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Si quiero, haré reggaetón o banda: Drake Bell

El cantante Drake Bell, foto (INSTAGRAM)
Drake Bell sonríe. Es un gesto ahogado, como queriendo soltar la carcajada pero sin atreverse. La mirada ya no es la misma, antes era ingenua
martes, 29 de enero de 2019
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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de Enero, (EL UNIVERSAL).- Drake Bell sonríe. Es un gesto ahogado, como queriendo soltar la carcajada pero sin atreverse.

La mirada ya no es la misma, antes era ingenua. Como personaje, hacía ojos de tarsero mientras veía los errores de su amigo Josh en un cine —ficticio— o cuando disfrutaba bebiendo una Mountain Fizz —refresco también ficticio—.

Hoy, a más de una década de haber acabado la serie que lo hizo famoso en Nickelodeon, Drake & Josh, pocos distinguen entre esa ficción y la realidad, entre el Drake-personaje y el Drake-ser humano.

Por eso el cantante no sabe si reír a carcajadas o contenerse mientras lee los comentarios de su nuevo video, “Fuego lento”.

Para empezar, son en español como su nueva canción, esta es la incursión del estadounidense en el segundo idioma más hablado en su país.

Además, están llenos de bromas locales y de reproches: no a muchas les gusta ver que Drake Bell cambió el sabor ingenuo de la Mountain Fizz por un sensual mango con chile que degusta en ropa diminuta la youtuber mexicana, CaELiKe.

“Fuego lento”, subido a Internet el 18 de enero pasado, muestra más de tres minutos de chicas en ropa interior comiendo chiles, tajín, paletas de hielo y salsa valentina.

Sudando, tocándose, lamiéndose. Aunque él presume últimamente su abdomen y torso atléticos en Instagram, ni aparece en este video (que no será el definitivo).

Sólo hay chicas.

“Pobre mujer, le dará gastritis después de comer eso”, lee Drake el comentario ya traducido; y ríe con más libertad.

“Dios mío, creo que después de ver este video comenzaré a dudar de mi heterosexualidad”, escribe otra. “¡Ja, ja!”

Entonces viene la carcajada franca: “Oye, tranquilo viejo”, le dicen.

Esta frase, que pertenece al doblaje de su serie en Latinoamérica, se ha convertido en un meme tan viral que la incorporó a su vida.

Es en español, la conoce y la entiende: sus fans, casi todas mujeres, le están pidiendo mesura. Creen que, un poco, les pertenece: demasiada sensualidad les suena abrupta.

¿Y esas chicas? ¿Quiénes son? ¿Qué se creen?

En unas horas, él mismo pondrá algunas frases similares en las historias de su Instagram: “¿Por qué Drake? ¿Por qué?”, “¿Qué pasa contigo Drake?”, “¡Niñez arruinada!”.

“Me encanta ser artista y hacer lo que deseo, lo que me inspira, y esto es lo que siento ahora.

Al no estar en una disquera, puedo ir a mi casa y decir: ‘si quiero, haré una canción de reggaetón o banda’”.

Por eso la mirada de Drake no es la misma.

Hay cierta experiencia y nula ingenuidad. Además, determinación: “Obviamente al reggaetón lo critican por las letras, sólo que me encanta cualquier cosa que te haga pasar un buen rato.

Hay que divertirse”.

Con todo y que reconoce su gusto por la reggaetonera Becky G, Drake sabe que la esencia de él no es tan latina. Lo comprobó todas las veces que se trabó pronunciando la palabra “enamorarnos”, cuando un amigo lo instó a hablar mejor, sílaba por sílaba, para escucharse “natural” en su nueva canción.

Por eso no quiso dar el salto enorme que representaría cantar ya género urbano latino: “Sigo conservando la esencia de lo que soy, sigo sonando a Drake Bell”.

El Drake de Gucci.

Son las 18:00 horas en un hotel de Polanco. Drake sale a un balcón iluminado con tonos sepia, el sol está a punto de ponerse y es buen momento para la foto.

Todo él es Gucci: su chamarra azul de figuras anaranjadas es idéntica a sus calcetas.

Tenis blancos. Pantalón con detalles juveniles: una flor bordada, un rayo prendido. El peinado es distinto al de su adolescencia, pero aún parece algo jovial en él.

Luce al borde de su apariencia a los 32 años: pronto podría cambiarlo.

Se ve ya como un hombre de edad media, algo que no discute. Al contrario, quiere crecer con sus seguidores: “Me encantan los fans, son increíbles y tan respetuosos.

No sé, son más como una familia, sabes, he llegado a aprenderme hasta sus nombres”.

Cree conocerlos bien y confía en que entenderán esta etapa.

Sabe de los riesgos y los asume: hacer un video mitad en español, con mangos y tajín, es fácil de comprender por su éxito en la región.

Lo difícil es mostrar modelos sensuales y en la época de lo políticamente correcto. ¿Y si alguien piensa que cosifica a la mujer?

“El video fue dirigido así: ‘Hola, chicas, diviértanse’.

Todas hicieron lo que querían. CaELiKe llevó a su amiga. Hay una diferencia entre mirar a las personas como objetos o verlas celebrando”, aclara.

Quizá es parte de la polémica de su yo actual (el video integra ya una campaña de la próxima edición de Playboy México).

“Es tiempo de abrazar al amor y la vida, y no juzgar a otros por lo que quieran hacer”, añade, como pidiendo esa comprensión para sí.

 

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