Agencia/Reforma
El confinamiento por la pandemia trajo consigo secuelas en la salud mental y el síndrome de la cabaña es una de ellas.
Este término hace referencia al miedo o angustia que genera salir de casa, puesto que se percibe al exterior como un lugar peligroso.
En el contexto del Covid-19 ese miedo tiene su origen también en la posibilidad de contraer el virus.
Con el regreso a clases podrían existir niños, niñas y adolescentes que a más de un año de encierro desarrollen este temor de enfrentarse a la "nueva normalidad", explicó Sergio Covarrubias Castillo, médico psiquiatra del Hospital Civil "Fray Antonio Alcalde".
"Si mi hija o hijo tiene un año sin salir de casa, no lo voy a mandar a la escuela para que se quede fuera por ocho o seis horas, esto le puede generar una angustia muy fuerte", advirtió el especialista.
En términos clínicos este síndrome puede catalogarse como un trastorno adaptativo, es decir, un malestar generado a partir de la dificultad para adaptarse a una nueva situación de vida, lo que puede traer problemas de depresión y ansiedad.
Ante ello recomienda hacer una inmersión gradual con el exterior, en la que a través de paseos por la calle, mamás, papás y tutores expliquen a los infantes y adolescentes que estar fuera del hogar no es sinónimo de estar en peligro si se acatan las medidas sanitarias.
"Ese proceso paulatino y progresivo de irse separando de ese 'lugar seguro', puede ayudar a que sea menos doloroso o menos difícil adaptarse a lo que está fuera del límite de la casa", aseguró Covarrubias Castillo.
Algunos de los focos rojos que dan cuenta de este padecimiento son el mostrarse irritado, aburrido, inquieto o más distraído de lo habitual.
También puede haber cambios en la alimentación comer más o no comer tanto y en el ciclo del sueño padecer insomnio o dormir demasiado.
Ante cualquier síntoma, el médico psiquiatra invita a la población a acudir con un profesional de la salud, quien hará más llevadero este proceso.