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Parte al alba

Luis Eduardo Aute falleció a sus 76 años, cerca del mediodía en Madrid. Foto: archivo.
Un mundo multidisciplinario, el de la música, el cine, la pintura y la literatura, perdió ayer a uno de sus hijos más ilustres. Luis Eduardo Aute.
domingo, 5 de abril de 2020
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Agencia/Reforma
Cd. de México (05 abril 2020).- Un mundo multidisciplinario, el de la música, el cine, la pintura y la literatura, perdió ayer a uno de sus hijos más ilustres.

Luis Eduardo Aute.

Falleció cerca del mediodía en Madrid, con 76 años, en un hospital al cual había ingresado la víspera, según su familia, que no sabía si el fatal coronavirus lo habría contagiado.

Llevaba retirado de la vida pública desde 2016, cuando sufrió un grave infarto que le mantuvo en coma por 48 días.

Debido al crítico estado sanitario por el Covid-19, no trascendió cuándo ni cómo será su sepelio debido a las restricciones de las autoridades españolas para instalar capillas ardientes.

En México trascendió su deceso al alba, como uno de sus himnos. El 7 de diciembre de 2015, en el Auditorio Nacional, se presentó en el País sin sospechar que sería su última visita.

Era el tour Giraluna, para festejar medio siglo de inspiración artística, del cual nació el directo De la Luz y la Sombra. A la par, celebró su carrera con el poemario El Sexto Animal.

De obra inabarcable pero popularizado en Hispanoamérica a través de la canción de autor, dejó constancia en sus creaciones de sensibilidad transgresora y talento lírico-poético únicos.

Nació en Manila en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial. Filipinas era atacado por Japón. Ahí pasó la infancia. Su padre, emigrante español, llevó después a la familia a establecerse en Madrid.

Muy joven, Aute se casó en 1968 con Marichu Rosado, con quien tendría tres hijos.

Admiraba a Elvis Presley y Bob Dylan, también a Jacques Brel y Serge Gainsbourg. Tocaba la guitarra en varios grupos y a los 17 años debutó como cantautor en un programa de Televisión Española, Salto a la Fama.

Por entonces ya pintaba y hasta exponía; también hacía sus primeros filmes en una época convulsa, de Guerra Fría y rebeliones estudiantiles.

Veía la música como una faceta ocasional, los reflectores no le deslumbraban. Lo cierto es que temas suyos como "Al Alba" y "Rosas en el Mar", en voces de otras figuras, encajaron en la transición española a la democracia.

Aute decidió entonces grabar sus canciones y lanzarse a los escenarios, donde difundió un repertorio de más de 400 piezas, odas al amor, a la vida, a la belleza y a la libertad.

"Las canciones, como los poemas, son una manera de hablar conmigo mismo", declaró.
Ese sería, quizás, su terreno más fértil, pese al escepticismo inicial.

Se visualizaba como pintor y músico fugaz, pero la musa nunca le soltó la mano. Como letrista fue un observador cotidiano, maestro de la sátira social y explorador del universo femenino y erotismo.

Atestiguó el ocaso del régimen franquista, mas rechazó hacer canción protesta o caer en géneros y etiquetas. Su etapa más prolífica se dio en los 70 y 80.

En su afán creativo, vivía sin computadora ni celular. No tenía límites y le gustaba practicar la indisciplina artística.

"No es poeta quien escribe poemas, sino quien utiliza cualquier medio de expresión y es capaz de ir un poco más allá del espejo, de construir una mirada distinta".

Su pintura es principalmente figurativa, aunque llegó a rozar la abstracción, con una fuerte influencia del expresionismo alemán, el fauvismo y el surrealismo, y también cultivó la escultura.

Expuso frecuentemente en galerías de Europa y América.

De aspecto bohemio, y de trato afable y comprometido socialmente, Aute deja un legado considerado patrimonio de la canción de autor española, algo al alcance de figuras como Joan Manuel Serrat o Joaquín Sabina.

Sin embargo, las generaciones postreras no escapan a su influjo, desde Radio Futura hasta Leiva pasando por Rosendo, Alejandro Sanz, Ismael Serrano, Estopa y Vetusta Morla.

 

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