Después de sus expresiones y protestas de alumnos en la UANL, el maestro fue destituido de sus funciones en FIME. Foto: Especial

Monterrey, México (25 octubre 2020).- Cuando un profesor de la UANL fue exhibido en un video hace unos días, en el que aparece insultando a un estudiante con síndrome de Asperger, hubo quienes señalaron la violencia del docente, pero también muchos que opinaron que esas agresiones son parte de la vida.

Usuarios comentaron que los jóvenes "ya no aguantan nada", los calificaron como "una generación de cristal" al considerar que son frágiles y les advirtieron que si no pueden tolerar esas expresiones, no podrán soportar el maltrato que les espera en sus futuros empleos.

Este tipo de reacciones reflejan a una sociedad habituada a la violencia, indican especialistas, lo que ocasiona que para algunos se vuelva natural verla, vivirla y reproducirla.

"No pudiera generalizar, no puedo decir que toda la sociedad la ha interiorizado, pero sí considero que venimos de una historia con una cultura donde los pequeños malos tratos o grandes malos tratos se interiorizaron", expresa la psicóloga Michelle Salinas.

"Las reacciones o la proyección que se hace ante los hechos tiene que ver con los aprendizajes que cada una de las personas que respondieron tiene", añade la directora del Centro de Psicología y Psicopedagogía Psicree.

El 16 de octubre alumnos de la Facultad de Ingeniería Mecánica Eléctrica (FIME) difundieron en internet un video, grabado durante una clase en línea, que muestra a su profesor César Leal Chapa dirigiéndose a uno de los estudiantes con expresiones despectivas y malas palabras.

Frases como "¡Eh, cabrón!", "pinche burro", "cállate, wey" y "si le sigues, te voy a reprobar antes por tu falta de capacidad", son parte de los comentarios emitidos por el docente, luego de que el joven le mencionara que había utilizado la calculadora para hacer unas operaciones.

Cuando la violencia está presente en los diferentes ámbitos de la vida, indica la psicoterapeuta Martha Patricia Zavala, puede haber dificultades para percibirla.

"(Las agresiones) se viven en la casa, se viven en la escuela y se viven en el trabajo. Es lo único que se conoce y es lo se que repite", dice la especialista en clínica con niños y adolescentes.

"Es un gran error cuando la gente dice 'a mí me trataron así y no me afectó'. No es cierto, eso sí afecta, tanto afecta que no te das cuenta que tuviste una crianza violenta".

La Ley para Prevenir, Atender y Erradicar el Acoso y la Violencia Escolar en Nuevo León señala que la violencia escolar se puede manifestar a través de la expresión verbal o corporal, con insultos, menosprecio y burlas.

Tras ser exhibido, el docente se disculpó públicamente y el jueves pasado anunció que fue destituido de sus funciones.

DIFERENTES GENERACIONES

Que algunas personas hayan catalogado como normal la actitud del profesor hacia el estudiante, expresa la psicoterapeuta Zavala, está relacionado con una educación tradicional en la que los malos tratos son considerados como necesarios para lograr el aprendizaje.

"Venimos de una enseñanza en donde se nos decía, 'la letra, a la sangre entra', que se decía que el alumno sólo aprende si sufre, si le duele", apunta.

"La nueva generación de especialistas decimos que no, las personas aprenden con afecto".

Ahora los chicos buscan demostrar que existen otras maneras de vivir, que no es necesario sufrir.

"Esta generación fuerte, de hierro, está denunciando cosas que nosotros vimos como naturales y que no deben persistir en nuestra cultura", destaca la especialista.

Las diferentes perspectivas que se tienen sobre algún suceso también responden a una diferencia generacional, apunta la socióloga Cinthya Reyes.

Cada generación está marcada con algo, agrega. A los jóvenes de hoy los caracteriza haber sido educados con una visión diferente y el tener un mayor acceso a tecnología e información.

"Respondimos a momentos diferentes, fuimos educados en momentos diferentes, aprendimos de modos diferentes", apunta la directora nacional de Experiencia Docente de la Universidad TecMilenio.

Los límites son necesarios, aclara, pero pueden establecerse con respeto.