
En la Oponión
Pbro. Miqueas Cantú Mtz
Ni sé cómo pueden dejar de rabiar todos los reyes, porque andan siempre mordidos por las orejas de envidiosos y aduladores qué rabian.
Este personaje iracundo lo han tomado en sus líneas diversos autores. El licenciado Cosme Gómez de Tejada en su libro León prodigioso, se refiere a él así:
Un rey viendo que la perdición del mundo venía por la locura y la ira, pronunció sentencia de muerte contra ellas y mandó que en una pública hoguera fuesen quemadas y sus cenizas dadas al viento.
La locura murió riendo y la ira bramando y fuera de sí.
Las cenizas se esparcieron por el aire y arrastradas por una tempestad desecha de todos los vientos, se extendieron a todo el mundo, aficionándolo todo y volviendo locos y coléricos a cuantos se las tragaban a respirar, uno de ellos fue el propio Rey el cual viendo al mundo perdido irremisiblemente por su causa, enloqueció con ira tan cruel que rabiaba de cólera y por eso se le llamó el rey que rabió.
El consejo bíblico dice:
Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados.
Efesios 4:26 NTV
La ira es el antojo no controlado que abre la puerta a profundidades de rencor, odio, resentimiento y peleas que nunca terminan, el rey que rabió nos comunica esa ola de un mar profundo llamada la ira.
La quisieron quemar pero incluso sus cenizas afectaban a aquellos que la respiraban.
La ira es así, es por eso que el llamado bíblico es a frenar el enojo. No es malo enojarse, lo que es tóxico es enojarse sin control, sin propósito y sin un objetivo puntual.
Cuando le damos nuestro corazón a Jesucristo, su poder es suficiente para ayudarnos a controlar el enojo y no caer en las garras de la ira.
Si ya está sufriendo las consecuencias de la ira en su familia o en su matrimonio o alguna área de trabajo, hay esperanza en Dios. confiando en El se puede tener control.
Mi deseo es que este inicio de semana sea libre de la ira y que Dios le ayude en todo.