker, darle al sector del agronegocio el poder de decidir sobre territorios indígenas es poner al zorro a cuidar del gallinero.
"Ellos no tienen ningún interés en proteger las tierras indígenas, todo lo contrario () será una catástrofe y un genocidio para los pueblos no contactados, que son los más vulnerables, además de un daño enorme para el medio ambiente", explicó.
El poderoso lobby de los terratenientes apoyó a Bolsonaro desde el principio en la campaña electoral.

Al principio, el líder ultraderechista incluso barajó la posibilidad de acabar con el Ministerio de Medio Ambiente y fusionarlo con el de Agricultura.
Tan sólo dio marcha atrás después de ser asesorado por los propios empresarios del sector, que temían el boicot de países importadores de productos brasileños que exigen garantías medioambientales.
El nuevo Ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, defiende rebajar los niveles de protección de los parques naturales para facilitar actividad económica e incluso la instalación de vías férreas y líneas de transmisión eléctrica.
Tampoco cree que la lucha contra el calentamiento global y la deforestación deban ser una prioridad, porque en su opinión Brasil ya hizo muchos esfuerzos en este sentido.
Salles fue el último Ministro escogido por Bolsonaro.

El Presidente confesó que fue difícil encontrar a alguien de su gusto, que no fuera un "ecologista chiíta" y que estuviera dispuesto a acabar con la "industria de las multas ambientales".
El mantra del nuevo Gobierno es que la protección al medio ambiente no puede ser un obstáculo para el progreso económico y que los indígenas deben integrarse en el "Brasil de verdad".
"Bolsonaro piensa que nos va a civilizar, quiere que seamos como el karaí (hombre blanco), pero es nunca a va a funcionar. Tendremos que luchar hasta el final", avisa Itahú.

 

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