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Estadounidenses rinden homenaje a víctimas del 11-S

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"Dios es nuestro amparo y fortaleza", señala el presidente estadounidense, Barack Obama, al encabezar la ceremonia del décimo aniversario de los ataques de Al Qaeda
domingo, 11 de septiembre de 2011
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NUEVA YORK.-

Los nombres de los muertos, algunos leídos por niños que no tienen edad para recordar a sus padres muertos, resonaron este domingo en el lugar donde se alzaban las Torres Gemelas, en un alucinante homenaje en el décimo aniversario de los ataques de Al Qaeda.

"Dios es nuestro amparo y fortaleza", dijo el presidente Barack Obama, al dar lectura a un pasaje de la Biblia.

Sollozando, los familiares de las víctimas ingresaron al monumento recién inaugurado y colocaron retratos y flores frente a los nombres grabados en la muralla de bronce.

Obama y su predecesor, George W. Bush, inclinaban la cabeza y tocaban las inscripciones.

Obama, que estaba protegido por un panel de vidrio a prueba de balas delante de unos robles blancos plantados en el monumento, leyó el pasaje de la Biblia después de un momento de silencio a las 8:46 horas (tiempo local), cuando la primera aeronave se estrelló contra la torre norte hace 10 años.

El presidente leyó el Salmo 46, que invoca la presencia de Dios como inspiración para soportar el dolor. "Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar".

La ceremonia de Nueva York constituyó el hecho central de las conmemoraciones realizadas en todo el país. Fue la ocasión para reflexionar sobre una década que cambió el estilo de vida de los estadounidenses, que incluyó dos guerras y la reorganización de las medidas de seguridad cotidianas en los aeropuertos y en las grandes urbes.

Ceremonia en el Pentágono

En otra ceremonia realizada en el Pentágono, el secretario de Defensa, Leon Panetta, observó un momento de silencio a las 9:37 horas (tiempo local), hora en que una aeronave se estrelló contra el centro militar de Estados Unidos.

Panetta rindió homenaje a los 6 mil 200 miembros de las fuerzas armadas estadounidenses que han muerto desde entonces en las guerras de Irak y Afganistán.

En Pensilvania reinó la nostalgia

En Shanksville, Pensilvania, un coro rindió homenaje en el Monumento Nacional al Vuelo 93 ante unas 5 mil personas que asistieron a una ceremonia conmemorativa durante la cual se dio lectura a los nombres de 40 pasajeros y tripulantes que murieron a bordo de un avión secuestrado hace una década.

En Nueva York, los familiares iniciaron la lectura de los nombres de 2 mil 983 víctimas, de las cuales, 2 mil 977 murieron en Nueva York, Washington y Pensilvania el 11 de septiembre del 2001 y de seis que cayeron en el atentado de 1993 contra el Centro de Comercio Mundial, al estallar en el sótano un camioneta cargada con explosivos.

"Siempre serás mi heroína", le dijo Patricia Smith, de 12 años de edad, a su madre fallecida en la aciaga fecha.

Nicholas Gorki recordó a su padre, "a quién nunca conocí porque estaba en el vientre de mi madre. Te quiero. Me diste la vida, y ojalá pudieras estar conmigo para disfrutarla juntos".

Peter Negron, de 21 años, cuyo padre trabajaba en el piso 88 de la torre norte, dijo que durante los diez años que siguieron al ataque, ha tratado de inculcarle a su hermano menor lecciones que había aprendido de su padre.

"Decidí convertirme en un científico forense", señaló Negron.

"Espero que mi padre se enorgullezca de los jóvenes que hemos logrado ser, mi hermano y yo. Te extraño tanto, papá"

Bush lee a Lincoln

Entretanto, Bush leyó un pasaje de una carta del presidente Abraham Lincoln a la madres de los soldados que cayeron en la Guerra de Secesión.

"Rezo por que nuestro padre calme la angustia de su pérdida", dijo Bush.

Obama y Bush estaban acompañados de sus esposas al dirigirse a uno de los dos espejos de agua construidos sobre los cimientos de las Torres Gemelas, del monumento del 11-S que fue abierto este domingo para los familiares de las víctimas.

El alcalde Michael Bloomberg inició la ceremonia.

Los estadounidenses se reunieron para orar en catedrales en las grandes ciudades y depositar rosas frente a las estaciones de bomberos de los pueblos pequeños, a fin de recordar de incontables modos el aniversario de los ataques terroristas más devastadores desde la fundación de la nación, y para conmemorar uno de esos hechos que configuran la historia.

Al igual que en conmemoraciones anteriores, las campanas volvían a tañer para lamentar la pérdida de los muertos en los ataques.

Pero gran parte del significado de las ceremonias este año radica más en lo que no se dice abiertamente: la ocasión del aniversario para que los estadounidenses mediten acerca de cómo los ataques los cambiaron a ellos y al mundo, y la continua lucha por comprender el lugar que ocupa el 11 de septiembre en la psiquis nacional.

"Mucho queda implícito", comentó Ken Foote, autor de "Shadowed Ground: America's Landscapes of Violence and Tragedy (Tierra ensombrecida: los paisajes estadounidenses de violencia y tragedia), al examinar el papel que la veneración de los sitios de muerte y desastre desempeña en la vida moderna.

" Estos aniversarios son particularmente cruciales para concebir qué historia narrar, qué significa todo esto. Obliga a la gente a desentrañar lo que nos ocurrió".

(EL UNIVERSAL)

 

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