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Macurichos es el mezcal oaxaqueño que celebró 60 años con la publicación de 'Largo Trecho', un libro que recuerda su pasión y persistencia en tiempos complejos.
Actualmente, el mezcal tiene presencia casi en cualquier barra, tal como delatan los más de 14 millones de litros que produjeron nueve estados en el 2022, de acuerdo con el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal, siendo Oaxaca el líder de la estadística, con más del 90 por ciento de la tajada.
Y aunque no se equiparan con los casi 360 millones de litros de tequila (según el Consejo Regulador del Tequila), sí que está experimentando un auge en los últimos diez años, señala el maestro mezcalero Gonzalo Martínez, tercera generación de Macurichos.
"Nosotros que nacimos y crecimos en este mundo de la bebida, hemos visto todas las caras de la moneda. Nacimos en los 80, cuando el mezcal era industria en la quiebra en Oaxaca.
Nuestros padres y abuelos sufrieron la crisis que duró 30 años, pero nosotros fuimos bendecidos por nacer en otra época en la que pudimos ver el resurgimiento del mezcal.
"Hace 16 años nos tocó vender litros de mezcal a diez pesos, a pesar de su altísima calidad. No tuvimos de otra más que venderlo a ese bajo precio para tener mínimo para comer.
Era esa opción o migrar a los Estados Unidos a probar suerte, como muchos hicieron, sin embargo nosotros nos quedamos a sufrir y vivir la cruda realidad", rememora el líder de la taberna familiar que ahora produce más de 10 mil litros de mezcal al año, y cuyas etiquetas rondan los mil 500 pesos en Guadalajara.
Fue hace 60 años y bajo un frondoso sabino, cuando los abuelos don Marcelino Martínez y doña Lorenza Hernández establecieron su propio destilador para producir mezcal en Santiago Matatlán, Oaxaca luego de producir esporádicamente con equipo rentado.
Hoy, la Fábrica de Mezcales El Sabino está en manos de siete de sus nietos, quienes incluso exportan mezcal artesanal a Estados Unidos y recuerdan los pasos de sus ancestros, mismos que inmortalizó Gonzalo en el libro que escribió y bautizó como "Largo Trecho".
"Hay anécdotas con las que te puedes reír, llorar y hasta suspirar. En el capítulo 'Los Hombres Poderosos del Mezcal' abordo la transformación de Matatlán, que es un pueblo muy pequeño pero llegó a tener hasta 600 destilerías en los años 70 y parte de los 80, antes de la crisis.
Después sobrevivimos menos de 10, que medio producimos porque ni se vendía el mezcal.
"Con el resurgimiento de la bebida hace 15 años, llegaron gigantes como Diageo, Bacardí, Cuervo, Campari, etc. que tienen su marcas de mezcal.
Muchos piensan que los poderosos son lo que mueven la economía, construyen mansiones y tienen carros lujosos; pero yo digo que los hombres poderosos del mezcal son hombres y mujeres sencillas que han labrado las tierras, y aprendieron a defender sus orígenes, guiados por el conocimiento que se comparten de la planta", agrega.
Cocción bajo tierra, molienda en canoa y mazo o con tahona tirada por un caballo, y fermentación en tinas de madera, son parte del proceso artesanal que la familia Martínez ha heredado de generación en generación.
Es la generación en turno la que desde hace diez años sumó un ingrediente ecologista a la receta, pues se preocupa por reforestar variedades de agave silvestres, como jabalí, coyote, tepeztate y tobalá, que aportan a la producción de entre 800 a mil litros mensuales, señala Pedro Martínez, también maestro tabernero.
"Nosotros seguimos utilizando la técnica de generaciones atrás, que es sembrar maíz, frijol y garbanzo entre los agaves. También reforestamos agaves porque hay variedades que solo se reproducen por semillas, entonces las tomamos, germinamos en invernadero y luego las regresamos a su hábitat natural una vez que desarrollaron raíz.
"En vida salvaje pueden prosperar dos o tres semillas de mil germinadas, dado las sequías y otras inclemencias del clima. Nosotros cada año cultivamos alrededor de 15 mil plantas, entre las diversas especies", detalla Pedro.
Mujeres del mezcal
Aunque pareciera que las mujeres no tienen participación en la industria del mezcal, sí que es están involucradas, a decir de Gonzalo Martínez.
"El mezcal es una bebida regional que el mundo conoció. Se hace en pueblos y en familia, porque en una familia mezcalera todos intervienen. Mi mamá fue maestra mezcalera, prendía el fuego, estaba al pendiente del punto del horno, probaba la fermentación y la destilación", recuerda.
"Tenemos una tía que le entró a moler agave, fermentar y destilar cuando enviudó; y ahora mis hermanas están en la recolección de los frutos y el cacao que necesitamos para el mezcal que destilamos con esos sabores, ellas también están en la cocina de humo y atienden a las visitas que van al Sabino", concluye.
¿Quién debe leer 'Largo Trecho'?
Anécdotas de la familia Martínez, tradiciones y festividades bañadas en mezcal, gastronomía y otras historias narra Gonzalo Martínez en 379 páginas que escribió, las cuales recomienda al consumidor de destilados de agave, para crear conciencia de todo el esfuerzo detrás del disfrute de sus notas terrosas, cítricas, herbales y más.
"Muchos libros son muy técnicos y abordan las variedades, genéticas, tipos de alcoholes, cortes en la destilación, etc. pero aquí el mezcal se aborda desde la perspectiva de una familia guardiana, que ha defendido la tradición y cultura mezcalera.
Es entender todo el sacrificio o lo que ha tenido que pasar", señala.
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