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El enojo: cómo afecta a la salud

La idea del enojo como causante de enfermedades ha sido tema de debate por muchos años
jueves, 31 de enero de 2019
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(Agencia Reforma) La idea del enojo como causante de enfermedades ha sido tema de debate por muchos años. Existe la creencia de que esta emoción provoca padecimientos crónicos y degenerativos, entre otros.

Y la conclusión es que más que causar una enfermedad, puede influir en los niveles de estrés y ansiedad que sí causan problemas.
"Es una respuesta emocional normal.

Dentro de las respuestas emocionales básicas existe el enojo, la ira, tristeza, alegría, el desagrado, el temor y la sorpresa; son normales adaptativas, sirven para la supervivencia, entre otras cosas", explica Ricardo Caraza Camacho, neuropsiquiatra con maestría en neurociencias cognitivas y neuropsicología del Instituto de Neurología y Neurocirugía del Hospital Zambrano Hellion.
"Existen dos tipos de respuestas con respecto al enojo tanto en animales como en humanos: la agresividad defensiva y la agresividad predatoria; en el humano es más frecuente que se presente la defensiva", señala el especialista.
La agresividad defensiva es el enojo que tiene carga emocional, aquel que se presenta en una discusión o en una situación de peligro donde se activan los sistemas de lucha o huída; hace una descarga de activación en todo el organismo.
Esto provoca que se acelere la frecuencia cardiaca y puede resultar en dolor de estómago; el cuerpo se prepara para pelear o salir corriendo.
La agresividad predatoria es más común en los animales cuando tienen qué comer o atacar una presa; en los seres humanos es más una agresividad fría, no lleva tanto componente de reacción física y lleva una planeación previa.
"Cuando la respuesta de enojo es demasiado intensa ante la situación que lo está provocando, o sea no va nivelada en cuanto a la causa, ahí es cuando empezamos a ver una cuestión patológica", añade.

¿El enojo te enferma?
De acuerdo con el neuropsiquiatra Ricardo Caraza Camacho, el enojarte mucho no significa que te vayas a enfermar, sino que puede que ya tengas algún tipo de padecimiento, por ejemplo, un trastorno de ansiedad y eso provoque una respuesta irritable.
"Ahora bien, cuando hay una respuesta de enojo defensiva intensa, hay una respuesta de adrenalina, puesto que tiene que ver mucho con estrés y con ansiedad, y eso nos puede llevar a estados de estrés crónicos que causen gastritis, colitis o algún otro síntoma físico", señala.
Una respuesta inmediata a un coraje, por ejemplo, puede ser estreñimiento, vómito, dolor de cabeza, dolor de estómago, diarrea, colitis o reflujo.
El médico internista Juan Manuel González explica que un infarto o alguna enfermedad cardiovascular no son necesariamente consecuencias del enojo.
"Hay que ver la susceptibilidad de las personas.

Por ejemplo, si tiene las arterias tapadas y se la vive haciendo corajes que llegan a un grado de histeria, es más probable que le dé un infarto a causa de esos enojos, pero a una persona sana, no", agrega.
"Lo mismo pasa con la diabetes.

Si un diabético o prediabético tiene un alza en sus niveles de azúcar a causa de un coraje es porque sus hormonas no funcionan de la manera adecuada y no regulan ese rush de adrenalina que surge al momento de enojarse.
"Pero una persona sana, a lo mejor le sube el azúcar a 180, pero no 200-350 como a un diabético, y sus hormonas regularían esos niveles en segundos".
Lo que pasa con la diabetes y las enfermedades metabólicas o crónicas es que están relacionadas con trastornos afectivos y emocionales.
Existe un alto porcentaje de personas con diabetes que sufren depresión o trastornos de ansiedad, que resultan en una inadecuada regulación de las emociones.
"En nuestro cerebro, en alguna de las regiones del área frontal, tenemos el freno de nuestra conducta, nos ayuda a regular nuestra respuesta ante una situación estresante, y así, que sea una respuesta adaptativa", explica Caraza.
"Hay veces que ese freno no funciona en forma adecuada por un circuito neurobiológico.

Entonces la respuesta del enojo no es adecuada. Esas enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes, aparte de que no hay esa adecuada regulación, hay una mayor respuesta de enojo, ansiedad, tristeza; eso es parte del problema".
Y en cuánto al cáncer, González señala que existen estudios que dicen que a mayor problema de ira reprimida, menor conteo de células citotóxicas o "natural killers" (células de las defensas).
En algunos tipos de cáncer se ha encontrado que cuando hay menos células de este tipo, progresa más rápido la enfermedad.
"Pero no significa que el enojo provoque cáncer.

También existe la idea de que a mayor coraje se elevan otras sustancias, como la familia de interleucinas inflamatorias, que interfieren con las defensas propias del cuerpo.
"En teoría, sí avanza la velocidad de progresión del cáncer y la dificultad para controlarlo, aunque hacen falta más estudios para comprobar esto", afirma.

¿Cómo lidiar con el enojo?
De acuerdo con la especialista en psicología clínica y de la salud, Verónica Vázquez Ruan, el enojo es una emoción subjetiva, por ende, cada persona debe de hacer un análisis para conocer la manera en que lo experimenta.
"Deben de tomar en cuenta cuáles son sus desencadenantes, qué es lo que hace que esa persona se enoje más.

El enojo tiene el objetivo de poner límites, es cuando percibo que algo es injusto para mí o que dañará mi integridad o bienestar.
"Conocer, también, la manera en la que se manifiesta en su cuerpo, qué pensamientos generan, qué conductas se manifiestan.

El enojo es el enojo, pero su intensidad va a variar en la forma en que la persona genere ese tipo de distorsión cognitiva".

Técnicas de desactivación
¿Cómo puede evitar una persona que su enojo avance a tal grado de perder la racionalidad?
Existen técnicas de desactivación fisiológica como la respiración y la relajación, dice, que permiten que una persona tenga más conciencia corporal.
"Las técnicas de mindfulness ayudan mucho porque trae lo del escaneo corporal que es una meditación que nos permite sentir las partes del cuerpo observando tanto las sensaciones agradables como desagradables.
"La respiración y la relajación sirven para la desactivación fisiológica; ayudan a que si tengo una activación fisiológica me sea más fácil relajar mi cuerpo", explica Vázquez Ruan.
Señala que esto es un entrenamiento en el que el paciente o la persona diariamente está realizando los ejercicios para generar más conciencia corporal.
Al enfrentarse a alguna situación que provoque enojo, este tipo de ejercicios y técnicas ayudan a que sea menos reactiva.
"Cuando me enojo, las primeras señales son a través del cuerpo; al sentir que estoy en una postura de alerta, puedo identificar y puedo ser consciente de la situación y en ese momento, incluso, hasta me puedo alejar de la situación si siento que no lo puedo controlar; que es lo más sano.
"Ahí la persona hace un 'tiempo fuera' y lo que sucede es que lo utiliza para desactivarse, trabajar la emoción desde el cuerpo, no tanto de la mente, ¿por qué? Porque en ese momento lo que pasa es que mis pensamientos se pueden volver muy rumiativos".
Mientras una persona tenga más entrenamiento corporal, asegura, más fácil será que relaje su cuerpo y libere el enojo para lograr observar sus pensamientos y pensar con claridad; incluso cuestionar lo que se percibe de la situación.
Además, recalca la importancia de desarrollar la empatía en personas que tienen dificultad de controlar el enojo.

 

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