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Son sus amenazas gritos de auxilio

El suicidio es un acto de agresión, porque hay una autoagresión, pero también todo suicidio lastima a la gente que está alrededor".
jueves, 13 de febrero de 2020
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Agencia/Reforma

Tras atender a varios niños y adolescentes que han realizado alguna amenaza a sus escuelas, Guillermo Rocha, psicoterapeuta especialista en prevención de suicidios, calcula que sólo 1 de cada 10 tenía intención de hacer daño a los demás, el resto quería atentar contra su vida.

Todos vivían alguna situación de violencia, como bullying y/o maltrato.

Rocha dirige el Departamento de Atención a Urgencias Psicológicas de la Facultad de Psicología de la UANL que por su especialización en atención inmediata a intentos de suicidio ha recibido a muchos de los casos de alarma que se han presentado en las últimas semanas.

"Todos tienen un escenario donde la agresión ha sido parte de su vida y crecimiento", dijo el especialista, uno de los primeros psicólogos de Nuevo León en ser certificados con la técnica de prevención inmediata del suicidio QPR.

"La mayoría de estas acciones están relacionadas con el suicidio. El suicidio es un acto de agresión, porque hay una autoagresión, pero también todo suicidio lastima a la gente que está alrededor".

Aldo Fasci, Secretario de Seguridad Pública estatal, informó ayer que en promedio se reciben al día dos reportes de amenazas estudiantiles.

Las amenazas se incrementaron tras la tragedia en el Colegio Cervantes, en Torreón, donde un niño disparó un arma de fuego para matar a su maestra, lesionar a varios de sus compañeros y a un profesor, y quitarse la vida.

En el caso de ayer, un alumno de una secundaria nicolaíta que sufre de bullying escolar amenazó con desatar una balacera. El chico fue ubicado por las autoridades y se determinó que no tenía intención real de dañar a nadie.

Para Rocha, también director del Centro de Escucha y Acompañamiento Terapéutico, aunque estas réplicas del colegio lagunero son un patrón esperado, deben tomarse en serio, pues estos menores están encontrando un canal para expresar sus tristezas, enojos o sufrimientos, y pedir ayuda.

La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente indica que un niño con un historial de comportamiento violento está más en riesgo de concretar sus amenazas.

"Cuando un niño hace una amenaza seria no se debe de descartar como si estuviese hablando en vano. Los padres, maestros y otros adultos deben de hablar de inmediato con el niño", señala el sitio web de la Academia (AACAP, por sus siglas en inglés).

"Si se determina que el niño está en peligro y el niño se niega a hablar, contesta a la defensiva o continúa expresando pensamientos y planes peligrosos, hay que buscar una evaluación inmediata por un profesional de la salud mental con experiencia (en evaluación de menores)".

También hay que estar alertas a comentarios como: "Ya todo esto se va a acabar" o "no hay nada más que hacer", al igual que a expresiones fatalistas o cambios de ánimo disruptivos en los que se pasa de la tranquilidad a la tristeza o agresividad, o al revés.

"Generalmente cuando alguien toma una decisión para lastimar o lastimarse disminuye su angustia, y ésa es una señal de que algo va a pasar", destaca Rocha.

En la Unidad de Urgencias Psicológicas medio centenar de psicoterapeutas atienden actualmente a autores como receptores de amenazas. La necesidad de atención ha obligado a aumentar el número de profesionistas.

A LAS ESCUELAS

Cuando ocurre una amenaza de este tipo, los centros educativos deben hablar directamente del tema con los papás.

"En ocasiones, las escuelas hacen un comunicado, pero no dicen qué paso o cómo se atendió, dejan huecos de información y eso es lo que angustia más a los padres", dice Rocha.

Se pide también evitar exhibir a quien realiza la amenaza. Una vez un chico subió a sus redes un mensaje de intención de suicidio. Lo que desató fue un rumor de un posible tiroteo en su escuela.

En lugar de recibir ayuda, lo que el chico obtuvo fue una especie de linchamiento de compañeros y papás angustiados por la seguridad de sus hijos.

FACTORES DE RIESGO

La presencia de una o más de las siguientes situaciones aumenta el riesgo de un comportamiento peligroso en menores:

* Haber tratado de suicidarse o amenazar con quitarse la vida.

* Culpar a otros de sus propias acciones y/o presentar incapacidad para aceptar su responsabilidad.

* Ser víctima de humillación, vergüenza, pérdida o rechazo.

* Forzar o intimidar a los pares o a niños menores.

* Sufrir abuso o negligencia (física, sexual o emocional).

* Ser testigo de abuso o violencia en el hogar.

* Hacer referencia a muerte o depresión en conversaciones, expresiones escritas, lecturas o trabajos artísticos.

* Padecer algún trastorno como depresión, manía, psicosis o desorden bipolar.

* Usar alcohol o drogas ilícitas.

* Realizar actos de crueldad con animales.

* Tener poca o ninguna supervisión o respaldo de papás u otros adultos que se preocupan o cuidan de él.

Fuente: American Academy of Child And Adolescent Psychiatry

 

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