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Bieber (Canadá, 1994), una de las estrellas más mediáticas del momento con 58 millones de seguidores en Twitter, cree que esta campaña es "una oportunidad fantástica" que da el pistoletazo de salida a un "emocionante nuevo año", en el plano personal y profesional, con el que pretende dejar atrás una etapa cuajada de escándalos.
Lo que estas declaraciones dejan entrever es que, quien fuera un inocente adolescente que colgaba sus canciones en Youtube, con flequillo ladeado, y concedía entrevistas acompañado por su madre, se ha hecho mayor, y qué mejor lugar para pregonarlo a los cuatro vientos que cientos de vallas publicitarias por todo el mundo.
A PECHO DESCUBIERTO
La sesión, firmada por el tándem de fotógrafos Mert Alas & Marcus Piggott, muestra al cantante acompañado por la modelo holandesa Lara Stone, ambos con actitud provocadora y poca ropa.
En ella, Bieber aparece con su torso desnudo, jalonado con varios tatuajes y acompañado por su característico tupe y su turbadora mirada.
Las imágenes, en blanco y negro, no han estado exentas de polémica. En las primeras horas, se convirtieron en un fenómeno viral -generó más de 280.000 tuits- aupado por los 58 millones de seguidores del artista -mayormente féminas-, que entre alabanzas y adulaciones, vertieron amenazas en Twitter contra la modelo holandesa por tocar al que consideran ídolo de su propiedad.
Por si no fuera suficiente, a los pocos días, las web Breathe Heavy filtró una serie de imágenes que, según sus fuentes, correspondían a la sesión de fotos de Bieber, antes de pasar por el filtro de Photoshop.
En ellas, el ídolo aparece con una sensible disminución del volumen de sus músculos y el resto de atributos, aunque su mirada, de gesto trágico y afligido, permanece impertérrita.
Aunque la autenticidad de estas nuevas fotos han sido cuestionadas y la web las ha retirado, su circulación ha avivado un movimiento con igual fuerza que el de sus hordas de admiradoras: la fuerte animadversión hacia un ídolo juvenil que, últimamente, ha llenado su currículum con escándalos de consumo de drogas y peleas.
Si Bieber trata de dar un paso a la madurez con esta campaña, la propia firma Calvin Klein se ha convertido en un "déjà vu" que se repite desde que en los noventa, Kate Moss y Mark Wahlberg, se abrazaran en un anuncio de la misma firma y con la misma poca ropa.
RITO INICIÁTICO
Aquella primera campaña (1992) simbolizó mucho para ambos. Ella abrió la puerta a la imagen "heroin-chic", estilo delgado y ojeroso que reinaría sobre la pasarela toda una década; y él dejó atrás su imagen de rapero conflictivo, alias Marky Mark, para emprender una carrera de actor respetable.
Hace poco, Moss confesó que la grabación de aquella campaña le generó una crisis nerviosa por tener que posar desnuda. "No sentía que fuera yo en absoluto, me sentí realmente mal.
(...) No me pude levantar de la cama en dos semanas, pensé que me iba a morir. Fui al médico y me recetó Valium", declaró a Vanity Fair.
Moss y Wahlberg, entonces en la veintena, no han sido los únicos en pasar por el rito iniciático de Calvin Klein y sus campañas de ropa interior y vaqueros.
Mucho antes, Brooke Shields apareció con tan solo 15 años y bajo la cámara de Richard Avedon como modelo de la firma, acompañada por el lema "You want to know what comes between me and my Calvins? Nothing".
Un juego de palabras y significados de connotación sexual que quiere decir "¿Quieres saber que hay entre yo y mis Calvin? Nada".
Este tipo de campañas publicitarias, que sirven como escalera hacía una imagen adulta, es una herramienta habitual de las estrellas de la factoría Disney.
Justin Timberlake hizo lo propio como imagen para Givenchy, después de abandonar N'Sync y su noviazgo con Britney Spears, en unas imágenes que le daban un aire James Bond.
Sin olvidar que uno de los múltiples intentos de Miley Cyrus para abandonar su imagen de Hannah Montana fue en 2004 como protagonista de la campaña de publicidad de la firma Marc Jacobs, aunque hay carreras que ni como modelo de una firma de lujo se pueden encarriar.
Paula Montiel
Efe Reportajes