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Dan su lugar a la salud mental

Depresión, ansiedad, trastornos de la alimentación, el sueño consumo de alcohol y drogas, violencia familiar y suicidios, son problemáticas que se exacerbaron.
miércoles, 30 de junio de 2021
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Agencia/Reforma

Entre el dolor por las pérdidas humanas, las afectaciones por la crisis económica, el temor, la incertidumbre y demás catástrofes que ha dejado la pandemia del Covid-19, la sociedad ha construido algo positivo: una mayor consciencia en su bienestar emocional.

Hasta hace algunos meses, el cuidado de la salud mental solía ser un tema que se mantenía en silencio, acompañado de miedos, vergüenza y prejuicios.

Con la contingencia sanitaria, que ocasionó que más personas desarrollaran padecimientos emocionales y buscaran ayuda profesional, el cuidado de esta área de la salud se llevó a la discusión mundial de una forma nunca antes vista.

"Pasaron tantas cosas al mismo tiempo que detonaron que se volteara a ver a la salud mental como algo muy necesario y básico", indica Sandra Gudiño, profesora e investigadora en la Escuela de Humanidades y Educación en el Tec de Monterrey.

"Ahora, como nunca antes, se evidenció que la salud mental es un componente de la canasta básica de las familias que debiera estar al alcance de todos".

EFECTO PANDEMIA

La pandemia trajo consigo transformaciones inéditas para todas las personas: un aislamiento prolongado, el distanciamiento social, cambios en las rutinas laborales y escolares, temores por la enfermedad y pérdidas de ingresos económicos.

Todo eso afectó en la salud emocional de la población.

Depresión, ansiedad, problemas para dormir, trastornos de la alimentación, consumo de alcohol y drogas, violencia familiar y suicidios, son problemáticas que se exacerbaron.

"Enfrentarnos a esta situación ha puesto, de alguna manera, en jaque el repertorio de habilidades para la resolución de problemas que comúnmente utilizábamos", afirma Gonzalo Galván, director de la Escuela de Psicología de la UDEM.

"Ha habido un aumento en cuanto a la prevalencia de problemas asociados con la salud mental por todas estas condiciones y por todos estos factores de riesgo".

Un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) encontró que de enero a junio del 2020, 4 de cada 10 adultos estadounidenses presentaron síntomas de depresión o ansiedad.

La cifra en el mismo periodo de 2019 fue 1 de cada 10.

Al inicio de la pandemia se intentó continuar como si nada hubiera ocurrido, debido a una cultura que exige una producción permanente y sin descanso, señala la psicoterapeuta Martha Patricia Zavala.

"Luego las personas cayeron en crisis emocional porque se dieron cuenta que toda esa actividad no resolvía las emociones profundas que se estaban experimentando", dice la también especialista en clínica con niños y adolescentes.

En un tercer momento, añade, fue imposible negar las emociones que estaban viviendo.

PREJUICIO ROTO

La necesidad de sentirse bien fue más fuerte que los prejuicios y no hubo otra alternativa más que buscar soluciones.

Tanto personas que ya presentaban padecimientos emocionales desde antes de la pandemia, como quienes los desarrollaron en esta época, comenzaron a buscar atención psicológica.

La demanda fue tanta que rebasó las agendas de los terapeutas.

"Mucha gente empezó a hablar de ir con el psicólogo y empezó a hablar de sus emociones", recuerda la psicoterapeuta Zavala.

También observó que más padres de familia empezaron a priorizar el bienestar emocional de sus hijos sobre el rendimiento académico.

Y los sistemas escolares iniciaron a transformarse, dando preferencia a la atención emocional de los estudiantes.

"El prejuicio principal que se ha roto es que buscar a un psicólogo o un psiquiatra era para casos extremos, para personas enfermas que realmente ya estaban en el límite de la situación", opina Gudiño.

"Esto se desmitificó completamente porque la salud mental realmente es para todos".

LOS RETOS

"Yo considero que ya no hay marcha atrás", opina el psiquiatra Arturo Garza Vargas. "La huella que dejó (la pandemia) desde el punto de vista social, económico y en cada familia, quedó como consignado, impreso el valor de la salud mental".

Aunque se ha logrado un gran avance en este tema, aún hay mucho por hacer.

Esta contingencia sanitaria puso en evidencia la brecha que existe para el acceso a servicios de salud mental, derecho que debería estar al alcance de todos.

"Lo que tienen que garantizar los Estados es el acceso a servicios de salud mental", destaca el directivo Galván. "No sólo los servicios tienen que estar disponibles, sino que tienen que ser accesibles".

Además, es necesario actuar desde todos los frentes para no volver a descuidar el bienestar emocional.

"Tuvo que ser una crisis la que llegó para que se empezara a dar importancia a la salud emocional y creo que, si no aprovechamos este momento, vamos a volver a lo mismo", advierte la psicoterapeuta Zavala.

Para lograrlo, coinciden los especialistas, es fundamental que el tema esté presente en las agendas políticas, en las instituciones educativas, en las empresas y, sobre todo, en la conciencia de cada individuo.

"El psicólogo tendría que convertirse en algo tan cercano como el médico familiar de la esquina de casa, al que acudes cuando te duele la cabeza", subraya Gudiño.

 

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