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Enfrentan talibanes encrucijada por opio

El mercado del opio en Afganistán se recuperó en 2020 luego de una caída. Foto: Especial
- Los talibanes han afirmado que prohibirán los cultivos de opio en Afganistán, pero la frágil economía del país podría ser un impedimiento
viernes, 1 de octubre de 2021
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CD. DE MEXICO

/REFORMA

El opio, una de las principales fuentes de ingresos de los talibanes, ayudó al grupo insurgente a derrotar al Gobierno afgano y tomar el control del país el pasado 15 de agosto.

Pese a ello, los dirigentes del ahora llamado Emirato Islámico de Afganistán han afirmado que no van a convertir a la nación en un narcoestado y, en busca de legitimidad internacional, aseguraron que no producirán ningún narcótico.

El temor a una prohibición ya triplicó el precio del kilogramo de opio en los mercados del país, y especialistas no descartan que también se den impactos en el plano internacional.

El tráfico de droga de Afganistán, explicó Indira Sánchez Bernal, académica del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, tiene diversos destinos alrededor del mundo, principalmente Europa.

A decir de la investigadora, con Estados Unidos como el mayor consumidor de opiáceos y de opioides a nivel global, y con los cárteles de la droga mexicanos como sus principales proveedores, convendría estar atentos a cómo podrían moverse ahora las redes de distribución.

"Con los talibanes en el poder imagínate qué negociaciones pueden hacer con cárteles no solamente mexicanos, sino también con todo el tránsito que existe de drogas en Canadá y Estados Unidos", apuntó en entrevista con REFORMA.

Por su parte, Renato Sales Heredia, ex comisionado de Seguridad en el sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, dijo que solo en el caso de una prohibición a los cultivos del opio se podría ver un impacto en los cárteles mexicanos.

Los grupos narcotraficantes en el País, explicó, principalmente el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa, han dejado de exportar opiáceos a Estados Unidos para centrarse más en los opioides, que son mucho más poderosos y más agresivos que el efecto que causan los primeros, lo que hace que sean más solicitados, pero para su producción se utilizan precursores químicos que provienen principalmente de China.

"Yo no creo que ocurra un cambio fundamental a menos que se prohíba (la producción de cultivos de amapola en Afganistán como en el 2000).

Si los talibanes mantienen el tema como lo mantenían hasta ahora, porque ellos eran los que controlaban el asunto, no creo que haya ningún cambio sustancial", dijo Sales Heredia en entrevista.

Una economía difícil de abandonar

La gran mayoría de los cultivos de la planta opiácea de la amapola, de la que se obtiene la savia para la producción de opio y heroína, están en áreas históricamente controladas por los talibanes en provincias como Kandahar o Helmand.

"(La producción de opio por parte de los talibanes es) realmente la manera en como han fortalecido incluso la milicia, y es la manera en como han generado esos contactos con comunidades, un poco (...) lo que sucede en México: en comunidades en donde el tráfico de drogas es evidente hay comunidades que tienen lazos con estos comerciantes de drogas, y lo mismo pasa en Afganistán, es decir hay lazos clientelares entre los Talibán y la población", explicó Sánchez Bernal.

Para los afganos, la amapola se ha convertido en una fuente clave de ingresos. Orillados por la pobreza, y sin otras oportunidades de empleo, muchos se dedican al cultivo, trabajan en campos de adormidera o están involucrados en el tráfico de drogas.

Alrededor de 35 por ciento de todos los jefes de aldea informaron sobre pobladores que cultivaron adormidera en 2018, de acuerdo con un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).

Esa cifra era de 93 por ciento en la región sur-suroeste.

"Esa economía de guerra ha sostenido a las poblaciones del suroeste de Afganistán, que precisamente es en donde están los Talibán (antes de su avance a Kabul)", enfatizó la investigadora del Tecnológico de Monterrey.

Recordó que en el 2000, cuando los rebeldes controlaban Afganistán (1996-2001), la prohibición del cultivo de amapola en busca de simpatía internacional les restó apoyo al interior del país, pues generó una inestabilidad muy grande dentro de todas las provincias.

"Después, (los talibanes) se darían cuenta que incluso la economía de guerra en el cultivo del opio, sobre todo después de la invasión estadounidense (en octubre de 2001...), les redituaba", apuntó Sánchez Bernal.

Según el reporte de 2018 del Inspector General Especial de Estados Unidos para Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés), Washington gastó alrededor de 8 mil 600 millones de dólares entre 2002 y 2017 en un esfuerzo por combatir el tráfico de drogas en la nación afgana, una lucha que finalmente fracasó.

La estrategia incluyó apoyos financieros para cultivos alternativos, según SIGAR. Pero, los agricultores de las zonas controladas por los talibanes eran presionados para plantar amapola, de acuerdo con investigaciones.

De unas 74 mil hectáreas con cultivos de amapola en el 2000, el país alcanzó un récord de 328 mil hectáreas en 2017. Entonces, según cifras de la UNODC, las ganancias fueron de mil 400 millones de dólares o el 7 por ciento del PIB.

Tomando en cuenta el valor de las drogas para la exportación y el consumo local, junto con los precursores químicos importados, la agencia estimó que la economía ilícita global de opiáceos del país ese año ascendió a 6 mil 600 millones de dólares.

Más de un tercio de los jefes de las aldeas informaron que sus agricultores pagaban impuestos de aproximadamente 6 por ciento sobre las ventas de opio en 2019, principalmente a los talibanes.

 

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