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El dilema: ¿solos o acompañados?

Es posible ser feliz en pareja y también estando solo.
martes, 24 de noviembre de 2020
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Agencia/Reforma

Para el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, los seres humanos somos una especie de puercoespín: cuando nos sentimos solos, nos acercamos a los demás; entonces sus espinas nos pinchan o pinchamos a alguien y volvemos a alejarnos, y lo repetimos durante toda la vida.

Basándose en la historia, la literatura y la filosofía, Leandro Karnal, filósofo e historiador brasileño, reflexiona en El dilema del puercoespín (Ariel) sobre el drama de la soledad.

"Siempre tendremos momentos de soledad, estemos solos o en pareja. Necesitamos aprender a enfrentar el gran fantasma de la soledad humana y transformar nuestra soledad en solitud", explica Karnal, quien ve la solitud como ese estado en el que somos capaces de disfrutar y crecer como personas.

¿Cómo es la soledad en el mundo moderno, con las tecnologías y redes sociales?

Las tecnologías parecen haber resuelto parcialmente el dilema del puercoespín. Ofrecen cierta compañía (calidez) sin pinchazos (presencia física y diferencias).

Pero la falsa alegría de las redes puede desequilibrar esta propuesta. Sería mejor si las redes fueran más auténticas y nos ayudaran a ser quienes somos y no a fotografiar quien nos gustaría ser.

La tecnología nos acerca a las personas que están lejos y nos aleja de las que están cerca...

El problema no está en las pantallas ni en la distancia. La tecnología es una herramienta y las herramientas son neutrales. Depende de la conciencia de quienes las usan.

Necesitamos tener una comunicación integral orgánica y auténtica. Puede ocurrir al mirar a otra persona en la pantalla o en vivo. Seguimos viendo una diferencia enorme entre una cosa y otra porque somos mayores, pero esta diferencia se está borrando en las generaciones más jóvenes.

¿Cuáles son los aspectos positivos de la soledad?

Cuando transformamos la soledad en solitud. Es decir: aprender a crecer también solo. Llegó la noche del sábado. ¿Qué será mejor: yo leyendo un buen libro, escuchando buena música o acompañar a un grupo numeroso con música alta a algunos lugares? Si aprendo a cambiar de compañía con aislamiento voluntario, podré vivir mejor el dilema del puercoespín.

Puedo deshumanizarme entre la multitud.

La soledad ha inspirado a líderes religiosos, artistas, científicos...

La soledad inspiró a Jesús, Mahoma, Abraham y Moisés en el desierto. El aislamiento puede aproximarnos a nuestros proyectos. Silenciar un poco las voces del mundo puede ser bueno.

Pensar, dejar de activar las notificaciones móviles y escuchar, quizás por primera vez, tu propia voz. Ser quién eres, conócete a ti mismo, como recomienda Sócrates: este es un camino positivo de soledad.

Todos deberíamos pasar tiempo del día aislados.

¿Más vale solo que mal acompañado?

Es posible ser feliz en pareja y también estando solo. No tenemos una naturaleza única. Hay muchas idiosincrasias humanas. Pero estando juntos o aislados se necesita autenticidad.

El aislamiento absoluto puede volverte loco. Una vida permanente para dos y no darte tiempo a ti mismo puede ser también el comienzo de una máscara que se mezcla con tu verdadero rostro.

 

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