Platicando con Martha Sáenz
Martha Sáenz
Hace algunas décadas el rol de madre era considerado uno de los más importantes a desempeñar, ya que se aseguraba que bajo su protección los hijos podrían permanecer seguros y protegidos ante cualquier persona o situación que resultara amenazante para el bienestar físico, emocional o espiritual de dichos niños.
Al ir pasando el tiempo se fue corriendo la cortina que protegía a la madre en un pedestal de “Sacro-santa” y la cual alguien difícilmente se atrevía a cuestionar.
Fueron las investigaciones científicas las que poco a poco destruyeron el mito del instinto maternal, y aseguraron que mas que nacer con dicho instinto, este era algo que poco a poco se iría aprendiendo, no sin antes pasar por pruebas difíciles de adaptación entre la madre y el hijo.
Al mencionar antiguas películas como “La Llorona” (la cual trata de una madre que ahoga a sus hijos en el río, y su alma jamás descansa y llora en las noches sin descansar por ellos) se le consideraba película de horror, y totalmente ficticia.
Fue hasta la última década donde se avanzó mucho más en clasificar las enfermedades psiquiátricas como la depresión, esquizofrenia, psicosis y diferentes trastornos de la personalidad, que pudieron explicar que algo grave estaba sucediendo en mujeres que tenían hijos, incluso en aquellas que los habían deseado con mucho entusiasmo.
La falta de detección a tiempo de dichas enfermedades tenian desenlaces trágicos.
A través de los medios de comunicación se hizo factible enterarse de lo que pasaba en cualquier lugar del mundo, y lo que antes solo se enteraban en una comunidad pequeña, se convirtió del dominio público.
Así fueron cada vez más frecuentes las aterrorizantes noticias de madres que asesinaban a sus propios hijos. Las cosas habían cambiado, se aseguraba que las mujeres habían perdido ese instinto maternal de protección hacia sus propios hijos y las causas que coadyuvaban eran: pérdida de trabajo, economía incierta, abandono por su pareja, sufrir maltratos, hijos no deseados, la presión de la sociedad, etc.
Contemplar las noticias: una madre que se ahoga junto con sus hijos, madre que incendia la casa con los niños dentro, y más.
Como primera impresión obliga a juzgar como mala y desamorosa a una madre así. Pero al observar profundamente los casos se descubren datos interesantes con las cuales ellas podrían haber sido ayudadas:
- Las madres estaban sufriendo mucho para cuidar y sostener amorosamente a sus hijos.
-Otras jamás habían superado la depresión post-parto, y se les veía desesperadas y abatidas.
-Otras más hablaban de quitarse la vida junto con sus hijos para evitar el dolor.
-A otras, a pesar de verse completamente enfermas, se les consideraba egoístas y distantes.
Todas ellas de alguna u otra manera, habían dado señales de sufrir fuertes depresiones, pánico, angustia, miedo por el futuro, incapacidad de cuidarse solas, y muchos síntomas más.
Además se les había escuchado comentar; que la vida no tenía sentido, que no deseaban seguir viviendo, que no les gustaba el mundo actual para sus hijos, que no permitirían que los pequeños sufrieran lo que ellas pasaban.
Aún así, ante un gran número de avisos, algunos casi, gritos de dolor pidiendo ayuda, ellas no fueron tomadas en serio y fueron ignoradas.
Es difícil derrotar a una madre, pero si ella se derrumba y se deja caer ante las adversidades que está sufriendo, seguro soltará a sus hijos y ellos estarán el alto riesgo de sufrir al igual que ella.
Cualquiera de nosotros que vea en su entorno una madre que está sufriendo, y a punto de caer en un pozo emocional sin fondo, ponga atención, dele apoyo, escúchela atentamente, coopere y llévela con ayuda profesional, si no lo hace se volverá co-participe de un evento desafortunado y doloroso, donde solo se hablará de lo que sucedió, “Cuando una madre se derrumbó”.