No alcanza política contra violencia

Agencia/Reforma
Cd. de México

Desde su implementación en 2015, la política de violencia doméstica se pensó con el fin de crear un mecanismo integral que ayudara a prevenir casos de esta índole.

Y aunque la reglamentación sirvió para castigar a los peloteros que incurrían en actos de violencia doméstica, las dinámicas preventivas y diversas sanciones no se han reflejado en una disminución de los casos.

En 2016, cuatro suspensiones en cinco casos sentaron precedente para que en 2017 se presentara sólo una suspensión.

Sin embargo, 2018 demostró que los mecanismos de evaluación y castigo eran insuficientes para prevenir nuevas acusaciones.

El año pasado se dieron otros cinco casos de violencia doméstica que fueron analizados por Grandes Ligas, incluido el del mexicano Roberto Osuna, quien estuvo congelado la mayor parte de la temporada y tuvo la fortuna de recibir una segunda oportunidad con los Astros.

Ahora es otro mexicano, Julio Urías, el que saltó a la infame escena de los casos de violencia doméstica.

El futuro del sinaloense aún está en el aire, pendiente a la resolución del caso y una posible sanción de GL o de los Dodgers.

Urías se convirtió en el noveno jugador de las Mayores de origen latino que se enlista entre los acusados desde la implementación de la regla en 2015.