Platicando con Martha Sáenz
Martha Sáenz
Con el paso de los años, con estudios más profundos y avanzados, se ha llegado a poner un nombre preciso a cada tipo de violencia, y se han tipificado sus consecuencias. Violencia o abuso físico, sexual, emocional y económico son los nombres que se aplican a lo que ahora sucede, y que por desgracia nos estamos acostumbrando a ver como un fenómeno natural dentro de nuestra sociedad.
Mamás fuera de control. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué no hablamos, intervenimos y lo callamos? ¿Saben que al hacerlo nos convertimos en cómplices pasivos? Somos cómplices de la destrucción de la salud, dignidad, integridad y autoestima de un menor. El problema se encuentra fuera de control; esto es porque no se ha podido dar una opción a la mujer, y sobre todo, un entrenamiento de qué hacer ante su frustración o ante las desventajas y problemática que día a día tiene que enfrentar.
Aquí se inicia el maltrato como una forma de desquite ante el dolor o frustración, que ella misma enfrenta y del cual no encuentra salida.
Lo más grave de todo es que no se atreve a hablar de ello o pedir ayuda.Cualquier excusa en las mujeres es justificada para agredir a un menor y estas excusas son:
· Que los niños son muy traviesos y necesitan correctivos.
· Que sólo con golpes aprenden.
· Que se les pega "Por su propio bien".
· Que ellos con su comportamiento los piden a gritos (los golpes).
La violencia que no se ve.
Esto es en cuanto a la violencia física, pero ¿Qué pasa con la violencia emocional? Aquí se encuentra la herramienta más poderosa de las madres que manipulan, culpan, devalúan, chantajean y agreden sin control a sus propios hijos sin que nadie opine o intervenga a favor o en defensa de ellos, incluso ni su propio padre.
Ante esto, los niños se sienten merecedores de correctivos ya que idealizan el rol de la madre y suponen que ella está en lo correcto, asumiendo toda la culpa, y cargándola por el resto de sus vidas. Se les amenaza con el abandono, se les obliga a callar, se les miente y si ellos lo cuestionan, se les reprime o castiga aún más fuerte.
¿Estaremos conscientes del tipo de menores que estamos formando?, ¿Estaremos visualizando y pensando en qué tipo de adultos se van a convertir?.
Definitivamente estoy segura que no.
Alarmarnos ante la sociedad que tenemos, acusar a los adolescentes y adultos que ejecutan hechos delictivos no nos convierte en mejores mujeres formadoras de hijos con valores y actitudes sanas hacia la sociedad.
Suena trillado decir que la violencia genera violencia, y por más que busquemos responsables de lo que nos sucede como sociedad, lo primero que debemos hacer es voltear a nuestra propia casa y ver qué es lo que está sucediendo dentro de ella.
Enfrentar problemas con la pareja como los económicos, frustraciones en cuanto a la realización personal, presiones sociales o familiares no son excusas que suavicen o justifiquen el daño hacia los menores, y mucho menos la destrucción física y emocional de los mismos.
Ser madres no nos adjudica un título especial, ni nos autoriza a ejercer el poder y la autoridad que como adultas tenemos sobre nuestros propios hijos o menores.
¿Porqué las mujeres no enfrentamos nuestras propias frustraciones?, ¿Por qué desquitarse con el más débil, en vez de tomar una acción correctiva hacia la problemática que se está viviendo? ,
¿Existirá alguna excusa lo suficientemente grande para justificar dicho comportamiento?
La solución está en las manos de cada mujer, se necesita utilizar todo ese coraje y rabia en un sentido de autoconciencia para sanar la problemática que se está viviendo.
Enfrentar y aceptar con humildad este grave problema, reconocer que se está viviendo una crisis y que se necesita ayuda, sería el primer paso para cambiar la destrucción de la familia, y sobre todo, de los pequeños inocentes víctimas de los impulsos violentos e incontrolables de las mujeres.
Si hay algo en este artículo que no te hace sentir bien o te incomoda como mujer o madre, y a ti como padre te hace pensar que algo está pasando en casa, probablemente necesites investigar ¿qué es? y buscar ayuda.
El valor de ejercer el rol de madre está en formar e intervenir para tener hijos sanos, no sólo en aparentar tenerlos.
Debe buscar ayuda si:
· Estás deprimida, enojada y angustiada la mayor parte del día.
· Te cuesta tolerar el comportamiento de tus hijos.
· Te molesta satisfacer las necesidades diarias de tus hijos.
· Has empezado a maltratarlos, gritarles o dañarlos.
· Piensas que fue un error tener a sus hijos.
· Has deseado abandonarlos, o que desaparezcan de tu vida.
Martha Saenz
http://www.marthasaenz.com/
Life Coach e Hipnoterapeuta