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Tras el suicidio de su hermana, Faryde Lara entró en una gran agujero donde el dolor, la angustia, la incertidumbre, la culpa y la tristeza eran una constante de cada día.
En medio de aquella oscuridad a la que no veía salida, lo que más buscaba era la esperanza de que algún día encontraría la luz.
"Algo que yo deseaba y anhelaba con gran fervor era encontrarme con alguien que hubiera atravesado por lo mismo y que me explicara cómo le había hecho para salir adelante, porque yo pensaba que no lo íbamos a lograr", cuenta esta mujer.
Han pasado 11 años desde aquel acontecimiento que la derrumbó al punto de que, en algún momento, ella también pensó en quitarse la vida.
Pero después de un duro recorrido, decidió que ahora quería ser ella quien acompañara a otros en este caminar.
Así inició Sak Fundación, una organización que, entre sus servicios, da la mano a quienes pierden a un ser querido por suicidio, un duelo del que pocas veces se habla.
"Este es un duelo muy diferente a otro tipo de duelos. Es muy complejo y puede durar toda la vida", señala la experta en suicidología.
Hoy se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
Cada año, más de 700 mil personas se quitan la vida, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos. c
Y cada una de estas muertes impacta de alguna manera a unas 135 personas relacionadas de alguna manera con la persona fallecida, de acuerdo con la Asociación Internacional de Prevención del Suicidio.
Los sobrevivientes, como son nombrados, atraviesan un doloroso camino que podría llevarlos a desarrollar ideación suicida e incluso, tratar de quitarse la vida
"Cuando una persona comete suicidio esto tiene una resonancia muy importante", señala la psiquiatra Marytza Leal, integrante de la Comisión Estatal para la Prevención y Atención de las Conductas de Suicidalidad de Nuevo León.
"El sufrimiento pareciera ser que se duplica, se triplica, se cuadruplica, de tal suerte que nos invade a la sociedad".
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud estatal, en el 2022 se registraron 385 suicidios en Nuevo León, sin embargo, el INEGI apunta que fueron 423 casos en el estado, por lo que llegó a ocupar el quinto lugar por debajo de Estado de México, Jalisco, Chihuahua y Guanajuato.
En lo que va del 2023, Nuevo León ha tenido 167 suicidios, de los que la mayoría, 63 casos, eran chicos de secundaria: 53 varones y 10 niñas.
¿POR QUÉ?
Del día que su hermano se suicidó, Gabriela Ibarra recuerda poco, pero no olvida el momento en que vio su rostro en el ataúd y se prometió jamás juzgarlo.
"No te voy a preguntar por qué", pensó al verlo. "Tú supiste por qué lo hiciste y si eso te daba paz y tranquilidad, a mí también".
Hoy sabe que haber pensado de esa manera fue clave en su proceso de duelo, pues regularmente los sobrevivientes lo viven de manera muy diferente.
Una de las principales características del duelo por suicidio es un profundo cuestionamiento para intentar entender por qué esa persona se quitó la vida.
El problema es que nunca llega una respuesta final.
"Nos hacemos mil preguntas", dice Faryde Lara. "Si sabía que podía contar conmigo, ¿Por qué no tuvo esa facilidad para acercarse a mí y contarme lo que estaba viviendo?".
Dentro de este cuestionamiento sin fin, llega la culpa: "¿Por qué no me di cuenta? ¿En qué fallé yo? ¿Qué dejé de hacer? ¿Pude haberlo evitado?".
Por un lado, no comprenden qué es lo que pasó con su ser querido y por el otro, se culpan de su falta de acción o de no haber podido ayudar.
"Están convencidos de que pudieron haberlo salvado, de que, si hubieran escuchado con más atención, se hubieran dado cuenta", indica la psiquiatra Leal.
Antonio así lo vivió tras el suicidio de su amigo. Recuerda aquella última llamada cuando le dijo que no se sentía muy bien.
Una semana después se enteró de su muerte.
"Claro que llegó la culpa", expresa. "Yo decía: '¿Por qué no le hablaste? ¿Por qué no estuviste ahí? ¿Por qué no detectaste las señales?'".
ROMPER EL TABÚ
Algo que complica aún más el proceso es el tabú y la desinformación que todavía existe en torno a la salud mental.
Es común que los sobrevivientes se enfrenten a juicios de parte de familiares, amigos y sociedad en general, quienes incluso les culpan por lo sucedido.
"Un comentario que le hicieron a mi mamá es: 'Reza mucho por tu hijo porque él no va a entrar al cielo, se va a quedar en el limbo'", recuerda Gabriela.
"Imagínate, ya con un dolor tan grande y que alguien llegue y les diga eso. No puede ser que haya tan poca empatía, compasión y prudencia".
Debido a esto, muchos evitan hablar del tema e incluso llegan a mentir cuando les preguntan por la causa de muerte de su ser querido, lo que complica aún más el proceso, pues hablar del tema es de lo más esencial para sanar.
"Como que te tienes que ir a la esquina a sufrirlo o a sentirlo", dice Darío, cuyo padre se quitó la vida cuando él tenía 16 años.
"No puedo salir a decir: 'Mi papá se suicidó', porque se vuelve todavía más complicado. Es más fácil decir que tuvo un accidente automovilístico".
Llegó un día en que Antonio comprendió que la muerte de su amigo no fue culpa suya.
Y cuando hace un año, ahora él intentó quitarse la vida, entendió aún más la importancia de buscar ayuda especializada y hablar del tema para derribar estereotipos.
"Si el suicidio fuera algo consciente", cuenta el hombre, "creo que todos estaríamos vivos".
CONSTRUIR ESPERANZA
Dede Sak Fundación, Lara ha visto el impacto que un suicidio puede tener en una comunidad cuando no hay una intervención adecuada de parte de especialistas.
"Nos ha tocado intervenir en escuelas o universidades en donde ocurre un suicidio con uno de los alumnos y, tres o cuatro meses después, los maestros tienden a referirse a este grupo como un grupo suicida, en el sentido de que ya no es un suicidio, sino tres o cuatro más", comenta.
Se le llama Posvención a la medida propuesta por la Organización Mundial de la Salud para atender a los sobrevivientes por suicidio de un ser querido.
Su objetivo es ayudar a las personas a elaborar un duelo sano y a abordar factores de riesgo en su proceso.
"He aprendido que nunca voy a superar la falta de mi papá", dice Darío. "Con el paso del tiempo la entiendo de otra forma y tengo que aprender a funcionar sin él".
A lo largo de este camino, los sobrevivientes van descubriendo que, en medio de la oscuridad, es posible la esperanza.
Gran parte de los especialistas en suicidios y de quienes inician asociaciones dedicadas a la prevención son sobrevivientes que logran transformar su dolor.
"Hundirse en lo más oscuro de nosotros también sirve para aprender a crear nuestra propia luz", comparte Lara.
"Al final, hablar del suicidio, profundizar en algo que es tan doloroso, no es otra cosa sino: dentro de esta oscuridad, aprender a construir esperanza".
Hace falta empatía y sensibilidad de parte de la sociedad. No juzgar. Y es que, a veces, sólo basta escuchar.