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Existen en el mercado productos "naturales" que prometen desde disminuir la fatiga y recuperar tejidos dañados hasta calmar el asma y frenar cualquier tipo de cáncer.
Sólo el llamado ajo negro, en diferentes presentaciones, se publicita como fortalecedor del sistema inmune y para reducir el colesterol, prevenir males cardiacos, estimular el proceso digestivo, controlar la diabetes, combatir la "debilidad pulmonar" y desaparecer la tos crónica... ¡todo en uno!
Otros, como el aceite de guayacol, combinado con eucalipto, mentol y hierbabuena, promete refrescar la garganta... ¡y al mismo tiempo neutralizar virus y bacterias!
Son los llamados "productos milagro" y los puedes encontrar en un mercado, yerbería o centro comercial o hasta te los pueden ofrecer afuera de un hospital o clínica.
Además, las empresas que los ofrecen son precavidas al colocarles leyendas en la etiqueta: "Suplemento alimenticio", "El consumo de este producto es responsabilidad de quien lo recomienda y lo usa" o "Este producto no es un medicamento".
Te los recomienda una "señora que cura" o escuchas de ellos en la radio, la televisión, en redes sociales o en un podcast, o quizá leíste algún catálogo impreso que promueve los "100 más vendidos" y que tomaste al salir del centro comercial.
Incluso, este tipo de productos suelen recomendarse de boca en boca: "Al compadre de un primo le desintoxicó el hígado un jarabe con corteza de borotutu, zacate limón y cúrcuma".
NEGOCIO PRÓSPERO
El negocio de los "productos milagros" no es pequeño.
En el 2016, el mercado mundial de suplementos ascendía a 135 mil millones de dólares. Ahora se ha disparado a los 250 mil millones de dólares.
Para el 2028 se prevé que esa cifra alcance los 310 mil millones de dólares.
"Es una pena que la gente gaste su dinero y energía en esos productos, y más aún porque la clave para una vida más larga y saludable no es ningún misterio", señala un artículo reciente de The New York Times.
"La investigación ha demostrado que la salud y la longevidad se basan en cinco comportamientos fundamentales del estilo de vida: ejercitarse con regularidad, seguir una dieta nutritiva, evitar el tabaco, limitar el consumo de alcohol y cultivar relaciones significativas".
SIN INVESTIGACIÓN
El hematólogo pediatra Óscar González Llano define lo que es un medicamento o tratamiento "milagro".
"Son todos los productos que se engloban en la llamada 'medicina alternativa' o 'complementaria'", señala. "La alternativa se usa como remplazo del tratamiento médico convencional, científico, y la complementaria se emplea de forma paralela.
"Algunos de esos tratamientos manejan ingredientes de origen biológico, vegetal. Incluiría las terapias de masajes, la reflexología, y la curación a través de las manos, por ejemplo".
La gran diferencia entre las medicinas alternativa o complementaria con la medicina convencional es que las dos primeras no han sido probadas a través del método científico.
Para que ingrese al mercado un medicamento convencional, su sustancia activa debe ser objeto de una larga y costosa investigación.
El estudio, dividido en varias fases, puede durar años, con pruebas en animales, primero, y luego en amplios grupos de pacientes con características similares, indica González Llano.
Como los "productos milagro" carecen de estudio científico, se desconocen su posible efectividad, dosis y efectos secundarios, y peor aún, no se sabe -ahora sí a ciencia cierta- si interfieren en la absorción del medicamento o si son más dañinos que benéficos para el paciente.
"Si un padre me pregunta si el medicamento científico que se toma todos los días su niño con leucemia se absorberá igual si se lo toma con agua de tlacote, cartílago de aleta de tiburón, cáscara de nogal o equis producto, yo le diría: 'no lo sé'.
Nadie lo podría asegurar", señala el hematólogo pediatra.
"Si yo sé que no va a servir porque nadie ha probado científicamente que eso sirva y, además, el niño corre el riesgo de que tomándoselo interfiera en su tratamiento que está probado científicamente que es efectivo, no lo recomendaría".
El especialista afirma que existen casos reportados de consumidores de "productos milagro" que sufrieron una intoxicación severa, que pudo haber dañado hígado o riñones e incluso ser mortal.
Todo por tomar una dosis inadecuada de una hierba o planta, a destajo o en pastillas.
Es cierto, existen los fitofármacos, medicamentos cuya sustancia activa contiene el extracto depurado de una determinada planta.
"Por ejemplo, vincristina, que se utiliza en combinación con otros medicamentos para tratar ciertos tipos de cáncer. Se obtiene de una planta que se llama vinca", dice González Llano.
Para probar que cierto alcaloide de esa planta era útil para combatir células cancerosas pasaron décadas: se realizaron pruebas de laboratorio, se depuró la sustancia químicamente, se realizaron pruebas en animales, luego en pacientes humanos adultos y se pulieron dosis.
"Como todo medicamento o tratamiento científico, la vincristina pasó por un proceso muy largo, donde participaron equipos médicos y de investigadores, un proceso que también costó mucho dinero".
BUSCANDO RESPUESTAS
El número de personas que usan productos sin rigor científico se han incrementado con el tiempo.
"Si los doctores no llenamos las expectativas del paciente, no sólo que te resuelvan tus problemas, sino que te expliquen, que te dediquen un buen tiempo para informarte, decirte qué te van a hacer, qué te va a pasar, pues la gente puede buscar respuestas en otras personas", explica el médico.
"Los pacientes insatisfechos pueden buscar alguien que les dé respuestas, que les brinde tiempo. No son productos sólo para gente inculta.
Hay gente de nivel cultural medio o alto que los utiliza. ¿Es esto de países pobres? Tampoco. En países ricos también es un negocio".
Habrá médicos que cuando sus pacientes les preguntan si pueden usar algún "producto milagro" a la par del tratamiento médico les dirán: "si quieres, tómalo, no te va a hacer daño".
"Ese 'no te va a hacer daño' no es seguro. No se sabe, cuando menos, si el producto interferirá con la absorción del medicamento. La posición médica correcta es decirle: 'no se lo tome, porque ese producto podría ser riesgoso'", recomienda el especialista.
¿Entonces por qué se permite la venta y promoción de los "productos milagro"?
"La legislación es un desastre. Hay países donde está tan bien legislado que si tú te metes a este tipo de negocios vas a la cárcel.
Existen otros países donde las leyes son más laxas y lo permiten. Hay lugares donde estos negocios los debe manejar un especialista médico y hay otros donde cualquier persona puede hacerlo.
"En México no está legislado, hay muchas lagunas. ¿Cómo te explicas que existe una estación de radio y programas de televisión que promueven cremitas de hormonas, pastillas para la actividad sexual, píldoras para el ímpetu, la energía, contra la diabetes y el cáncer?".
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), señala, funciona, pero para exigirle a las empresas farmacéuticas que quieren operar correctamente.
"Se necesita que ocurra una catástrofe, que se den denuncias".
Pero como declaran en sus etiquetas este tipo de "suplementos alimenticios": El consumo de este producto es responsabilidad de quien lo recomienda y lo usa...