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'Ser juez es aterrador'

Alejandro González Iñárritu, foto (Twitter)
Casi 20 años después de Amores Perros, Alejandro G. Iñárritu regresó a Cannes, ahora como presidente del jurado que otorgará la Palma de Oro de la 72 edición.
jueves, 16 de mayo de 2019
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REFORMA
Cannes, Francia (16-May-2019).

Casi 20 años después de Amores Perros, Alejandro G. Iñárritu regresó a Cannes, ahora como presidente del jurado que otorgará la Palma de Oro de la 72 edición.

"Es como cerrar un círculo de una relación con este festival entrañable", dijo el director mexicano en entrevista exclusiva.

El cineasta que en 2000 ganó el premio de la Semana de la Crítica con su ópera prima, la sección paralela de mayor arraigo del Festival de Cannes, vuelve a esta prestigiosa cita del cine mundial con un rol que asume, dijo, con mucha responsabilidad.

De esos primeros pasos en Cannes que lo lanzaron a la fama, evoca las primeras entrevistas cruzando a los periodistas en la calle y no en hoteles de lujo, como el mítico Carlton, en el que hoy se hospeda como todo presidente de jurado y en donde una suite del vigilado séptimo piso está reservada para sus charlas con un puñado de medios.

A González Iñárritu se le ilumina la mirada y le provoca una sonrisa pensar en ese año decisivo de su carrera, en recuerdos que, comenta previo a la entrevista, ha estado evocando mucho en estos últimos días con su esposa Maria Eladia.

Además, el director explica la manera en la que percibe su labor de jurado, evoca su fe en el cine mexicano y en su nueva generación de cineastas.

¿Qué te hizo aceptar la presidencia del jurado del festival de Cannes?
Es difícil ser juez habiendo estado siempre del otro lado, pero Cannes siempre ha sido importante para mí, como amante del cine y como cineasta, desde el inicio de mi carrera con Amores Perros.

Cuando recibí la invitación de Thierry Frémaux (Delegado General del Festival) me di cuenta que habían pasado casi 20 años desde la primera vez que vine.

Era como cerrar un círculo de una relación de festival entrañable.

Siempre es aterrador ser jurado o juez, pero pensé que era importante hacerlo porque es un símbolo de algo importante en mi carrera y aceptar la responsabilidad.

Y luego cuando me dijo que era el primer presidente latinoamericano sentí también otra gran responsabilidad y una imposibilidad de decir no, porque me pareció imposible que en 72 años de Festival nunca hubiera habido un latinoamericano, un mexicano, presidiendo este Festival, o sea que casi casi fue una oferta que no pude decir que no... y aquí estoy, a ver qué tal.

¿Pudiste escoger al jurado?
Thierry me pidió una lista de personas y envié 25 nombres de amigos cineastas que admiro, de filósofos, de artistas que no tienen que ver con el cine, pero me parecía interesante unir las voces, tener diversidad, incluir otros puntos de vista.

Muchos de ellos sí están en el jurado, algunos no podían, otros miembros son propuestas del Festival. Sí tienes posibilidad de sugerir, pero al final la decisión es del Festival.

No voy a decir cuáles estaban en mi lista, aunque sí son varios.

¿Qué margen de maniobra te deja el Festival en la decisión final?
El jurado tiene una independencia total.

Como presidente tienes el voto a favor si es que hay alguna especie de empate, por eso son nueve, ocho miembros y el presidente, que de alguna forma tiene el voto decisivo.

Pero evidentemente es democrático.

Decidir cuál película puede ser mejor a otra, cuando son de distintos géneros, de distintos países, de distintas culturas, es bien difícil.

Es un intento de ir hacia lo que sentimos como lo mejor. El único verdadero juez siempre será la historia, y el tiempo, que dará el veredicto.

En 25 años, lo que escojamos hoy puede fallecer, o cosas que no vimos pueden ser grandes obras maestras.

¿Cómo aprovecharás tu experiencia de competidor para aplicarlo como presidente de jurado?
Destruir es muy fácil.

Yo invito al jurado a no perder el tiempo en lo que no nos gusta o en destruir, sino buscar articular y defender, poner sobre la mesa lo que nos apasiona y lo que nos gusta.

Creo que hay cineastas increíbles que han pasado años o su vida entera en una obra que van a presentar aquí y entiendo la vulnerabilidad que tienen.

Ése es el ejercicio que me planteo hacer, así es como me gustaría que alguien viera las películas.

En los últimos años, las películas mexicanas en competencia en Cannes han escaseado.

¿En dónde están los nuevos Iñárritu, Del Toro, Cuarón?
Ha habido muy buenos años en cosecha de cine mexicano y latinoamericano, otros menos.

Es como el vino, hay buenos y malos años, es cíclico, pero creo que en los últimos 20 años hemos tenido realmente muy buenas cosechas.

 

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