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Tartamudez, ¿hay solución?

"Yo no podía decir una frase sin que me atorara en alguna palabra", afirma tan tranquila y claramente Iván Morales.
miércoles, 26 de febrero de 2020
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Agencia/Reforma

"Yo no podía decir una frase sin que me atorara en alguna palabra", afirma tan tranquila y claramente Iván Morales que resulta difícil creer que durante décadas tartamudeó.

El diseñador gráfico acudió a un entrenamiento para adultos con tartamudez, llamado Proyecto Ernest, con el que, por primera vez, a sus 39 años, logró hablar con fluidez.

Desde niño tartamudeó. A los siete años tuvo su primer psicólogo y a lo largo de su vida acudió con otros seis. También pasó por tres psiquiatras.

Lo sometieron a tratamiento farmacológico y buscó soluciones en diferentes terapias alternativas. Todo sin resultados.

"Durante dos años estuve en tratamiento de medicina, pero a final de cuentas no funcionó totalmente. La medicina te relaja nada más y te hace hablar más lento, pero realmente no tratas el problema de raíz", sostiene.

Crecer con tartamudez y enfrentar burlas llevó a Iván a retraerse y volverse agresivo.

"Como no me podía expresar verbalmente, gritaba o me enojaba y aventaba cosas", recuerda.

Gracias al entrenamiento que tomó, ahora Iván habla con fluidez, modificó su carácter, incluso, colabora para enseñar a otras personas a mejorar la tartamudez.

"Te pueden decir que eres guapo, inteligente, pero cuando tocas a alguien y decide cambiar algo que le afectaba en su vida, es lo más", subraya.

Perla Ernest, fundadora de Proyecto Ernest, explica que la tartamudez es un trastorno del habla que implica procesos emocionales, físicos y neurológicos.

Se estima que en el mundo afecta al 1.5 por ciento de los adultos y al 5 por ciento de los niños.

Si no se atienden estos factores desde la infancia, asegura, hasta el 20 por ciento de los niños con tartamudez continúa con esta condición en su vida adulta.

Por ello, afirma, el entrenamiento que ofrece se basa en una metodología integral para atender los diversos factores involucrados en la tartamudez y permite mejorar entre 40 y 95 por ciento los problemas del habla.

Perla, quien también llegó a la adultez con tartamudez, estudió y reforzó varios métodos aplicados en distintos países para mejorar su comunicación.

Así creó el entrenamiento basado en técnicas de respiración, ejercicios de habla y atención emocional, grupos de apoyo y sesiones personalizadas.

Para alcanzar la fluidez siempre, explica, las personas con tartamudez aprenden a aplicar la metodología todos los días y con la práctica mejoran.

"Esto no es una pastilla mágica ni es una cura. Lo único que hacemos es reemplazar lo que uno viene aprendiendo con la tartamudez por lo que hoy en día puede hacerse.

La práctica es uno de los puntos medulares", subraya.

Hasta 2019, alrededor de 120 personas de 16 años en adelante habían sido entrenadas en Proyecto Ernest.

Afirma que con el entrenamiento no sólo mejora el habla de las personas, sino su vida profesional.

Es el caso de Laura Díaz, una joven de 31 años que, luego de transformar su tartamudez, logró una mejor posición laboral en su empleo y ahora dirige un grupo de 100 personas.

"A mí me ayudó muchísimo porque me dio más seguridad, más confianza en mí y ahora busco oportunidades que permitan mostrar mis cualidades", asegura.

Iñaki Intriago, de 19 años, temía entrar a la universidad porque seguía con tartamudez. Logró mejorar su autoestima y confianza en sí mismo después de tomar el entrenamiento.

"Me siento bastante tranquilo, relajado y muy confiado en lo que estoy haciendo", afirma el estudiante de ingeniería industrial.

 

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