Tras un año de confinamiento por la pandemia del Covid-19, es innegable que todas las personas, sin importar su edad, han sido víctimas del obligado encierro.

Quizá a unos les ha afectado más que a otros o de manera diferente, pero tanto niños, como adolescentes y adultos han experimentado los efectos emocionales y físicos de vivir dentro de cuatro paredes.

Ellos han sufrido lo que podría llamarse una especie de pandemia emocional.

REPERCUSIONES

Se han levantado algunas restricciones a niñas y niños, quienes durante todo un año tuvieron que vivir dentro de casa, con clases a distancia, sin poder salir a jugar con sus amigos ni convivir con otros pequeños.

Para ellos, el confinamiento ha sido muy difícil porque están en proceso de conocer el mundo, indica la psicoterapeuta Martha Patricia Zavala.

"Muchos papás están viendo que sus hijos tienen mucho miedo a muchas cosas, que no saben interactuar con los extraños y que todo lo nuevo les resulta tan desconocido", indica la también especialista en clínica con niños y adolescentes.

El encierro prolongado, añade, también repercute en su socialización, comprensión, manejo del cuerpo y expresión del afecto.

Para los adolescentes ha sido terrible, indica la psicoterapeuta. Hay problemas escolares, de insomnio y alimentación.

A su edad, explica, experimentan un proceso de construcción del cuerpo, por lo que para ellos es muy difícil identificar, comprender y regular sus emociones.

Estar en grupo, convivir con amigos y mover su cuerpo les ayuda en este proceso.

"Pero ahorita", apunta, "solos, sin sus amigos y frente a la pantalla, los adolescentes están batallando mucho para autorregularse".

UN FUERTE GOLPE

Aunque hoy se vive un ambiente de esperanza entre las personas de la tercera edad ante la llegada de las vacunas antiCovid, los meses del confinamiento fueron un golpe muy fuerte para esta población.

Por ser un grupo vulnerable, las restricciones fueron muy estrictas para ellos, lo que afectó en su bienestar físico, emocional y cognitivo, indica Gabriela Montemayor, directora de Silver Club, espacio que promueve una vida saludable para las personas de la tercera edad.

las personas de la tercera edad.

"Al principio, sobre todo, notamos mucha dificultad para adaptarse. Ya no convivir, el no tener grupos sociales sí afectó mucho en la parte emocional", dice la psicogeriatra.

Conforme fueron avanzando los meses, agrega, empezaron a notar afectaciones en la parte cognitiva y física, debido a la disminución de actividades que activaban su cuerpo y estimulaban su cerebro, como ir al supermercado o reunirse con sus amistades.

Se han incrementado los riesgos de caídas, las pérdidas de memoria e, incluso, se han notado casos de mutismo en algunos adultos mayores.

"La parte física, yo creo que va a ser un problema importante a partir de este año", considera, "cuando la mayoría estén vacunados y quieran empezar a salir y hacer sus vidas normales, vamos a notar problemas físicos importantes".

PODEROSA RESILIENCIA

A pesar de las afectaciones por el encierro prolongado en casa, hay quienes han logrado aprender de la situación, adaptarse a los cambios y salir adelante con bienestar.

La realidad es que el ser humano tiene la capacidad de sobreponerse a situaciones complicadas como la pandemia del Covid-19 y transformarlas en algo positivo.

Pero para lograrlo, es indispensable aprender a regular las emociones.

"A pesar de estar viviendo una situación adversa, nosotros podemos encontrar recursos para poder salir adelante, y eso es lo que se conoce como resiliencia: el hecho de poder crecer a partir de la adversidad y generar más fortaleza", señala Javier Gutiérrez Ornelas, director de Mindfulness Monterrey.

"El entorno sólo influye, pero no determina nuestros estados internos. Somos nosotros los que, si no tenemos las herramientas para poder gestionar adecuadamente las emociones, los pensamientos, caemos en el problema".

Cuando una persona no sabe regular adecuadamente sus emociones, explica, puede desarrollar trastornos mentales o perder la capacidad de tomar decisiones adecuadas e inteligentes, lo que pone en riesgo su integridad y la de los demás.

"Las emociones dictan nuestra conducta", subraya. "Si nosotros estamos viviendo una emoción del enojo, bajo esa emoción vamos a decir o hacer cosas que cuando la emoción pasa, ya no las vemos de la misma manera y esto aplica para cualquier emoción".

Por el contrario, cuando una persona desarrolla las estrategias para regular sus emociones, tiene la capacidad de comprender cómo se siente, de tener mayor visión ante la adversidad y por lo tanto, enfrentarla mejor.

¿Cómo regular las emociones? La clave está en crear hábitos de introspección diaria, de hacer un clavado hacia la mente propia, señala Michelle Salinas, directora del Centro de Psicología y Psicopedagogía Psicree.

Lo más importante, destaca la psicóloga, es no negar las emociones. Hay que aceptarlas, nombrarlas, sentirlas, expresarlas y soltarlas, cuando es necesario.

"Todos los días necesito ejercitar mi mente como para hacer una higiene mental: ¿qué estoy pensando, sintiendo, actuando?, ¿cómo me siento, dónde lo siento?", apunta.

"Se necesita hacer pausas diarias", añade, "sino nuestra mente va a estar muy agitada, nuestras emociones van a estar muy agitadas y nuestras respuestas van a ser disfuncionales".

Cuida tus emociones

Aprender a regular tus emociones es clave para mantener el bienestar durante esta difícil etapa. Especialistas recomiendan:

- Crear hábitos diarios de introspección

- Practicar ejercicios de relajación, respiración o atención plena

- Aceptar, nombrar y sentir las emociones

- Platicar con la familia sobre lo que sientes

- No juzgar a otros por sus emociones

- Buscar ayuda profesional